miércoles, 28 de noviembre de 2012

Escritos y publicacionesd, 28-11-2012



El aislamiento es una especie de neurosis. La soledad es purificadora, donde hay libertad para ir y venir, ver o no ver. En el aislamiento nos convertimos en máquinas bloqueadas. En la soledad uno es una persona con dicha para vivir.

Satish. El que escribe, el escritor, es lo escrito. Entonces, ¿Para qué escribes?

No hay orden ni desorden. Sólo lo que es la realidad aparentemente cambiante.

Aprovechando la ocasión, quiero decirte: ¿Cómo una persona tan sensible como tú vota a un partido racista, fascista, que es como si dijéramos los nazis? ¿O, es qué no eres sensible -no ser indolente ante el dolor de los demás- y tú te crees que eres?

Te he dicho que ese partido político es fascista, he visto a su candidato algunas veces en recortes de televisión, de sus intervenciones en un canal xenófobo, fascista y carca, que querría que volviera todo a los años 50 del último siglo. Yo creo que tú no te enteras, escuchas campanas pero no sabes de dónde vienen. La derecha y todos sus allegados -ese grupo político al que tú votas es uno de ellos- son los descarados que explotan a los más desfavorecidos e ignorantes. Tienen un discurso racista, diciendo que los de fuera son el problema. Como si dijeran que tu padre y tu madre cuando vinieron de Andalucía, ellos fueron los culpables de todos los males de Cataluña de entonces. Creo que deberías ser más humanista. Pues, las personas como tú necesitan mucha comprensión y respeto -compasión y amor-. Y los fachas de derechas -que son amigos de los nazis- no se enteran, porque su vida es egoísta, insensible y cruel.
Es bueno charlar para aclarar, indagar, ver dónde está lo falso y negativo para descartarlo.

Creo que está frase de: 'Tú eres el mundo', sería una de las que resumen a la enseñanza de Jiddu Krishnamurti. Pero, también es una de las que más aborrecen los que no entienden su profundo y desconcertante significado, porque nos dice que somos, corruptos, inmorales, violentos, asesinos guerreros.

Ahora viene el problema: ¿Podemos estar vivos sin ser absolutamente hipócritas? No lo podemos. Como tampoco podemos ser completamente no-violentos. ¿Qué hacer entonces? Ver todo lo que es, la realidad, comprenderla e ir más allá de ella.

Finalmente, cuando uno ha visto la realidad ha de hacer algo. Y luego dejar que cada uno haga lo que tenga que hacer. De lo contrario, caeríamos en el dogmatismo. Es decir diríamos: este camino es el correcto. Y ya sabemos que no hay camino para llegar a la verdad.

Creo que tu descripción es un tanto poética, Martín. Los hechos no se pueden cambiar y hay que asumirlos completamente de lo contrario se genera el conflicto entre el hecho y lo que yo decida sobre él.
Si uno está trabajando en una oficina y ve que allí hay corrupción, y tú de una manera o de otra participas en ella, tendrás que ir más allá de ese hecho, y todo lo que de él se desprenda. No es posible quedarse al margen. Cuando uno compra un sello de correo, está financiando al ejército. Y así en todo.

El problema está ahí en lo biológico. Pues el cuerpo ocupa un espacio: Y ese espacio entra en colisión con otros cuerpos, pues quiere sobrevivir. Donde se produce el choque, el conflicto. Por tanto hay defensa y hay ataque. Así que todo el problema está en ver que no hay ninguna manera de escapar de ese paradigma. Sólo al verlo uno lo comprende lo acepta y va más allá de él.

Si uno amara a sus hijos no sería corrupto ni inmoral ni competitivo ni avariciosos ni codicioso ni vanidoso, porque todo eso trae la guerra.  Y en la guerra todo es violencia y destrucción.

Pues entonces si sigues con la palabra Dios, sigues en el absurdo. Porque si no sabes como piensa, ¿cómo vas a responder diciendo que tú eres su representante? Y aquí viene el problema de tratar con palabras lo que no se puede llegar con palabras: lo que está más allá de ellas. Que es la nada.

El arte de saber ha de ser, primero que nada, darse cuenta que uno no lo sabe todo. Entonces, es cuando nos damos cuenta que estamos en las manos del universo. Pero esto que parece tan sencillo, no lo es. Porque como no sabemos todo, esa afirmación tan rotunda se convierte en una falsedad. Pues toda afirmación, ha de ser siempre con el consentimiento de su antagonismo. Así que si decimos que todo está dado ya por el universo, eso es una simpleza sin inteligencia, sin teología.
Por eso, siempre hemos de saber que todo lo que decimos tiene su contraparte. Así que nosotros somos unas marionetas del universo, pero también somos los directores de nuestra vida, de nuestra manera de vivir. De la misma manera, si dijéramos que somos los únicos directores y realizadores, de todo lo que hacemos y creamos en nuestras vidas, eso también sería incompleto y falso.
Lo que sí que queda claro, es que nosotros no lo podemos saber todo. Solamente podemos descubrir la totalidad cuando tenemos la posibilidad de percibir al haber descartado lo que nos divide y fragmenta de la realidad, de la totalidad: la división interna y su conflicto que genera.
En cierto modo somos como las aves que viven en un gallinero: sin ayuda externa nos se podría vivir. Pero, a la vez, en ese gallinero tiene que haber un orden, que en parte es responsabilidad de los que viven en el gallinero, es decir, de cada uno.
Gracias, Shw Bhardwaj, por tus colaboraciones.

El pensamiento solamente es adecuado para las funcionas mecánicas-biológicas. En todo lo demás, como dirigir la vida, en lo psicológico, es un impedimento.

¿Por qué queremos explicar con palabras lo que está más allá de los conceptos, ideas, teorías? ¿Por qué tenemos la pretensión de querer saber lo que quiere Dios o no quiere, si Él está más allá de todo, del bien y del mal? E incluso de esto que estoy diciendo. Por lo que todo es un sinsentido.
Lo que está claro, José, es que de nosotros, en cierto modo, depende el que haya confusión y desorden. Debido a la división interna en que vivimos, que genera los conflictos. Por tanto, es a eso a lo que hay que atenernos, ¿no? Pues mientras haya conflictos entre nosotros, hagamos lo que hagamos será generar más desorden y dolor. Cuando deberíamos ver la manera de que ese conflicto no pueda ser ni operar. Y en eso, sí que habría amor. Porque el sufrimiento y el dolor es lo que nos tortura y martiriza. Y no la idea de si hay Dios o no la hay, de si yo soy su interprete, el que lo escucha, y todas esas tonterías.

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