Un país que es de los únicos que
no aceptó ni reconoció ni reconoce la independencia de Kosovo -ni la izquierda
ni la derecha- es un país nacionalista centralista, cerril y peligroso. Pero,
torres más altas cayeron: Yugoslavia, con su Serbia que tanto se parecen a
España.
Lo que pasó en Yugoslavia, si
ella no hubiera sido nacionalista centralista no hubiera podido ser. Donde hay
un poder centralista tiene que haber conflicto con los otros nacionalismos. Eso
es un hecho, pero el egoísmo -que es el nacionalismo llevado al extremo- es
implacable cuando han de llegar sus consecuencias. Mira lo que sucedió en
América -norte y sur-, no querían darles la independencia, querían seguir
robando sus riquezas, seguir esclavizándolos. Pero al igual como la fruta madura
cae del árbol, así sucede con las cosas de los hombres. La desgracia está en
que los hombres antes de ceder, y actuar correctamente, se vuelven crueles,
violentos y
guerreros. Aun sabiendo que todo eso no sirve para nada.
Por eso la liberación de la pobreza,
del nacionalismo, de la religión, de la casta, de la avaricia y la codicia, de
la vanidad, es también la liberación de la muerte. Todo está unido. Y el que
teme a la muerte, ha de ser codicioso y avaricioso, vanidoso. Porque, es un
ignorante de la realidad, que se atreve a inventar otra realidad que a él más
le satisface y conviene.
Jack. Buscar a la persona
adecuada que acepte y le gusten tus imperfecciones, es tan absurdo como buscar
la persona perfecta. Porque una persona que acepte y le gusten las
imperfecciones de otro, eso no existe, es una utopía, no es un hecho.
Hace unos años supe de dos
personas que no comían nada. Una era hindú, que después de que su madre le
dijera que no comiera tanto pues cuando se casara la suegra se lo echaría en
cara. Y así fue, cuando se casó y fue a vivir a casa del marido -al hogar
familiar-, su suegra al ver que comía tanto, se lo señaló y advirtió. Por lo
que le entró tanta rabia, que ella decidió no comer nunca más. Ella decía que
se dedicaba a sus cosas.
La otra era una mujer, que no
comía nunca, era una austriaca, sangraba las manos y la frente pues estaba
estigmatizada -le salían las llagas de Cristo-.
He leído tu entrevista de hoy.
Gracias por las informaciones y
comentarios
Creo que aunque tenemos libertad
para investigar, inventar y hablar de todo lo que queramos y necesitemos, es
una cosa vana. Porque al ser todo infinito, todo lo que hagamos en todas
direcciones no va a solucionar los problemas.
Hay un problema: hay que morir.
Si no morimos, surge otro problema: la depresión, el aburrimiento, el hastío,
el vacío existencial, la nada. Podemos decir que la química lo solucionará.
Aunque yo tengo las dudas. Pues la química, por el uso, se necesita más y más
para que el dolor no lo sintamos. Y ya estamos entrando en el ámbito del
infinito.
De todas maneras, lo realmente
importante es estar libre de opiniones, ideas y teorías, que nos condicionan.
Pues lo nuevo es lo que la mente no ha tocado.
La única verdad que hay es que
sentimos sufrimiento y dolor. Y eso es lo que sentimos todos, por lo que no se
puede esconder ni hacer malabarismo con ello. Y la cuestión es que todos
queremos dejar de sufrir dolor y sufrimiento, ya sea en lo físico o en lo
psíquico. Así que eso es lo más cosmopolita e internacional, la verdadera
democracia y comunismo: pues todos pasamos por ello.
Aunque comamos rocas y arena,
seguiremos haciendo daño a otros seres: los ácaros que están entre el tejido de
la ropa, los asientos tapizados, los que tenemos en la cabeza que no podemos
ver. Es decir, ya estamos entrando en lo que no es, lo no-hechos: salirse de la
desdicha de vivir al tener que hacer daño a otro ser viviente. Después de esto,
está el ir a por lo que tengamos que ingerir, quién nos lo trae, el precio,
etc. Siempre hay alguien que tiene que sufrir, y morir, para que nosotros
podamos sobrevivir.
El misterio es: ¿Por qué a
nosotros todavía no nos ha tocado la hora de morir por los demás, para que los
demás puedan vivir como nosotros lo estamos haciendo ahora?
Enghelbertb. Has dicho lo que
todos tendríamos que investigar: ¿por qué queremos alterarnos de manera tan
exagerada mediante las drogas?
Lo que tú dices, Tim, tampoco es un hecho. Porque si te
llega un reto no serás capaz de dar tu vida para tratar bien a esa persona. ¿O
me equivoco? Hay que ser serio y realista. Y no romántico e infantil.
He leído tu artículo-escrito, 'Amor y matrimonio en Corea
del Norte', en el diario...
Gracias por tus informaciones y comentarios.
¿Dónde ves lo extraordinario en unas personas qué hacen lo
que todas? Buscan pareja, se casan, tienen problemas de relación con los que
conviven, desean hacer las cosas bien a su manera, sufren y lloran, son felices
y gozan de la vida. ¿Por qué esa manía de querer criticar cómo viven los demás?
Tú que vives en Nueva York, habrías de ser cosmopolita y no extrañar los
comportamientos de los demás, por originales y raros que sean.
Nos hemos convertido en vulgares alcahuetas. Todo ese
espectáculo superficial de la televisión que invierten tanto tiempo en las
estrellas del corazón, las fiestas, los enredos familiares y de alcoba, lo
hemos trasladado a todos los ámbitos: la política, la religión, el vecindario,
los compañeros de trabajo. ¿No hay otra cosa qué hacer cuando nos referimos a
un país, a otras personas? Seamos serios y profundos. Pero la seriedad nos
aburre. Queremos divertirnos y entretenernos a costa de los otros, pase lo que
pase y cueste lo que cueste.
Por eso esta sociedad es tan vulgar, que todo lo banaliza
con su superficialidad. Tú lo puedes comprobar con tus alumnos en el colegio.
Ahora bien, tú dirás: 'Pero si todos los alumnos, los jóvenes, son así. Les
molesta ser honestos con los demás, porque para serlo ellos han de ser serios y
profundos'. ¿Y qué es la escuela, qué es ser un profesor? El profesor tiene que
enseñar cómo funciona la vida, enseñar que el desorden genera confusión e
indolencia. Enseñar como se enseña el apartamento a alguien que viene a
visitarnos: con afecto, con cariño, feliz de enseñar las dependencias, las
habitaciones, los muebles, los libros y los cuadros. Pero para eso, uno tiene
que estar entero -no dividido-, sin conflicto. Y para ello uno tiene que ver a
todos por igual, ver a un ser humano y verlo como todos: alguien que necesita
ayuda, que tiene temor, ya que la vida y las eventualidades lo desbordan, que
no sabe y vive tentativamente, y por todo ello tiene miedo, está desesperado,
necesitado de orden.
En realidad, si quieres saber cómo soy yo, solamente tienes
que conocerte verdaderamente como eres tú. Porque cuando uno se conoce -que es conocer
cómo funciona el pensamiento- es cuando conoce a toda la humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario