Como creo que nos hemos desviado,
vamos a reconducir el tema. Si tú, Vanesa, eres la presidenta de un país y
tienes la desgracia que se desencadena la guerra con un país vecino, o una
guerra mundial. Tus retos son más dramáticos que si no tuvieras que enfrentarte
a ese estado de guerra, que se vive a vida o muerte. Pues no puedes ser neutral
porque has de comprar y vender a los otros países, que pueden estar a favor de
unos de los bandos enfrentados. Pero, has de vender y comprar, donde por eso te
pueden decir traidora, colaboradora, se alteran las cosas de manera que tus
vecinos te quieren agredir e invadir tú país que diriges.
Y, si hubieras tenido la suerte
de no coincidir con el estallido de esa guerra, tendrías más tranquilidad y los
retos no serían tan dramáticos y desesperados.
Solamente es un retrato -si es
que eso se puede reproducir con imágenes o palabras-. No sé a qué te dedicas.
Pero pongamos que eres maestra de escuela, ¿es lo mismo tener veinte alumnos en
tu clase que tener sesenta? ¿Es lo mismo tener dos hijos, qué tener diez?
Los problemas que surgen con los
demás, que siempre es por la diferencia, ya sea de género, cultural, político,
religioso, siempre es por el egoísmo.
El egoísmo es no querer ceder,
colaborar, compartir, comprender al que encontramos que es diferente –que son
todos-.
Ah, David, eso puede ser una
trampa, una argucia. Porque, uno puede decir que está más allá del conflicto,
de la violencia, y ser un guerrero, un terrorista, un maltratador, un
delincuente. Por eso, lo más importante es ver si uno tiene una buena relación
con los que convive, con los vecinos, los compañeros de trabajo, etc.
Cuando el amor llega, el karma
desaparece.
La gratitud es la dicha de la
felicidad y la alegría, porque se nos ha concedido algo. Pero, sentir la
gratitud porque uno puede ver, vivir, tener la existencia, eso es otra cosa
-aunque también es recibir-. Para ello, hemos de ver que uno es una criatura en
manos de fuerzas incontrolables, vulnerable y sometida a la fatalidad que dicta
el universo.
Cuando uno siente todo eso, es
cuando eso que llamamos amor puede ser y manifestarse. Esa gratitud, es como
una medicina, una fuerza, que todo lo aclara, que resuelve todos los problemas.
Porque, no ve ningún problema, sólo una sucesión de acontecimiento que se
suceden unos a otros en armonía, sin división ni conflicto entre lo que sucede
y lo que uno quiere y desea.
Somos lo percibido y lo que no
podemos percibir. Porque nosotros tan poca cosa ante el universo sólo podemos
saber algo de él.
Eso es verdad y lo más terrible y
peligroso del amor. Uno, ¿puede también ser un guerrero, un terrorista, un
asesino, un maltratador, y sentir amor? Si en el acto que ejecuta no hay
división ni conflicto, el amor que es el orden está ahí. Ese mismo amor y orden,
que luego le pueden llevar a causa de sus actos ante la justicia y recibir la
consecuencia de sus actos: detención, juicios, prisión, e incluso la muerte.
Además de la otra justicia que no está escrita y que actúa implacablemente.
Lo que otro es, también lo somos
nosotros. Porque el mismo paradigma que le hace hacer lo que hace, también lo
tenemos nosotros. Lo único que cambia es que uno puede robar un céntimo y otro
roba millones; mentir en algo irrelevante y nimio, mientras otro miente para
destruir a otras personas, enriquecerse, hacer la guerra, etc. Porque, todos
somos básicamente iguales en lo psicológico.
El comportamiento humano está
sujeto al paradigma de la supervivencia. Siempre es así. Unas veces, hay más
miedo y temor a perder la vida, y todo lo necesario para sobrevivir, y otras
veces todo está más quieto, tranquilo y relajado -aunque está siempre latente
la respuesta a los agravios, las injusticias, la crueldad y las brutalidades
que todos recibimos y sufrimos en nuestra propia carne-.
El amor, llega y se va, es algo
recurrentemente. Pero, si queremos tenerlo siempre con nosotros, eso lo aleja y
aparta al generar todo el proceso del deseo, del más y más. Así que no lo
podemos poner en palabras, solamente ver lo que es. Estar quietos internamente,
sin querer alterarlo, para que el amor se pueda manifestar.
El 'yo' ha de ver él mismo que es
un estorbo, un obstáculo, para que todo
funcione en el orden, para que así llegue el amor.
Lucas, ¿Por qué hemos de depender
de lo que dicen los libros, sean los llamados sagrados o no, depender de los
maestros y líderes espirituales? Así nos hacemos de segunda mano, repetidores,
cuando has de ser tú el que descubra la verdad que hay en cada cosa que nos
altera y genera problemas, sea el trabajo, el sexo, las mujeres, todo lo que
existe, la misma vida.
La esperanza, las expectativas,
hacer o no hacer, generan conflictos. Ahora miremos todo lo que sucede, sin
querer cambiarlo, sin huir, y entonces sucede aquello que está más allá de
nuestros deseos: el amor.
¿Colgar y castrar es la solución, la
respuesta? ¿O, sería trasladar el problema de las violaciones solo al otro
lado: el de los violadores? Entonces, nosotros. ¿no haríamos cómo ellos:
generar y provocar mal, dolor y sufrimiento, con toda la confusión y el
desorden que generan de reacción y respuesta?
Lo que es, la realidad, usa la
memoria, el pasado, para actuar en el ámbito doméstico, científico-material.
Pues, hemos de saber cómo nos llamamos, saber leer, cocinar.
En todo lo demás, en el ámbito
psicológico-espiritual, el pensamiento, la memoria con su pasado, no sirven,
son un impedimento.
El placer repetitivo, necesita la
memoria, por lo que genera dolor. En el ahora, el placer es el orden y su
manera de proceder en la cotidianidad, en la vida.
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