miércoles, 2 de enero de 2013

Colaboraciones, 2-1-2013



Un travestí y una mujer no son lo mismo. El pensamiento es capaz de inventar lo que le conviene, puede oír y ver cosas que no son ciertas. Así que el pensamiento, salvo en lo práctico y material, como saber conducir, manejar el ordenador, hacer una suma sencilla, no tiene ninguna credibilidad.

En cuanto a la diferencia, una cosa es lo material, que hasta cierto nivel hay diferencias, y otra lo espiritual y psicológico. Y en ambos casos puede que todo no sea tan evidente como creemos. Pues la tierra vista desde la luna parece una gran piedra. Y si usas un potente microscopio, donde no se veía nada, se puede ver toda clase de organismos vivos.



Un cuadro y un pintor es lo mismo y no  lo es, la causa y el efecto también es lo mismo y no lo es. Si te empeñas en ver diferencias, las verás. Si eres afortunado y puedes ver que todo forma una unidad indivisible, sabrás lo que eso es. Todo depende de dónde tú quieras ir a parar. 

Si me permites que te pregunte, ¿tú que pretendes con esas preguntas,  divertirte, retar, descubrir la verdad profunda y última?



Un momento, Javier, si usas las palabras, más allá de su descripción convencional, nos van a traicionar pues no pueden llegar más allá de ellas. Hay palabras que son inaprensibles totalmente -dios, el creador, el infinito, la eternidad, causa y efecto-.  La causa genera un efecto, ¿verdad?, que a su vez genera otra causa, y así en un relación si fin.



Si podemos ver que todo es una unidad indivisible, no es lo mismo como si no lo vemos. Si comprendemos que todo está unido, los problemas se deshacen como castillos hechos en la arena de la playa, ¿no? Pero, si desafortunadamente, no vemos esa unidad indivisible, todo es buscar las consecuencias, los culpables, buscar en el pasado, en el futuro. Y entramos en el mundo de la ilusión, dándole toda la importancia al pensamiento. Cuando el único culpable de nuestra ignorancia es el pensamiento.

Por eso, es al pensamiento al que hay que atenerse: ver cómo funciona, cuáles son sus maneras de operar, sus inventos como el 'yo' y el 'tú', el ‘nosotros’ y el ‘’ellos’, etc.



Es precioso el escrito. Gracias, Patricias. Ahora bien, si nos quedamos con eso que dice el escrito es cuando nos atascamos y entonces ya estamos acabados. Por eso, uno siempre tiene que estar observando, viviendo, descartando, para volver al vacío donde lo nuevo es de la única manera que puede llegar. Los idólatras, los que están enganchados a una persona, una idea o teoría, a una acostumbre, están como muertos, pues no se pueden mover. Viven en lo viejo y repetitivo. Cuando como ya hemos visto, para que llegue lo nuevo hay que morir a lo viejo y repetitivo.



Pero ya volvemos a lo de siempre, Javier, lo que supuestamente diga -si es que eso puede ser- un pescado a otro, eso por indemostrable no lo puedes traer al ámbito de los humanos. Y al revés, tampoco.

Tienes que aclararte qué es lo que pretendes, si jugar a las adivinanzas –que está muy bien si tú lo quieres- o si quieres llegar al principio y al final de todo. Y si es eso lo que quieres, has de ver e investigar de qué manera funciona el pensamiento. Pues todos los problemas los origina el pensamiento, con sus inventos del tiempo psicológico, la dualidad, la vanidad, la codicia, el devenir para seguir siendo, etc.



Disculpa mi interés, pero nunca he escuchado ni leído el 'cuento de la buena pipa'. Patricia, podrías decir de qué se trata. Gracias.



No saber la respuesta. Es la mayor de las respuestas. Porque te obliga a ti a responderte.



Tanto que nos falta  conocernos a nosotros mismos  y sin embargo no nos gusta descubrirnos. Pues queremos ser rutinarios y repetitivos, agarrándonos a lo viejo, al pasado. Y por eso, el amor divino nos es tan extraño y desconocido.



El problema de la vida somos cada uno de nosotros. Por eso, somos nosotros quienes lo tenemos que solucionar. Y sólo tenemos una manera de solucionarlo: ver de qué manera funciona el pensamiento, es decir, darse cuenta  y comprender cómo opera y actúa.



Tanto el optimista como el nihilista, generan desorden. Porque viven en el mismo ámbito de la confusión. Al dividirse de la realidad que no es ni pesimista no optimista. La realidad sólo se puede encarar cara a cara, si huir ni querer cambiarla. Y de esa manera llega el orden que no tiene nada que ver con lo que yo quiero, sino lo que el orden genera.



“Hay un cerebro condicionado a defender la imagen que se ha hecho del organismo. ¿Qué se puede hacer?

Atenerse a la realidad, de que el cuerpo necesita que esté adecuadamente atendido: defenderlo del frío y el calor intensos, alimentarlo convenientemente, la actividad adecuada. Y cuando el cuerpo ya está atendido, ir más allá de él, para hacer la unión entre el cuerpo, la mente, el corazón.



La sabiduría es para disfrutar de lo falso y también de lo verdadero, al darse cuenta de lo que la verdad es.



La realidad nos dice que uno para llegar a Ser -como tú dices-, tiene que tener unas ciertas condiciones. Si una persona que ha nacido, crecido y vivido muchos años en un lugar tropical, jovial, extrovertido, donde el buen tiempo -ausencia de frío- todo lo mediatiza, si se traslada a otro lugar, un país, nórdico, donde nieva repetidamente, donde las personas son retraídas y solitarias, ¿no tendrá dificultades para que ese Ser se manifieste? ¿Puede el Ser florecer cuando hay dolor, conflicto interno? ¿O el Ser, es la unión entre el cuerpo, la mente y el corazón? Por tanto, Vanesa, cuando algo nos genera conflicto, desdicha, hay que descartarlo radicalmente. Pues, si estamos completamente atentos a todo lo que sucede, el mismo ver es actuar, es la acción adecuada, que es el orden, el amor.



La vida está llena de misterios, es un misterio. Cuando te das cuenta de que todo es misterio, no le haces caso. Solamente cuando algo es demasiado, es cuando nos llama la atención, le hacemos caso, ¿no? Es como ver llover, si no hace una tormenta que parece que se va acabar el mundo, no le damos importancia aunque siempre la tiene.

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