domingo, 30 de diciembre de 2012

Escritos y publicaciones, 31-12-2012



No, no, Laima, no se trata de transformación, se trata de comprensión, de ver qué es eso que llamamos dolor.
El punto está en que uno tiene que ver que la división interna -origen y causa del dolor- ha de cesar ahora. Y eso sólo puede ser cuando vemos que la división, y el conflicto que la acompaña, son un peligro tan real como estar al borde de un precipicio.

Cuando decimos nosotros, lo decimos en el sentido de que todos los que captan el trasfondo de lo que se escribe, o se dice, se sentirán como nosotros -no solo, sino con más de uno: varios-. Es una forma de negarse la autocomplacencia de hablar, o escribir, en primera persona -yo-. El nosotros es el equivalente a uno -de entre varios-, pero en plural.

Está claro que con palabras no vamos arreglar el conflicto que hay entre los hombres y las mujeres. Pues los dos son nacionalistas de su género. Cada cual defiende su género. Y defender es lo mismo que atacar.

Para cambiar hay que dejar algo –y creemos que es perder-. Cuando uno hace un viaje, deja la casa a solas, o lo que es lo mismo la cede a los que se atrevan a entrar en ella.

Si tú no quieres violencia, ¿por qué te tienes que defender si sabes que ahí está la violencia? ¿No hay ahí una huida de la realidad, que es solucionar los problemas con violencia?

Nos hemos hartado de decir que todo el problema de mi vida soy yo y solo yo. Entonces ahora ya quieren cambiar, dando la culpa a los demás. ¿Cómo quedamos vivimos la enseñanza sí o no? ¿O, ahora no me interesa ni conviene?

Cuidado cuando nombramos a Jiddu Krishnamurti, que también dijo en Argentina: 'Si uno no quiere la violencia no ha de empuñar un arma. Si me fusilan por eso, no me importa'.

Lo eterno y lo infinito es lo mismo. El infinito también lo es para el tiempo -eternidad-. Y lo eterno es el tiempo infinito.

Tanto lo eterno como lo infinito son palabras definitivas en sí mismas: las dos son eternas e infinitas. ¿Cómo dices, Javier, que el infinito tiene un principio? Si el infinito, por serlo, no tiene principio ni fin. Pues el tiempo de nacer no lo sería, porque sería infinito y no llegaría nunca la hora de su principio, ni tampoco la hora de su final.

Pero, para que algo sea verdadero uno también puede hacer todo lo contrario de lo que ha dicho. Es decir la contradicción forma parte de las posibilidades en la acción. De lo contrario no podría ser la libertad. Y la libertad siempre es amor. Y el amor es todo, lo verdad, la mentira, la dualidad, el conflicto, el asesino y la víctima. Y cuando decimos todo, quiere decir todo sin exclusión alguna.

Creo que te inventas las cosas, Javier, ¿quién dice que el universo tiene, o tuvo un principio? El infinito no se puede rebatir. Es infinito y ya está, hay que aceptarlo.
Voy a hacerte una pregunta, que está dentro de lo que decimos infinito: ¿Dónde se ubica lo que ubica al universo? Y, ¿dónde está lo que ubica al ubicador de una manera infinita?

Especular es un negocio que es usado por los que quieren sacar dinero, poder, dominar a las personas. Pero, especular es una pérdida de tiempo. Porque mientras especulamos, las personas se siguen muriendo de hambre, se siguen muriendo por crueldad y violencia, el sufrimiento y el dolor está en nosotros para alterarnos, confundirnos y hacer todas esas maldades. Por tanto, uno descarta la especulación y se atiene al presente, al ahora.

La vida, vivir es sufrimiento y dolor.

Ahora, Pamela, el problema es cómo nos deshacemos del ego. Y, si eso es posible.

Pamela, si eres tan amable ¿puedes explicar qué es UCDM? Gracias.
En realidad todo lo que hacemos no es nuestra culpa y responsabilidad, porque es el ego el que hace y actúa. Por eso, no hay culpables ni víctimas, son dos papeles del teatro de la vida. Para ver y vivir esto hay que tener infinita compasión y amor. Y es desde aquí, aunque parezca que perdonamos, no lo hacemos. Porque no hay nada que perdonar a nadie.

Si uno tiene compasión y amor, haga lo haga será lo adecuado. Porque en el amor no hay ley ni norma que seguir, sólo está la libertad de hacer.

El problema está en el condicionamiento, que nos dice que hemos de triunfar, ganar, vencer. ¿Puede haber amor con esa base psicológica? Uno tiene que ver todo su condicionamiento heredado del pasado, comprenderlo, ver cómo funciona. Y entonces, Gisela, tal vez llegue eso que llamamos amor.

El amor es explosivo, destruye todo. Y nos deja desnudos cara a cara con la realidad, de manera que somos limpios vulnerables como niños. Gracias, Paty.

Lo más importante es la libertad. Y la libertad quiere decir no tener nada que se interponga con esa libertad: ni religión, ni política, ni ideas ni teorías. Ni tan siquiera la prisión del segundo que ya ha pasado ha de existir para que haya libertad.

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