viernes, 21 de diciembre de 2012

Escritos y publicaciones, 21-12-2012



Gracias, Pedro Juan, por el interesante escrito.
Hemos investigado el origen del mal y hemos descubierto que su raíz, su origen está en la división interna. Entonces, la pregunta que procede es: ¿Por qué nos dividimos y fragmentamos internamente? Es por la ignorancia, que al no comprender la realidad de lo que es la vida, de lo que somos, aparece el miedo. Como tengo miedo, tengo que hacer algo para combatirlo, para estar a salvo, para no estar temeroso. Y entonces, es cuando aparecen todos los problemas, pues queremos cambiar lo que es, esta realidad que no me gusta, por otra realidad que me gusta más y me satisface. Pero claro, esa solución lo complica todo más -como toda huida-. Pues al seguir sin comprender el miedo, tengo que estar inventando toda clase de cosas y de nuevas realidades, creyendo que así al fin permaneceré seguro. Pero, como la realidad es que sólo existe la absoluta inseguridad, es cuando quedamos encerrados en ese juego de inventar sin poder encontrar nada que me deje seguro y sin miedo.
Referente a las diversas divisiones que has nombrado, las físicas tienen su sentido, donde la división tiene que operar –el frío y el calor, la noche y el día, el secano y el regadío-. Al igual cuando te digo: me gustan más las ensaladas verdes que las de tomate con zanahoria, o este cuadro es más adecuado porque encaja en el salón de casa, y eso también tiene su sentido, su lógica y tiene que operar de esa manera. Pero de la división que hemos hablado a lo largo de estos escritos-indagación, es de la psicológica. ¿En el ámbito psicológico, espiritual, hay división alguna? Cuando tú eres ario, yo soy latino, uno es culto y otro no lo es, uno es hábil en los trámites y otro es lento, y lo usamos como una arma defensiva o para atacarnos, para sacar algún provecho. Es cuando entonces esas divisiones psicológicas, como ya hemos dicho, son las que nos están deteriorando y como consecuencia deteriorando también el mundo donde vivimos. Y ese problema, es el problema de toda la humanidad, ya sea el aldeano, sucio y atrasado, como el que vive en una gran ciudad.
Y fruto de esas divisiones, es que generamos el clan familiar, la tribu, el nacionalismo con sus fronteras, las religiones organizadas, los diferentes grupos políticos. Y ese es el suelo donde toda la humanidad está pisando. Por tanto, habiendo visto todo esto, ¿qué es lo que va hacer una persona seria, sensible, que ve todo el caos, el desorden, los conflictos y enfrentamientos, las revueltas con su anarquía? No sirve el que digamos que eso no está bien y zanjar el tema, para seguir dedicándonos a la avaricia y la codicia, a la vanidad y la búsqueda de placer. Uno tiene que sentir muy dentro de él que esa división interna es un peligro, un veneno que uno no tiene que tomar. Pues esa división es la que ha inventado la palabra extranjero, el americano, el europeo, el negro y el amarillo, los pieles rojas; y también, ha inventado al cristiano, al musulmán, al judío, hindú o budista. Por tanto, al ver que todas esas divisiones están enfrentadas unas con otras, ¿qué vamos a hacer?
Si tú tienes bajo tus pies un acantilado, un precipicio, ¿qué harás? Ponerte a salvo, ¿no? Verdad que es lógico, sano, cuerdo, favorable. Entonces, cuando vemos todo el peligro de la división y la fragmentación interna, ¿por qué es que no actuamos, por qué no hacemos hada, no descartamos radicalmente esa división? Es porque no estamos ardiendo, que no vemos. Tenemos miedo de ir a lo nuevo y dejar lo viejo, que es la herencia de nuestros antepasados, su miedo y temor. Pero para que venga lo nuevo, uno ha de morir a lo viejo que se repite: la división.
Si de verdad viéramos lo que es la división -el hecho-, seguro que haríamos algo, la descartaríamos de nuestras vidas. Pues en el ver claramente algo, hay acción total y absoluta. Cuando vemos que la casa se quema, está ardiendo, hacemos algo. Y esa acción tan radical, tan total, es la que genera el orden. Y ese orden, es compasión y es amor.

¿Lo que tiene una causa es amor? Si yo hago algo para sacar un beneficio, eso no es amor, porque es una proyección de la mente, del 'yo'. Eso mismo es lo que hacen las organizaciones caritativas, religiosas, políticas, que tienen un fin. Y ese fin se hace más importante que los seres humanos.

"El infinito no puede ser captado por el pensamiento”.
Ni por el pensamiento ni por nada.

“La vida es para los valientes”.
No nos confundamos, la vida es para los que ven y comprenden.

Hablar sobre el fin del mundo para una fecha determinada –ahora están diciendo que dentro de unos días, después de pasar otra fecha que consideraban dramática 12/12/ 12- es cosas de la ignorancia y el aburrimiento. Las personas queremos hacer algo, queremos excitación, que fluya la adrenalina. Y para eso está el pensamiento, que está condicionado, programado, para resolver problemas. Por lo que todo lo que ve el pensamiento siempre son problemas.

Tu afirmación, Kenneth: 'Nos vemos en el cielo' ¿Qué quiere decir? Puedes aclararlo. Gracias.

¿Es el observador lo observado? Si lo es. -al llamar a alguien estúpido- todos también somos estúpidos.

Ganar y perder son dos extremos de la realidad incambiable. ¿Por qué mencionarlo? Uno no quiere ni ganar ni perder. Uno sólo quiere vivir.

La belleza es tener un corazón limpio y puro. Es decir, la belleza es sin el 'yo'.

Si decimos que la vida es desagradable, un problema, como si decimos todo lo contrario, eso si que es un problema. Pues la vida lo abarca todo. Es posible, ¿qué a alguien que le suceda algo desagradable, una pérdida, no sienta algo de tristeza, y cuando le sucede algo agradable no sienta alegría? Nosotros somos como marionetas del paradigma psicológico de acción y reacción. De lo contrario seríamos como una pared en blanco.

Jiddu Krishnamurti, no hablaba del cuerpo porque entendía que una vez descartada la actividad del 'yo', todo lo que sucede es el orden. Y ese orden incluye la salud. Y todo lo que necesita al orden para que sea.

¿Por qué uno no acepta el que otro se quiera separar e independizar? ¿Es por miedo a no saber vivir sin esa compañía de la que dependemos, ya sea económica o psicológica, por un complejo de inferioridad, por impotencia a la hora de encarar la vida? Sea como sea, la libertad es imprescindible para que la vida tenga sentido y no sea una amargura de conflictos, enfrentamientos y dependencias, con toda la brutalidad y crueldad que ello conlleva.

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