El pensamiento es ingobernable. Por eso, nadie lo
conoce. Y lo que es desconocido es lo que nos parece más
peligroso.
Tal vez por ese respeto a todo -todo es Dios,
panteísmo-: personas, animales, plantas, minerales, que en India hay tantos
vegetarianos desde hace muchas generaciones. Aunque eso, no soluciona el
problema de la fragmentación interna, sino que lo traslada a otro
nivel.
Todo tiene su sentido cuando acontece algo. Y ese
sentido continúa sin fin, sin poder llegar al principio de algo horroroso.
Aunque sí que sabemos dónde está el final: descartando lo negativo, la división,
la crueldad. Porque si buscamos los responsables nos perdemos, seguiremos en la
confusión, el desorden. Por eso, el fin del conflicto ha de ser ahora. Gracias,
Wim, por la publicación.
Sin vaciar la mente -del condicionamiento- no hay
claridad ni luz. Solo desorden y confusión, desconfianza y miedo. De ahí, la
necesidad de policías y militares, hombres armados.
La comprensión de la verdad, que es ver cómo
funciona el pensamiento, es la que nos trae la bondad. Sin comprender la vida y
cómo funciona, y también comprendiendo el proceder de la mente, la bondad es
ñoñería, pose, comportamiento político, creencia y fe.
Gracias, Pedro Juan, por tu escrito, para así poder
aclararlo un poco más. Parece ser, que no has captado la esencia del escrito. Si
tú defiendes la vida de un feto -que está muy bien que la defendamos-, pero no
defiendes la vida de los que van a la guerra a matar y a que los maten, entonces
estás dividido y en conflicto. Porque, no usas la misma vara de medir para los
dos asesinatos. Es como si tú tiene varios hijos y le consientes todas las
maldades a uno, pero a los otros no se las consientes.
Repito: está bien que luchemos, protestemos, divulguemos que el aborto es negativo, pero toda la matanza que hay en todas partes, ¿qué hacemos con ella, callamos, miramos a otro sitio, no le hacemos caso? Y entonces nos dividimos de la realidad y la verdad, que es ser justo, igualitario, respetuoso, compasivo con todos los seres humanos.
Y para ser respetuoso, no hay que vivir dividido ni en conflicto interno. Así que si tú a tus hijos les consientes todo, pero a uno no le consientes nada, ese agravio te va a generar conflicto, violencia y guerra. ¿Puedes verlo? Por eso, lo más importante es empezar por estar libre de división, de conflicto. Porque la división es el origen, la raíz, desde donde se generan todos los males: la violencia, la crueldad, la insensibilidad y la indolencia. Y eso es para todos los seres humanos, no para mis amigos, mi familia, mi clan familiar, mi tribu, mi nación, mi religión. Porque si no seguiríamos divididos, en conflicto. Y seguiríamos dando vueltas dentro del círculo cerrado, arañando en la superficie de los problemas. Cuando lo que nos interesa es solucionar realmente los problemas, desde la misma raíz y origen. Pero, insisto para que lo veas, no sólo el problema del aborto, sino todo el dolor y sufrimiento que sufrimos los hombres.
Repito: está bien que luchemos, protestemos, divulguemos que el aborto es negativo, pero toda la matanza que hay en todas partes, ¿qué hacemos con ella, callamos, miramos a otro sitio, no le hacemos caso? Y entonces nos dividimos de la realidad y la verdad, que es ser justo, igualitario, respetuoso, compasivo con todos los seres humanos.
Y para ser respetuoso, no hay que vivir dividido ni en conflicto interno. Así que si tú a tus hijos les consientes todo, pero a uno no le consientes nada, ese agravio te va a generar conflicto, violencia y guerra. ¿Puedes verlo? Por eso, lo más importante es empezar por estar libre de división, de conflicto. Porque la división es el origen, la raíz, desde donde se generan todos los males: la violencia, la crueldad, la insensibilidad y la indolencia. Y eso es para todos los seres humanos, no para mis amigos, mi familia, mi clan familiar, mi tribu, mi nación, mi religión. Porque si no seguiríamos divididos, en conflicto. Y seguiríamos dando vueltas dentro del círculo cerrado, arañando en la superficie de los problemas. Cuando lo que nos interesa es solucionar realmente los problemas, desde la misma raíz y origen. Pero, insisto para que lo veas, no sólo el problema del aborto, sino todo el dolor y sufrimiento que sufrimos los hombres.
Cuando tocamos los corazones a los demás, lo que
llega es la felicidad y la alegría, el amor.
El amor es lo mejor. Pues disipa las fronteras y las
divisiones. Y lo que queda es el gozo de vivir, la pasión -que no es fanatismo-,
la belleza.
¿Si hay esfuerzo, puede haber amor? Pues el
esfuerzo, ¿nos hace brutales y crueles?
No estaremos satisfechos hasta no comprender todo el
proceso de la generación del conflicto. Pues la satisfacción es en si,
independientemente de la pobreza o la riqueza, de la salud o la enfermedad, de
la fortuna o el infortunio, de joven o viejo.
El amor lo es todo, lo engloba todo sin excepción.
Por tanto, el amor engloba también el esfuerzo. El amor es el mejor maestro,
porque es la realidad cruda, dura, dolorosa, operando.
El problema es que cada uno se tiene que dar cuenta
que también participa de ese establishment, corrupto e inmoral. Y cuando uno lo
ve claramente, y lo asume, yendo más allá de él, es cuando uno está en orden.
Este orden no es estar retirado, ser un amargado neurótico, escupir a la
sociedad, pertenecer a un grupo bonachón o religioso. Este orden es darse cuenta
del conflicto que genera la codicia, la avaricia, la vanidad. Y cuando uno
descarta lo que genera el desorden, es cuando llega el orden. No sabemos lo que
es el orden, pero sí lo que es el desorden.
Porque si dijéramos esto es el orden, generaríamos
desorden. Ya que toda actividad asertiva, no negativa, es el fruto del 'yo'. Y
el 'yo', es el generador del desorden.
Kenneth ¿Quién te ha dicho que estás liberado, hay
alguien que te lo pueda decir? ¿Se puede estar realmente liberado, o es en
relación con una idea que tengo de la liberación? Estar liberado, es no estar en
conflicto con nada ni con nadie.
Porque el amor no compara ni contrasta. Si no que se
atiene a la realidad tal cual es.
Cuando descartamos lo negativo, sea lo que sea, el
desorden, lo que llegue ha de ser el orden, lo positivo. Pero lo positivo, el
orden, no sabemos lo que es. Pues si lo supiéramos, al ser algo de la mente, del
'yo', ya sería el desorden, lo negativo. Por eso, los retos hay que encararlos
negando y renunciando de manera que el 'yo' no pueda ser. Y eso nos reclama la
atención a todo cuanto sucede tanto dentro como fuera de nosotros. Y de esa
atención se genera la agilidad mental para poder morir de instante a instante a
todo lo conocido, que es el pasado.
Las emociones, el sentimentalismo, el romanticismo,
son todo cosas del pasado. Una persona que se emociona por una bandera, una
idea, es peligrosa. Porque los sentimientos y los recuerdos pueden hacer que
haga alguna tontería: pelear, violentarse con los que le cuestionen sus ideas,
que le emocionan. Por eso las emociones ejercen su tiranía, para los que no se
dan cuenta de su condicionamiento: el nacionalismo, la religión y la política,
la lengua y la cultura particular.
¿Para qué llegue una de esas personas que saben
tanto, que se dedican a informar, a enseñar lo que la mayoría no puede ver, no
es preciso que algunos lo pidan mediante oraciones, plegarias, preparaciones de
grupos que lo hagan posible? O, llegan espontáneamente, por
sorpresa.
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