jueves, 20 de diciembre de 2012

Escritos y publicaciones, 20-12-2012



Cuando hablamos de posibles descripciones, si pensamos infinitamente todo cambia y puede suceder, en el ámbito que sea. Por eso, la palabra infinito es tan arrebatadora, perturbadora, porque es el amor.

Leer o escuchar algo, como si tomáramos una pastilla,  y creerlo  sin investigarlo con una actitud escéptica, es propio de personas poco evolucionadas mentalmente.

Patricia, aunque tengas razón en que todo se hace repetitivo llegado un momento dado, eso sucede en todo. Pues no hay más cera que lo que quema. Eso no quiere decir que por higiene mental o física, una deje de hacer algo. Pero, hagamos lo que hagamos todo siempre va estar dentro del paradigma de la vida: alegría y felicidad, sufrimiento y dolor, física, química, matemáticas. Y no hay más. Pero, si una ha comprendido, se ha dado cuenta de la manera cómo funciona la vida, goza haciendo lo que tiene que hacer. Entonces, la repetición se convierte en lo nuevo. Eso sucede en lo más vulgar y repetitivo que hacemos: comer, dormir, vestirnos y desvestirnos, vernos siempre con las mismas personas, deshacer la cama y volverla a hacer. Y todo esto se convierte en algo absurdo, sino descubrimos el sentido de eso que hacemos para que haya orden, para que no haya confusión y desorden en nuestras vidas. Y si eso es así, es cuando estamos influyendo en toda la humanidad.

"¿Cómo vamos a ayudar a la humanidad si no podemos ayudarnos a nosotros mismos?"
Ahí empieza y acaba todo. Porque uno da lo que tiene. Si tenemos orden, ese orden llega a los demás. Y si vivimos en el más absoluto desorden, todo lo que hagamos estará afectado por ese desorden. Así que es cabal lo que uno hace, lo que uno es en la vida.

Lo conocido está muerto, pero se le puede volver a dar vida. Eso es el poder del amor, que todo lo transforma para que todo funcione mejor. Porque el amor es lo nuevo, lo que está más allá de la mente. Lo que la mente no ha tocado.

Esto de que hablas, Shw, tan repetidamente sobre el vacío, tiene su peligrosidad para los que tienen una tendencia nihilista. Porque si viajamos por el espacio, cuando más nos alejemos de la tierra la veremos como una gran piedra redonda, luego un punto y finalmente nada. Lo que quiere decir que en un grano de arena, allí se esconde otro mundo como la tierra o una constelación, una galaxia.
Por lo que hay que volver a lo que nos interesa: ¿Cómo nos liberamos del dolor?

He leído tu entrevista de ayer, 19-12-2012, en el diario... Gracias, por tus informaciones y comentarios.
Todo es una pantomima, un teatro, siempre lo mismo, una lucha por el poder para seguir dominando. Aunque tal vez los políticos -con su insensibilidad-, tan acostumbrados a esas luchas e intrigas, no son plenamente conscientes. O, no le dan tanta importancia como los intelectuales, los periodistas, los lectores de diarios, etc.
Por lo que, todo sigue como siempre. Antes, cuando desbancaban a algún rey se creían que ya estaba todo arreglado. Pero, un presidente es tan poderoso como un rey. Lo que cambia es que el rey si no lo echan, no se va. Y los presidentes, en unas elecciones democráticas, en cuatro u ocho años se va.
En todo lo demás, al ahora de solucionar los problemas de desigualdad, de pobreza, de respeto, de corrupción e inmoralidad, todo sigue igual que siempre. Porque los que votan a los políticos son igual de corruptos que ellos. Pues, es preciso que alguien que tiene un comportamiento corrupto, elija para dirigir y solucionar sus problemas a otro corrupto. Y así, es como se cierra el círculo de que el votado es igual que el que vota para elegir a los políticos que les van a dirigir
Por tanto, es uno el que tiene que solucionarse sus problemas de moralidad, de no-corrupción, de brutalidad, de violencia, descubriéndose cómo funciona su pensamiento. Pues siempre lo interno se impone a lo externo, aunque sea ir contra las sanciones legales, la autoridad y quiénes la representan.

He leído tu entrevista de ayer. Gracias por tus comentarios e informaciones.
Hay dos cosas que dices que encuentro que te equivocas:
Dices que la frase: 'Si no te recuerdan, no importa lo bueno que seas', es fascista. ¿Por qué? Si tú eres buena persona, no eres corrupto ni inmoral, no eres hipócrita, quieres la igualdad para todos de verdad, incluso para tus enemigos, y luchas por ella. ¿Qué importa lo qué diga yo o un millón de personas?
La igualdad -que no existe ni puede existir como la entendemos- es muy importante, no solamente cuando estás oprimido. Sino cuando tú oprimes a los demás. Porque si sólo te defiendes a ti mismo, ahí hay una trampa: que es creerse que uno es perfecto. Y nadie es perfecto, porque todos nos molestamos unos a otros Por eso, la igualdad ha de ser en doble dirección -para ti y para los otros-. Cuando uno defiende su nacionalismo, es a costa de otro que también tiene su nacionalismo. Entonces, por la fuerza de los hechos, el nacionalismo más poderoso se va apoderar del nacionalismo más débil, pequeño y vulnerable. Y entonces eso de la igualdad es la misma estupidez que el decir la no-violencia, cuando ese que dice eso es igual de violento que cualquier otro. ¿Puede haber no-violencia cuándo hay policías y militares para defender la manera corrupta e inmoral en que vivimos, cuándo solucionamos los problemas violentamente en guerras, espías que hacen maldades, en terrorismo? ¿Puede haber no-violencia cuándo estamos divididos, en conflicto -que nos lleva al enfrentamiento-, que se manifiesta en cada cosa que hacemos, cuándo hay leyes injustas inventadas para sostener el actual estado de cosas de brutalidad y de crueldad?
La otra cosa que también dices, es que uno no puede empatar en un juego o en la vida. Si dices eso es que realmente es que estás acabado. Porque, para poder solucionar los problemas uno tiene que tener empatía -que viene de la palabra empate-. Es decir, ni perdedor ni ganador. Los dos ganamos y los dos perdemos. Por ahí, ves, podría venir la paz. Y no siempre que gane uno, una parte: el más poderoso, brutal, cruel.

Si de verdad quisiéramos a nuestros hijos, no tendríamos ni un solo día más de guerra. Es porque no los queremos, que los cuidamos, les atendemos, pero luego los lanzamos a la guerra para que los maten.

También, Yanet, quiero darte las gracias por todo el trabajo que haces. Ya sabes que eso no tiene precio, no se puede pagar con dinero alguno.

Podríamos también decir, Gisela, que el mismo deseo de querer unirnos, nos separa y divide del hecho que es que estamos divididos. Por tanto, veo un hecho -que estoy dividido- pero solamente miro, lo observo, no hago nada ni para huir de él ni para cambiarlo. Y entonces, es cuando se produce la unión con el hecho, donde cesa y desparece la división, la separación. En la unión total, es cuando cesa la separación, la división y el conflicto que las acompaña.

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