Un travestí y una mujer no son lo
mismo. El pensamiento es capaz de inventar lo que le conviene, puede oír y ver
cosas que no son ciertas. Así que el pensamiento, salvo en lo práctico y
material, como saber conducir, manejar el ordenador, hacer una suma sencilla,
no tiene ninguna credibilidad.
En cuanto a la diferencia, una
cosa es lo material, que hasta cierto nivel hay diferencias, y otra lo
espiritual y psicológico. Y en ambos casos puede que todo no sea tan evidente
como creemos. Pues la tierra vista desde la luna parece una gran piedra. Y si
usas un potente microscopio, donde no se veía nada, se puede ver toda clase de
organismos vivos.
Un cuadro y un pintor es lo mismo
y no lo es, la causa y el efecto también
es lo mismo y no lo es. Si te empeñas en ver diferencias, las verás. Si eres
afortunado y puedes ver que todo forma una unidad indivisible, sabrás lo que
eso es. Todo depende de dónde tú quieras ir a parar.
Si me permites que te pregunte,
¿tú que pretendes con esas preguntas,
divertirte, retar, descubrir la verdad profunda y última?
Un momento, Javier, si usas las
palabras, más allá de su descripción convencional, nos van a traicionar pues no
pueden llegar más allá de ellas. Hay palabras que son inaprensibles totalmente
-dios, el creador, el infinito, la eternidad, causa y efecto-. La causa genera un efecto, ¿verdad?, que a su
vez genera otra causa, y así en un relación si fin.
Si podemos ver que todo es una
unidad indivisible, no es lo mismo como si no lo vemos. Si comprendemos que
todo está unido, los problemas se deshacen como castillos hechos en la arena de
la playa, ¿no? Pero, si desafortunadamente, no vemos esa unidad indivisible,
todo es buscar las consecuencias, los culpables, buscar en el pasado, en el
futuro. Y entramos en el mundo de la ilusión, dándole toda la importancia al pensamiento.
Cuando el único culpable de nuestra ignorancia es el pensamiento.
Por eso, es al pensamiento al que
hay que atenerse: ver cómo funciona, cuáles son sus maneras de operar, sus
inventos como el 'yo' y el 'tú', el ‘nosotros’ y el ‘’ellos’, etc.
Es precioso el escrito. Gracias,
Patricias. Ahora bien, si nos quedamos con eso que dice el escrito es cuando
nos atascamos y entonces ya estamos acabados. Por eso, uno siempre tiene que
estar observando, viviendo, descartando, para volver al vacío donde lo nuevo es
de la única manera que puede llegar. Los idólatras, los que están enganchados a
una persona, una idea o teoría, a una acostumbre, están como muertos, pues no
se pueden mover. Viven en lo viejo y repetitivo. Cuando como ya hemos visto,
para que llegue lo nuevo hay que morir a lo viejo y repetitivo.
Pero ya volvemos a lo de siempre,
Javier, lo que supuestamente diga -si es que eso puede ser- un pescado a otro,
eso por indemostrable no lo puedes traer al ámbito de los humanos. Y al revés,
tampoco.
Tienes que aclararte qué es lo
que pretendes, si jugar a las adivinanzas –que está muy bien si tú lo quieres-
o si quieres llegar al principio y al final de todo. Y si es eso lo que
quieres, has de ver e investigar de qué manera funciona el pensamiento. Pues
todos los problemas los origina el pensamiento, con sus inventos del tiempo
psicológico, la dualidad, la vanidad, la codicia, el devenir para seguir
siendo, etc.
Disculpa mi interés, pero nunca
he escuchado ni leído el 'cuento de la buena pipa'. Patricia, podrías decir de
qué se trata. Gracias.
No saber la respuesta. Es la
mayor de las respuestas. Porque te obliga a ti a responderte.
Tanto que nos falta conocernos a nosotros mismos y sin embargo no nos gusta descubrirnos. Pues
queremos ser rutinarios y repetitivos, agarrándonos a lo viejo, al pasado. Y
por eso, el amor divino nos es tan extraño y desconocido.
El problema de la vida somos cada
uno de nosotros. Por eso, somos nosotros quienes lo tenemos que solucionar. Y
sólo tenemos una manera de solucionarlo: ver de qué manera funciona el
pensamiento, es decir, darse cuenta y
comprender cómo opera y actúa.
Tanto el optimista como el
nihilista, generan desorden. Porque viven en el mismo ámbito de la confusión.
Al dividirse de la realidad que no es ni pesimista no optimista. La realidad
sólo se puede encarar cara a cara, si huir ni querer cambiarla. Y de esa manera
llega el orden que no tiene nada que ver con lo que yo quiero, sino lo que el
orden genera.
“Hay un cerebro condicionado a
defender la imagen que se ha hecho del organismo. ¿Qué se puede hacer?
Atenerse a la realidad, de que el
cuerpo necesita que esté adecuadamente atendido: defenderlo del frío y el calor
intensos, alimentarlo convenientemente, la actividad adecuada. Y cuando el
cuerpo ya está atendido, ir más allá de él, para hacer la unión entre el
cuerpo, la mente, el corazón.
La sabiduría es para disfrutar de
lo falso y también de lo verdadero, al darse cuenta de lo que la verdad es.
La realidad nos dice que uno para
llegar a Ser -como tú dices-, tiene que tener unas ciertas condiciones. Si una
persona que ha nacido, crecido y vivido muchos años en un lugar tropical, jovial,
extrovertido, donde el buen tiempo -ausencia de frío- todo lo mediatiza, si se
traslada a otro lugar, un país, nórdico, donde nieva repetidamente, donde las
personas son retraídas y solitarias, ¿no tendrá dificultades para que ese Ser
se manifieste? ¿Puede el Ser florecer cuando hay dolor, conflicto interno? ¿O
el Ser, es la unión entre el cuerpo, la mente y el corazón? Por tanto, Vanesa, cuando
algo nos genera conflicto, desdicha, hay que descartarlo radicalmente. Pues, si
estamos completamente atentos a todo lo que sucede, el mismo ver es actuar, es
la acción adecuada, que es el orden, el amor.
La vida está llena de misterios,
es un misterio. Cuando te das cuenta de que todo es misterio, no le haces caso.
Solamente cuando algo es demasiado, es cuando nos llama la atención, le hacemos
caso, ¿no? Es como ver llover, si no hace una tormenta que parece que se va
acabar el mundo, no le damos importancia aunque siempre la tiene.
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