Hola Robert. He leído tu entrevista de hoy en
el diario...
Gracias por las informaciones y
comentarios.
Con respecto a la reencarnación,
solamente voy a decirte que cualquier cosa que digamos, sea lo que sea, puede
tanto negarse como afirmarse infinitamente. Y eso es lo que no pueden admitir
las personas dogmáticas, integristas, las que tienen una fe inquebrantable.
Los más feroces dictadores están
completamente convencidos de que todo lo que hacen es lo correcto, lo
verdadero, lo cierto y adecuado. Y por eso, es que necesitan a los policías, a
los ejércitos, a personas que se dediquen a comunicar siempre en la misma
dirección de que ellos están en la senda del bien y los otros en la del mal.
Y de de esa manera de encarar la
vida -de ese paradigma- no se salva nadie, porque todos participamos de la
mente global, que está interconectada con todas las mentes. Ya que el
observador es lo observado. No hay la división entre tú y yo, entre nosotros y
ellos. Por eso, cuando alguien ha visto esa ilusión, descarta las religiones
organizadas, las instituciones, las prácticas y disciplinas para obtener un
beneficio espiritual, caritativo, humanitario. Y entonces, uno sólo está atento
a su vida, a cómo la vive. Ya que todo el problema es uno. Y es solamente uno
el que lo tiene que resolver.
Y si uno vive de esa manera,
atento tanto interna como externamente a todo lo que sucede, sin huir ni querer
cambiarlo, llega el orden. Pues el orden aparece al ir más allá de la división
y el conflicto interno. Y ese orden es el que genera la compasión y el amor.
Entonces cada cosa que hagamos, está influyendo y participando a toda la
humanidad.
Por eso, todo el problema es uno.
Y es a ese problema -que soy yo- a lo único que nos hemos de atener. Pues si
resolvemos nuestro problema, todos los problemas quedan resueltos. Y entonces,
todo eso que sucede, todo lo que hacemos, llega a los demás. No hay nada más
que hacer. Y por eso, el hombre limpio es un hombre quieto. ¿Estás de acuerdo,
lo ves, Gisela?
Por eso, la verdad está más allá
de las palabras y los conceptos. Y solamente puede llegar cuando la mente y su
'yo' no operan.
Jiddu Krishnamurti lo que hizo
fue profundizar en la verdad que siempre ha estado y está ahí. Usó unas
palabras suaves y ligeras, claras, adaptadas a la cadencia de acuerdo con el
tiempo en que vivió.
Para vivir unos han de morir
otros. Esa es ley tan aceptada, cuando no nos toca a nosotros. Pero, cuando nos
toca a nosotros -o alguno de los nuestros- es cuando nos damos cuenta que puede
ser un horror -aunque en realidad no lo es-.
La higiene mental, psicológica,
espiritual, dice que nadie sabe lo que puede ocurrir. Yo nunca podría saber que
a esta hora de la madrugada en Europa escribiría este comentario.
La cosa es la siguiente: cuando
estamos en una alta montaña, vemos el cauce de un río abajo, vemos los valles,
y podemos decir: este río ahora girará a la izquierda, acelerará su curso por la
pendiente, etc., pero no podemos ver todo el curso del río. Esa es la ilusión
de los que quieren prevenir y adivinar el futuro. Porque ese río es infinito en
posibilidades.
Gracias Patricia, por los aportes
tan interesantes.
La conciencia siempre es. No
importa que queramos o no que sea. Porque todo es conciencia.
Si uno no quiere que esa verdad del hambre y la miseria
prosiga, ha de hacer algo. Hacer algo, es empezar por su manera de vivir.
Porque el hambre y la miseria mientras haya división y conflicto, ha de
proseguir. Gracias, Enghelbertb.
Porque la paz, que es amor, no la
puede tocar el pensamiento, el 'yo'.
Pretender meter el todo en un
trozo, una parte, es la ignorancia operando. Por eso, como el todo es infinito
-como Dios-, ¿para qué hablar cavilando lo que va a suceder o no, y creer en él?
La naturaleza, tiene sus maneras
-que son peligros en todas partes, pues los que viven allí han de sobrevivir a
costa de los demás, como no podría ser de otra manera-, por lo que uno siempre
ha de estar muy atento y alerta a todo cuento ocurre allí. En las ciudades es
el mismo paradigma de todos contra todos, aunque a otro nivel.
Por eso la conciencia, que es la
realidad, es y no es nada. Ese es el problema de los esotéricos: nunca sabrán
si lo que viven es real o una imaginación, un delirio.
Por tanto, como ya he dicho, todo
puede ser real, como no. Si decimos que no es real, van a venir sus
consecuencias. Y si decimos que sí que todo es real, también vienen sus
consecuencias. Por tanto, uno tiene que atenerse a lo que nos causa dolor, confusión,
desorden.
El tiempo existe cuando voy desde aquí hasta allá, cuando
tengo que aprender un idioma, un oficio, cuando una planta o un árbol crecen.
Pero, ¿en el ámbito psicológico existe el tiempo? Evidentemente, no existe el
tiempo Sólo existe el ahora, Cuando uno hace algo totalmente, con todo su ser y
la energía que le asiste, ¿existe eso que llamamos tiempo, como llegaré a ser,
lo conseguiré, seré mejor persona en el futuro?
La ilusión cree que existe el tiempo para todo, por eso es
que siempre vivimos en términos del mañana, ya sea dentro de unos días, semanas
o años. Y por eso, nos cuesta tanto el amar. Porque el amor es ahora, siempre
es ahora.
Si aceptas plenamente que no tienes la sabiduría para
distinguir la diferencia entre las cosas que puedo y no puedo cambiar, entonces
te encaras directamente con ese hecho sin huir de él ni querer cambiarlo. Por
lo que, en ti no hay ni división ni ningún conflicto. Y eso quiere decir que
estás en orden, sin confusión. Y ese orden lleva la inteligencia, que es amor.
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