Lo curioso de todo esto que
existe, del mundo -que decimos que es una ilusión-, cuando desaparezcamos y
muramos, este mundo y sus maneras continuarán en su actividad sin fin. Somos
átomos de una hoguera. Pero no podemos ver la hoguera ni todo lo que hay más
allá de esta infinita hoguera: ¿cómo empezó, cómo se generó, qué sentido tiene
toda esta vida que no podemos controlar ni manejar ni descubrir su principio ni
su fin?
Somos como mosquitos en un lugar
del que no sabemos nada.
Lo que es, es irreal. Porque
genera dualidad: lo que no es. Y lo que no es, es también irreal, porque genera
dualidad: la entidad que no podemos deshacernos de ella.
Antes, como ahora, un rito era un
pasatiempo, un espectáculo que gusta a los que creen en ello. Tomar la hostia
puede convertirse en una droga como otra, aunque no sean tan rápidos sus
efectos. Todo se convierte en una reunión de amigos y colegas, faltos de afecto y de seguridad. Y a partir
de ahí puede ocurrir cualquier cosa. La
cuestión es: una persona sola es un peligro, con muchas puede acabar en
catástrofe, ¿por qué no trabajarse internamente cada uno, viendo quiénes somos,
cómo funcionamos, cómo procede y opera el pensamiento?
Tim, ¿tú serías capaz de dar tu
vida por otra persona, morir por ella?
Si uno no puede cambiar, no hay
ningún problema. Solamente tiene que vivir adecuadamente: sin división ni
conflicto.
Sin amor las experiencias serían
insoportables y enloquecedoras. Sólo el amor puede comprender y captar todo el
significado de lo que nos sucede: sea desagradable o agradable, doloroso o sin
dolor.
¿Podemos comprender lo que
sucede? No podemos. Porque somos finitos viviendo en el infinito. Las palabras
no sirven para explicarlo.
¿Tiene sentido vivir si no
sabemos para qué es? Lo que sabemos es que si no hacemos las cosas
adecuadamente, todo irá peor, será más feo.
Si hay confusión, no hay
inteligencia. División-conflicto es confusión. Sin división los problemas
desaparecen, la vida se torna feliz.
La inteligencia es la capacidad
para hacer las cosas adecuadamente. Sin ella no hay orden. Ella llega con la
atención profunda, sin el 'yo'.
¿Qué es el orden? Es lo que hace
funcionar la vida: los planetas, el cuerpo, la mente, todo. Y todo es el más
allá del más allá sin fin.
Uno tiene que vivir con su historia:
su cuerpo, su capacidad, sin huir, sin querer cambiarlo. Así no hay división,
sino inteligencia, orden.
La muerte es orden. Uno tiene que
morir a cada instante para que llegue lo nuevo. De la muerte definitiva, la del
cuerpo, no hay que hablar.
Si uno no puede contar todos los
números infinitos, ¿par qué quiere contarlos? Los misterios, vida y muerte, son
infinitos, indescifrables.
Si uno consigue restablecer la comodidad y el confort de la
mente, ésta se aquieta. Hasta la próxima perturbación, donde se inicia todo el
proceso. ¿Se puede salir de la dinámica de perturbación-confusión-desorden, y
su solución? No se puede. Porque la vida es así: destrucción, amor y
construcción.
El diablo y Dios, son el resultado de la dualidad, el
conflicto, en que vivimos. ¿Por qué tiene que haber mal y bien, si sólo son una
creencia? Y como toda creencia, tiene su creencia antagónica que las anula. Por
tanto, el diablo y Dios, son lo mismo: un invento.
Si traemos nuestros negocios a este foro que está
exclusivamente dedicado a la defensa de la vida salvaje. Entonces, es que no
entendemos. O que seguimos siendo animales salvajes nada más.
No podemos comprender a Dios porque es un invento de los
humanos. Y todo lo que tocamos, queremos y hacemos, es nuestro fruto que es el
miedo, el deseo de deshacerse de él y del dolor que nos provoca. Nosotros no
podemos resolver un problema que no conocemos ni existe. Por tanto, es el
condicionamiento de lo conocido el que mediatiza toda nuestra acción. Y por
eso, para que nuestra acción no nos cree angustia, hemos de encarar los retos
desde lo desconocido: descartando la actividad del 'yo', encarando los retos con
la actitud de no sé, del vacío.
“La turba de los semi-sabios y la vil muchedumbre de los
ignorantes incrédulos piensa que se destruye la religión con la ciencia. Lo
contrario es lo verdadero. La religión está en la esencia misma del alma humana
y la verdadera ciencia bien lo ve. La ciencia no vuelca sino los ídolos
ridículos y todavía se guarda bien de quebrarlos; los conserva para sus
colecciones.”
Porque los científicos son humanos, tienen miedo, están
inseguros, saben que no saben nada. Y quieren agarrarse a algo: la religión.
Que no es ni más ni menos que un club, aunque sea de millones de amigos y
conocidos. Aunque si es sabio, no destruirá nada. Sino que dejará que caiga, si
tiene que caer. Porque sabe que la vida en si es un problema, por lo que no hay
que añadir más problemas. Por eso, cada uno que haga lo que tenga que hacer.
Hay algo que la ciencia y los científicos -en su mayoría-
no ven y no entienden: el inventar también es infinito. Por tanto, cuanto más
se inventa en medicina, la naturaleza, la vida genera nuevas enfermedades. Es
lo que decías antes, Drona: mientras hay un Dios, ha de haber un diablo y al
revés. Por eso, esa carrera desenfrenada para derrotar a la naturaleza y la
vida, es tan banal, superficial e infantil.
A lo que llamamos milagros es a lo que no comprendemos. Una
vez en un pueblo donde nevaba todos los inviernos, estuvo unos cuantos años sin
hacerlo. Por lo que, las autoridades encargaron una comisión para ver qué se
podía hacer para que volviera a nevar. Uno se encargó de buscar a una persona
que tenía un gran renombre como provocador de la nieve. Lo contrataron. Le
preguntaron si necesitaba algo para su trabajo. Sólo necesito una casa a las
afueras para vivir. Y al cabo de un tiempo empezó a nevar.
La pregunta es: ¿Provocaba esa persona que nevara o él
venía con la nieve?
No solamente uno es como un mosquito, es que todos también
lo somos. Por eso, la especulación es cosa de humanos: querer y no poder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario