sábado, 15 de diciembre de 2012

Escritos y publicaciones, 16-12-2012



Si te llega a ti una ola mental de emoción por la India, tu país, ¿por qué reprimirla? Si la reprimes, va a volver y volver. Siempre estamos con lo mismo: ¿Se puede erradicar toda la violencia que generamos para poder sobrevivir? No podemos.

Políticamente es cierto como lo dices. Pero a la hora de votar la independencia o no, sería otra cosa. El PSCataluña, no es el PSOEspañol. El PSC, podría votar la independencia, como no. Pero, tú no lo puedes afirmar categóricamente.
A lo que me refería es que en Euskadi y Catalunya, hay un pálpito independentista como no lo hay en ningún otro sitio. ¿Por qué? Pues, porque las cosas no salen de la pared, sino de una personalidad diferente a los otros lugares en los que se sienten españoles, donde están a gusto, sin importarles la inmoralidad -el agravio- del centralismo, del desprecio a su lengua y su manera de vivir. Tú mismo estás hablando de boicot a los productos catalanes, como ya lo han hecho algunas otras veces. ¿Tú no te das cuenta qué de esa manera se van a sentir con más fuerza y motivos para alejarse de vosotros?
Pero hay una pregunta definitiva: Si vives conmigo y tú te quieres ir a vivir a otro lugar y yo me opongo, te lo prohibo, ¿no será porqué yo tengo un negocio, unas ganancias, al vivir contigo?
No te nombro porque no sé cómo te llaman. Y creo que mencionar el nombre de tu grupo-foro, va contra tu dignidad y la de cualquier persona. Pues las personas tienen un nombre y 'Boicot a los productos de Cataluña' no es un nombre para un ser humano como tú lo eres.

Sí, lo que dices está muy bien, Kiran. Pero cuál es la solución que propones para que esa acumulación no nos desborde.

¿Podemos tener esperanza o es otra ilusión? La esperanza en algún logro, es una proyección, no es un hecho. Así que nos hemos de atener al hecho de que no puede haber ninguna esperanza en absoluto. Y a partir de ahí, puede que llegue lo nuevo.

La vida es cambio en todos los ámbitos. Bienvenidos sean los cambios.

Todo lo que tiene vida tiene como finalidad subsistir. Por tanto, tiene un mecanismo de defensa -se vea o no-. que advierte cuando tiene un contacto con peligro -dolor-. Y para ello, es preciso que sienta de una manera o de otra, Todos participamos del mismo paradigma: vivir, reproducirnos, morir. Y para ello, tiene que haber la inteligencia operando.

Cuando Jiddu Krishnamurti, dice: 'En el mundo occidental, en la comunidad religiosa de occidente, la duda ha sido desalentada, prohibida'. No sé porque lo dice y se extraña. Si eso también ocurre en todas partes: en India ahí están la reencarnación, las castas, los centenares de dioses y santos -que es todo paganismo e idolatría, superstición, de lo que no se puede dudar-.
Eso quiere decir que JK., al ser un ser humano vulgar y corriente, era contradictorio. Pues tenía que contentar a su auditorio. Y cuando hablaba a los hindúes en India, decía eso mismo de oriente -que habían prohibido la duda, que eran rígidos y dogmáticos, supersticiosos, etc.- .Y que decir de los musulmanes que también forman parte del mundo oriental, con su paraíso y la autoridad incuestionable de su libro sagrado.
Cuando en todas partes, hay fanáticos, con su fe inquebrantable. Y los que no creen en nada, todo lo cuestionan, y van por su cuenta -por eso se quemaron miles y miles de personas en la hoguera, los excomulgados, etc.-.

Arun. Cuestiono eso que dices de que 'creer en muchos dioses es comparativamente menos mortal que la creencia en un solo Dios, Dios, Dios mío, no vuestro Dios!' Es como decir que uno roba un millón de rupias y otro roba cien. ¿Dónde está la diferencia moralmente? ¿No es lo mismo? Es el juego del 'yo' divisivo el que dice que el que roba menos es menos inmoral.
Toda creencia en Dios, en un santo, en una idea o teoría, es divisiva y generadora de conflicto, con todos los problemas que lleva consigo.

Más aún, Jahaziel, cada segundo e instante es un cambio. Y eso es lo que genera la pasión por la vida, que nos hace sensibles y abre la puerta al amor.

Todo lo que existe es Dios. Es decir la misma existencia es Dios. Entonces, ¿por qué nombrarlo dándole categorías y poderes, cuando todo eso nos divide?
Los ritos religiosos -entre ellos los dioses, los santos, ceremonias, rezos y cantos, plegarias- tienen su sentido infantil. Como cuando el hijo de un agricultor recibe un regalo de un carrito y un caballo de cartón para que juegue. Pero eso, es muy efímero, superficial, que hay que descartar. Porque, en la superficialidad no hay teología, al haber conformismo. El buscar la verdad, que es la teología, nos pone siempre activos, en acción. Por tanto, todo lo que sea un freno, un impedimento para esa acción sin límites, ha de ser descartado radicalmente.

Todo lo que nos pasa mentalmente es fruto de nuestro condicionamiento. Un cristiano cuando medita y profundiza lo que ve, le viene al pensamiento todo lo relacionado con el cristianismo: Jesús, los santos, la cruz, etc. Los hindúes ven todo lo que les han informado y visto en su ambiente familiar: Krishna, Shiva, los gurús, los maestros, la rencarnación, el karma, los síntomas que dicen que han experimentado con las asanas, el yoga, etc.
Por eso, la meditación verdadera es vaciar la mente de todo su contenido, que es el condicionamiento. Y desde ahí, sí que hay una oportunidad para que llegue lo nuevo. Y lo nuevo, Payyal, es lo que no ha sido tocado por la mente astuta.

Es bello, sereno, sin miedo ni al frío ni a la vida.

El trabajo está en ver lo falso y descartarlo. ¿Qué es lo falso? Cada uno lo tiene que saber. Lo divisivo, el conflicto.

Lo primero es el pensamiento. Y luego usamos la palabra como un ejecutor del pensamiento. Pero, la palabra puede alterar el pensamiento original. Se puede decir: Te quiero, sin que sea cierto, o me gusta cuando no lo es. Por eso, las palabras en realidad tienen tan poco significado y valor.
Lo que hace que tanto el pensamiento y las palabras sean tan poca cosa, es su temporalidad, es decir, que a cada instante pueden cambiar. Y esto es la meditación, ver ese juego sin fin de la mente, sin interferirse huyendo o reprimiendo, donde los pensamientos nacen, se desarrollan hasta el fin y desaparecen. Y es sólo aquí donde lo nuevo puede suceder, porque hay libertad de lo conocido. Pues lo nuevo es lo que la mente no ha tocado.

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