Vamos a ver, Pedro Juan, si lo
puedes comprender -la situación-, tu situación.
Tu pregunta: '¿Cristianos,
budistas es lo mismo que racistas?'
Porque, preguntas eso, si todas
las personas somos racistas. Tienes la falsa idea de que hay unos seres celestiales,
una especie de ángeles. Pero, eso es una ilusión. Pues, el observador -tú- es
lo mismo que lo observado -yo, y todos los demás-. No hay excepción de
singularidad, pues todos participamos de la misma mente con la que estamos
unidos y conectados fatalmente. Por tanto, todo lo bueno y lo malo es algo de
lo que participamos todos. Y ver esto, nos hace libres de vanidad, de orgullo,
nos hace sencillos, con compasión y amor.
Tu pregunta: '¿Las diferencias
qué son fruto del ejercicio de las libertades son, por eso mismo,
necesariamente divisiones que nos enfrentan con violencia y guerras?’
Toda división, ya sea
nacionalista, política, religiosa, en cualquier ámbito, genera conflicto que al
desarrollarse nos lleva a la violencia y la guerra.
Tu pregunta: '¿Sugiere usted que
está en contra de toda violencia, guerra y división y, al mismo tiempo, está a
favor del aborto o, cuando menos, le sienta mal que se esté entre tantas
violencias contra el aborto?'
Una persona no puede estar ni a
favor ni en contra de nada, porque de lo contrario nos dividimos y aparece el
conflicto. Y el conflicto, genera la maldad en todas sus modalidades, ya sea el
aborto, la explotación, los asesinatos, toda violencia, la corrupción, la
guerra. ¿No te has dado cuenta, qué cuándo no eres nada -sólo un ser humano,
sin nacionalidad, ni apellido, ni la imagen que nos hemos creado, sin política
ni religión-, eres realmente feliz, ligero, ágil, estás lleno de amor, no
tienes ni ves enemigos?
Tu pregunta: '¿Qué le hace
antipático defender la vida concreta de niños inocentes con derecho a nacer?
¿El qué también hay muchos más crímenes?'
Si tienes cuatro hijos y
solamente te preocupas de uno, ¿es eso amor? Si cargas toda la energía en
luchar contra el aborto, y no luchas contra los otros crímenes y maldades,
estás discriminando, identificándote con una cosa, con una idea o teoría. Y
toda identificación es divisiva y nos fragmenta. Por lo que entramos en
conflicto que es donde se originan los abortos, la violencia, la guerra.
Tu pregunta: ‘¿Mientras haya
guerras usted justifica el aborto?’
¿Por qué esa obsesión de
dividirnos entre buenos y malos? Todos podemos ser buenos y malos. Uno no puede
justificar ni estar contra nada, si es que realmente busca la paz, el amor, que
es el final del conflicto y la división. Por cierto, si tú fueras una mujer y
quisieras abortar, ¿por qué te lo voy a prohibir, te voy a forzar, con toda la
crueldad que ello conlleva, para que no lo puedas hacer? Y ya estamos en que yo
soy el justiciero, el que sabe qué es lo que tienen que hacer los demás y por
eso los voy a obligar, aunque sea por la fuerza, la brutalidad, la crueldad. Es
preciso que entiendas que no puedes salvar a uno condenándote tú, porque eso es
absurdo, ¿no? Es en la vanidad y la arrogancia, los intereses políticos,
económicos, de clase, religiosos, etc., en lo que estamos atrapados, lo que nos
obstaculiza la libertad. Y la libertad, siempre es amor. Porque, si yo te
quiero a ti, siento amor, ¿cómo te voy a obligar a cada paso que des?
Tu pregunta; ‘¿Considera usted
que eliminar la vida de un niño concebido es matarlo o no?’
Primero que nada, ¿por qué dices
que en la concepción uterina, el embarazo, ya podemos hablar de un niño, de un
ser humano? Por supuesto que eliminar esa vida es un crimen. Pero, ¿qué podemos
hacer ante la libertad de una persona cabal, con su libertad de elegir por su
criterio propio? Y entonces, ya te has metido en el desorden cuando dices: que
es un crimen eliminar un niño, haciendo un aborto. Porque ahora, te pregunto: ¿Es
un crimen asesinar en masa a toda clase de seres humanos, y toda la vida, en
las guerras en las que participan nuestros representantes políticos, con sus
militares, y sin embargo no hacemos nada, no bramamos de dolor y sufrimiento,
de amargura, no lo cuestionamos de manera que estemos al margen, fuera de esa
enloquecida actitud de asesinar a los seres humanos en masa? Ves dónde está el
problema: el problema no es solamente un hijo, que lo he convertido en
predilecto, sino todos los hijos que tenemos. Y, todos los niños que existen,
si es que eres afortunado para verlo, también son nuestros, nuestra
responsabilidad.
Tu pregunta: ‘¿Defiende usted que
alguien tiene nada más y nada menos que un "derecho" -un poder recto
y justo- a eliminar esa vida humana indefensa y absolutamente inocente?’
Toda persona es responsable de
sus actos, es su libertad. Uno puede informarle, sugerirle, enseñarle los malos
efectos de sus acciones, puede rogarle, llorar ante él para que cambie su
manera de vivir, pero al final es su acción libre la que cuenta y la que vale.
¿Por qué quiere impartir justicia? Tú tan religioso que dices que eres, ¿qué
les dice Dios a los que quieren impartir justicia, imponerse, vengarse del daño
que hemos recibido nosotros, u otros? Les dice: ‘La venganza es mía’?
Tu pregunta: ‘¿Su vida -la del
niño concebido- es propiedad suya, de su madre o padre, del Estado o de la
voluntad ideológica de los partidos políticos?’
Todo lo que existe es de la vida,
ya que todo forma una unidad. Se dice: ‘Todos tus pelos están contados. Y
ninguna hoja de un árbol se mueve sin la voluntad del universo, de Dios’. En
último extremo, al final, el dueño de tu cuerpo eres tú. El cuerpo es el
vehículo, la envoltura, y cada cual hace con él lo que puede, lo que más le
satisface y conviene. Sabes que los militares cuando van a matar y a que los
maten, cantan canciones que dicen que la muerte es su amiga. Y eso, ¿no es
auto-asesinarse y asesinar a los demás?
Tu pregunta: ‘¿O la vida del niño
concebido es suya, y por tanto es de justicia -que supone dar a cada quien lo
suyo- respetársela y protegerla?’
La vida es de uno y de los demás,
porque todo está interconectado, interrelacionado. Te olvidas, que todavía
somos animales –tal vez, es nuestra fatalidad- y por tanto depredadores. Es
decir, para vivir unos han de morir otros. Esto se ve claramente con la actual
crisis económica, donde se han suicidado varias personas que las iban a
desahuciar; los que han muerto y morirán por los recortes en servicios de
salud, en prestaciones sociales, en cierre de hospitales y ambulatorios, en el
encarecimiento a la hora de proveerse de medicamentos, etc.; los que tienen
problemas de vivienda, para alimentarse adecuadamente, que se deprimen por todo
ello, y son pasto de cualquier enfermedad que los pueden matar. ¿Qué hacemos
con esos asesinatos tan normalizados, tan asumibles, tan cotidianos, dónde está
esa pretendida sensibilidad, educación, el ser los mejores y los más adecuados
para dirigir y decir lo que hay que hacer, dónde está el cristianismo de
Jesucristo que es amor y sólo amor?
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