Que bien se descansa en el campo,
en la naturaleza.
Cuando nos damos cuenta que el
observador es lo observado, verlo como un hecho con toda tu energía, es cuando nos
damos cuenta que todos somos iguales.
La meditación es ver cara a cara
realmente lo que es la vida. Ver la mente y su proceso de pensamientos, sin
tocarlos para atraparlos o huir de ellos. Si es así. la visión se despierta y
llega el discernimiento, el orden, lo nuevo.
Las personas respondemos según
los retos que nos llegan. Ante un reto de peligro uno puede hacer cualquier
barbaridad. Saber por qué llegó ese reto que me descontrola, no es posible. Por
lo que, el problema de los retos, es cuestión de suerte y de saber
gestionarlos. La gestión de la vida, ha de llevar al orden. Pues, sin orden
llega la confusión, donde todas las pasiones se desatan: los sentimentalismos,
las emociones, las ilusiones. Y una vez dentro de ese bucle de reacción, lo
trágico de la vida llega con todo su horror.
Cuando dices. Ults: 'Una vez el
apego cae, el cuerpo cesa y el espíritu se hace cargo. Ese es el estado de
ánimo, de intrepidez. Yo lo llamo el cuerpo de la roca en la que nada penetra.
El espíritu en esa condición sólo puede exudar amor'. Eso también es el estado
mental, espiritual, del que hace alguna maldad, una barbaridad. Por lo que, a
la hora de juzgar no es posible. Solamente estando libres de los sentimientos,
las emociones, es como podemos ver y aceptar la realidad sin dividirnos ni
entrar en conflicto con la realidad de lo que es.
'El éxtasis de "ser",
de vivir la vida, hace que no pueda dejar de vivirla'. Eso puede llegar a
desaparecer según el reto que nos llegue. Pues, la vida no tiene un guión preestablecido
-salvo en la muerte-. Y en cualquier momento, puede llegar la confusión por
algo que nos rebasa y desborda.
¿Hay algún culpable de algo? Si
todo está unido, no hay ni víctimas ni verdugos. En la selva, una víctima muere
para que comer los otros.
Nosotros no somos animales, pero
hay leyes psicológicas que actúan independientemente de nuestra voluntad. No
somos libres completamente.
Cuando un reto nos desborda,
llega el caos. Ese caos trae orden, nos guste o no. Y ese orden puede que sea
una pérdida de gran valor = Dolor.
Uno no puede evitar el dolor. Sin
dolor seríamos más peligrosos, la vida no podría funcionar. El dolor es el
único freno que no falla.
Hay una ley no escrita, que no
podemos quebrantar. Si lo hacemos viene la reacción de la ley del universo.
Universo&naturaleza= implacables.
Todo pensamiento tiene su efecto.
Toda acción también. Ahí si que podemos hacer algo. Pero es preciso que no se
genere confusión en nosotros.
Confusión es división. Si uno
vive dividido, está generando confusión, caos, las desgracias. Todo será
ingobernable, llega el miedo, temor.
División es no tener sensibilidad
para el otro. No vemos el dolor en que viven los otros. Los otros puede que
estallen con todo el horror.
Por eso el dolor tiene su
sentido. Porque si no nos advirtieran seríamos bestias. El dolor sin sentido es
más doloroso, amargo, enloquecedor.
No queremos reflexionar, somos
superficiales, banales, y el trabajo está por hacer. Cuando llega el dolor pone
orden, no el tuyo ni el mío.
Orden es verdadera libertad. Uno
está en paz, nada hay pendiente. Sólo en el vacío de todo lo conocido – 'yo'-
que la libertad y su orden es.
Sin libertad no puede haber
orden. Porque la represión, el control, genera conflicto y desorden. Y el
desorden es siempre lo mismo = dolor.
Lo desconocido no gusta. Pero es
preciso para que llegue el amor. Porque en lo viejo y conocido, en la
repetición, que es lo de siempre, es el conflicto, la división.
La comparación e imitación es
miedo, es ignorancia. La comprensión de lo que somos, de lo que es la vida y
cómo funciona, es lo que nos hace libres, únicos, felices.
Si comprendiéramos la manera cómo
funciona el pensamiento, la mente, sabríamos también cómo funciona la vida. Y
veríamos el orden en todo.
Arun, lo desconocido llega cuando
el 'yo' no está operando.
Nosotros que no estamos implicados directamente con un
suceso tan grave, con la pérdida de un hijo o familiar, lo vemos todo muy
claro. Pero si eso fuera un hecho en el que estuviéramos en primera línea, con
todo lo que desencadena el que maten a tu hijo de una manera tan sorprendente,
¿estamos seguros que tendríamos una respuesta tan serena como estamos nosotros
ahora?
Los hechos cuando nos vienen, nos cambian. Aunque, nos
demos cuenta en el estado de shock en que estamos, tal vez, no podemos
liberarnos, ir más allá de todo eso que está sucediendo. Eso es otra miseria
humana: que todos hemos de pasar por lo desagradable y nos lo tenemos que
tragar.
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