jueves, 3 de enero de 2013

Colaboraciones, 3-1-2013



Hay algo que nos confunde y nos pierde: nosotros estamos vivos y eso es un hecho. Y todo ser viviente tiene que vivir. Y para vivir, ¿hay alguna necesidad de saber algo más qué cómo tengo que vivir para no maltratar y destruir el cuerpo, el vehículo, para estar saludable y emprender la mayor aventura, el mayor reto que es: ¿Tú cómo te liberas del dolor? Mientras no nos liberemos ni comprendamos ese dolor, que nos altera de manera que no podemos convivir adecuadamente -en paz, siendo compasivo-, ¿qué sentido tiene todo lo demás?

Porque si mi vida es un dolor, es sufrimiento, todo lo que haga será confuso, desordenado, mi relación con la vida y con todos los que me relacione será una contienda, una lucha, una desdicha, que va a ser un tormento, como lo es en la actualidad. Así que mientras viva dividido y en conflicto, con una mala relación con los demás, mis respuestas a los retos van a seguir en esa misma dirección de confusión, como lo demuestra la mala gestión que estamos haciendo de la naturaleza y de todo lo necesario para poder sobrevivir –dinero, recursos, bienes, etc.-.



Sentirse responsable es de las cosas más agotadoras que hay. Pero, no podemos dejar de serlo de alguna manera. El problema está en el 'yo', que cree que él puede solucionarlo todo, que él es el director y todo depende de él.

Y todo eso, nos lleva a la ansiedad, a la fricción, al desespero del querer y no poder. Así que uno no es nada, verlo como vemos el fuego que quema. Para así, ser libres y capaces de sentir el afecto por todo lo que hacemos, por las personas. Y todo esto no llevará al orden, que es la ausencia de responsabilidad, para que lo otro pueda florecer.



La mejor respuesta -la definitiva- es decir: 'Que dios está en todo'. Porque eso, si se viviera, se hiciera un hecho, viviríamos en amor, no nos dividiríamos de los demás en disputas intelectuales, para querer dominar e imponer lo que nosotros creemos que es lo verdadero –mi dios es el mejor, creer en él es lo correcto, dudar o no creer en él es lo incorrecto-. Ya que si hay división, el amor, que es la esencia de dios, no puede ser una realidad.



La relación está en todo: con las piedras, las nubes, las estrellas, la luna, los animales, las personas, los ríos, los mares, etc., porque si sabemos ver ellos nos dicen cosas. Pero, de la misma manera que la relación con un niño existe, no es una relación para poder responder a la vida como lo hacemos las personas adultas, porque la relación es muy superficial, animal, egoísta. Y de esa misma manera pasa con los animales, que siempre van a lo suyo ni indagan, ni inquieren, ellos son directos: si quieren comer, comen lo que hay, ya sea matando o no. Y de ahí no pueden salir, porque no tienen la capacidad de discernir ni el libre albedrío. ¿Puede un león hacerse vegetariano? ¿O un rinoceronte, un búfalo, un toro, dejar de ser vegetarianos?

Y esa relación que tenemos con los animales, está mediatizada por el miedo que nos tienen, porque ellos saben, y consienten ya que no pueden hacer otra cosa, que nosotros somos superiores y podemos con ellos.



Es curioso que todo el poder, la técnica y la logística del grupo National Geografic u otra organización anglosajona, rusa, japonesa o china -que se dedican a realizar documentales sobre la naturaleza y los animales- no haya hablado de ese supuesto ser gigante -el Pie Grande de Ecuador-.



Esa pretendida diferencia en relación con que las personas espirituales son más propensas a trastornos mentales, etc. Primero, eso está mediatizado y condicionado, por los autores de la investigación. Y segundo, en las dictaduras donde no hay libertad, hay un orden aparente que en las democracias y en la libertad parece que no lo tienen.

Esas matanzas de personas, ya sea en América o Europa, es fruto de la libertad. Pues en una dictadura, esas personas antes de actuar de esa manera, son controladas, encerradas en centros de reeducación o en prisiones. Y si actúan, seguramente son eliminadas quitándoles la vida.



Sólo dentro de uno es como se puede ser libre. Por tanto, el libre albedrío se puede realizar desde esa libertad interna. Fruto de comprender cómo funciona nuestro pensamiento y la vida. Cualquier persona que diga que es libre, realmente no lo es porque está supeditada a su cuerpo y sus limitaciones. Y también está encerrada en este bonito y maravilloso planeta, como si lo estuviera en un gallinero sin poder salir de él. Por tanto, cuando comprendemos lo que es, la realidad, sin huir ni querer cambiarla, es cuando llega la comprensión de esa realidad, lo que nos hace libres.



Pues, la libertad es tan extraordinaria que en medio de la basura uno puede ser libre. Sucedió en India, que los rajas y su estilo de vida eran inviables, por lo que transformaron sus palacios en hoteles para turistas, etc.  Y decidieron deshacerse del harén. Les dijeron a las concubinas que eran libres, que se marcharan, pero había algunas que no querían irse de allí, porque no sabían vivir fuera del harén. Ya que nunca habían salido de allí ni conocían a nadie más que a su amo –a los amigos e invitados de éste a las que cedía momentáneamente por una o varias noches- y al eunuco, que las atendía en sus necesidades domésticas.



¡Qué bonita es la justicia -equilibrar, tratar de igualar y satisfacer las necesidades- cuándo puede ser!



La atracción es la reacción de algo que nos impacta sensitivamente, fruto del condicionamiento cultural, etc. Si uno no está atento a todo lo que sucede, la atracción pasa a ser dependencia. Y en la dependencia, es donde se originan todas las miserias, el dolor y el sufrimiento.



Evidentemente, cualquier acontecimiento adverso, pérdida, cualquier situación difícil son malestares psicológicos. Agravado y engrandecido por el peligro físico inmediato. Y todo esto sucede porque no somos libres del pasado, del ayer. Y así no podemos estar, ser eso que nos ha llegado. Y al dividirnos de eso, es cuando nos molesta, generando fricción, pena y desasosiego.

Peo en el momento que dejamos de identificarnos en los sentimientos, el romanticismo, en todo lo pasado, llega el confort mental al sentirnos libres.



Esa situación por lo que pasaron los rajas para tener que dejar su vida de suntuosidad, fu motivada por el implacable paso del tiempo que todo lo altera -aunque sólo sea en la superficie-, las presiones del gobierno inglés, un tiempo antes de ser India independiente. Y como pasa ahora, y siempre ha pasado, las ansias de justicia, de igualdad, de respeto, etc., de los que estaban en la base de toda la sociedad que hacía posible, en su medida, ese sistema de privilegios, de riqueza y suntuosidad que tenían los rajas. Que eran una especie de condes, duques o marqueses, propietarios de grandes extensiones de terrenos que abarcaban aldeas y pueblos.

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