sábado, 29 de diciembre de 2012

Escritos y publicaciones, 30-12-2012



Greg, pues tienes unos maestros que te dan muchos retos y trabajo -un hijo autista y una hija lesbiana-.

El tiempo es relativo. Lo que quiere decir que no existe. Porque un millón de años podría ser un segundo para otros que viven en otro mundo que no conocemos. Y todo parece relativo, cuando que podríamos ser como hormigas a las que nos están observando otros seres a los que no podemos ver ni comunicarnos con ellos. Si no, que reaccionamos como lo hacen las hormigas de manera que no sabemos bien por qué es. Gracias, Enghelbertb, por los aportes.

Pero, ¿es el 'yo' el qué consiente que haya esa atención que es necesaria para que desaparezca y cese con toda su confusión?

Es que vivimos en la ilusión, porque ¿qué somos nosotros sino el 'yo'? El 'yo' Humberto, el 'yo' Toni, el americano, el europeo, hombre y mujer, las vivencias que hemos pasado, los libros que hemos leído y estudiado. Todo eso, que aunque no nos demos cuenta, tiene una importancia tremenda a la hora de descartarlo. Y todo eso, es el 'yo', que sólo desaparece en ocasiones excepcionales: con el sexo, las emociones y retos impactantes, que generan la observación total, profunda
Por tanto, uno de esos retos, es el darse cuenta de la división que genera el 'yo', con sus conflictos, las violaciones, las muertes por hambre ante la indiferencia de los ricos y poderosos, los asesinatos y las torturas de la guerra, etc. Si todo ese panorama, esa realidad que es la realidad de cada día, de cada hora, nos golpea -como golpea un shock- entonces el 'yo' desaparece. Es como si alguien ve verdaderamente que dónde uno está molesta, aunque donde está crea que es el sitio adecuado para hacer una gran ganancia. Pero es tan fuerte lo que ve de horror, de crueldad, de desastre, que empieza a correr para alejarse de ese horror.
Por eso, Humberto, en el ver claramente algo, hay acción total, que es orden, que es amor. Y ahí, en esos momentos, sea lo que sea el 'yo', no está, no opera.

Pero, Enghelbertb, si uno es consciente del daño que está provocando, haciendo, hay una posibilidad de descartar eso. Porque si no, sucede aquello de: Ojos que no ven corazón que no siente, no llora.

A los tontos les gusta seguir a otros, a los libros, a las historias, a lo que dicen los demás. Por eso, los tontos hacen tonterías: maltratar, ser crueles y violentos con las personas, sobre todo las más  débiles y vulnerables.

La fricción de la contradicción, el conflicto, es tan poderosa que todo lo deteriora y destruye. Es como un motor que está desencajado y los pistones no pueden funcionar adecuadamente. El orden llega cuando ese deterioro es visto y todo vuelve a la armonía, la atención.
Por eso, cuando me doy cuenta que estoy inatento, es cuando vuelvo a estar atento.

Esto que ha dicho UG Krishnamurti sobre la conciencia natural –Estado Natural-, es lo mismo que estar más allá del bien y del mal. Porque mientras vivamos, vamos a hacer algún mal -daño- a los demás, ya sean a las personas, a los animales, vegetales, etc.

Para no lastimar -hacer daño- a nadie uno tiene que morir. Pues, mientras estemos vivos es preciso hacer daño a alguien. Otra cosa es que tú lo veas como si no hicieras daño -al ponerte más allá del bien y del mal-.

Si no vamos más allá de lo racional y de lo irracional, seguiremos siendo robots programados. La libertad, no tiene plan ni ruta, ni sendero. Ella misma es todo a la vez, sólo hace falta dejarla que sea en todo su esplendor, que sea ella. La libertad, que es amor, es la prueba que nos pone cara cara con la verdad: ¿cómo si te amo a ti, te voy a obligar, a oprimir y esclavizar?

Cuando tratamos de los dioses sus historias y sus hechos, su sexo, etc., entonces ¿qué sentido tiene todo eso que hacen, si no son hechos?

Toda práctica mata lo que es, lo real y verdadero. Y hace de algo bello, una teoría, una rutina, un negocio. Por lo que, los que las defienden y hablan de ellas son charlatanes, supersticiosos, embaucadores, que viven de eso con toda naturalidad. Ya que los idiotizados seguidores aceptan y son dependientes de esas prácticas y teorías.

E ahí el problema: como todo está interrelacionado, si dejara de operar Google o Facebook, generaría un caos en los servicios hospitalarios, burocráticos, de organización del tráfico aéreo y terrestre, en los bancos, etc. Entonces, ¿qué hacemos: lo paramos todo o proseguimos devorando la tierra, llenándola de basura en todos los ámbitos de la vida -pues no se escapa ninguno al estar todo interrelacionado-?
Así que el reto es tremendamente  dramático: si lo cortamos todo llega el caos, el dolor, etc., y si no hacemos nada todo se acelerará de manera que se generará también un caos que tendrá consecuencias inimaginables. Al faltar los recursos que estamos dilapidando -agua, alimentos, aire puro y no contaminado, etc.-, puede incrementar la violencia y las guerras. Así que si cortamos, se genera una dictadura para hacerlo. Y si no cambiamos este ritmo devorador e insano, todo va a ir a peor. La tierra, al ser un ser vivo, lleva por su cuenta su particular deterioro, que aunque viviéramos adecuadamente, si hay una sobrepoblación le arrasaría y destruiría sus bosques y los recursos precisos para poder sobrevivir –como sucede cuando hay una sobrepoblación animal-. Así que el desafío está ahí. Cada cual que lo observe, indague, y adopte la actitud más cuerda y menos dañina -si quiere- para no destrozar lo que nos sustenta y mantiene la vida.
Si viniera el caos irreversible, una de las salidas sería ir a otro planeta y colonizarlo, adaptarlo  a nuestras necesidades. Lo que esa operación tan dramática también generaría tensiones, disputas, violencia y guerra. Pues, seguramente los pobres no podrían ser llevados fuera de la tierra. Y ya tendríamos el mismo drama de siempre: yo sí que puedo ir, pero tú no puedes y no te dejaré.

No hay salida, la vida para poder vivirla hay que hacer algún daño. Incluso al decir la verdad, como lo estoy haciendo ahora -describir lo real, los hechos- estoy haciendo daño a alguien porque le estoy desvelando su actitud superficial. Y al comer, como no pasamos del aire, hay que sacrificar la vida -animales, vegetales-. Hay unos que dicen que van más allá de todo eso. Y, por eso, he dicho que esos que van más allá de esta manera ineludible de vivir se ponen más allá del bien y del mal. Que es ver el mal y no afectarte ni alterarte. Pasar de todo.
¿Cuál es la actitud correcta? Indagar, inquirir, observar, poner todo el corazón, la atención en querer ver eso que es la vida, porque no soporta el dolor en él ni en los demás. Y la vida ya operará en nosotros.



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