sábado, 24 de noviembre de 2012

Escritos y publicaciones, 24-11-2012



Un país que es de los únicos que no aceptó ni reconoció ni reconoce la independencia de Kosovo -ni la izquierda ni la derecha- es un país nacionalista centralista, cerril y peligroso. Pero, torres más altas cayeron: Yugoslavia, con su Serbia que tanto se parecen a España.

Lo que pasó en Yugoslavia, si ella no hubiera sido nacionalista centralista no hubiera podido ser. Donde hay un poder centralista tiene que haber conflicto con los otros nacionalismos. Eso es un hecho, pero el egoísmo -que es el nacionalismo llevado al extremo- es implacable cuando han de llegar sus consecuencias. Mira lo que sucedió en América -norte y sur-, no querían darles la independencia, querían seguir robando sus riquezas, seguir esclavizándolos. Pero al igual como la fruta madura cae del árbol, así sucede con las cosas de los hombres. La desgracia está en que los hombres antes de ceder, y actuar correctamente, se vuelven crueles, violentos y guerreros. Aun sabiendo que todo eso no sirve para nada.

Por eso la liberación de la pobreza, del nacionalismo, de la religión, de la casta, de la avaricia y la codicia, de la vanidad, es también la liberación de la muerte. Todo está unido. Y el que teme a la muerte, ha de ser codicioso y avaricioso, vanidoso. Porque, es un ignorante de la realidad, que se atreve a inventar otra realidad que a él más le satisface y conviene.

Jack. Buscar a la persona adecuada que acepte y le gusten tus imperfecciones, es tan absurdo como buscar la persona perfecta. Porque una persona que acepte y le gusten las imperfecciones de otro, eso no existe, es una utopía, no es un hecho.

Hace unos años supe de dos personas que no comían nada. Una era hindú, que después de que su madre le dijera que no comiera tanto pues cuando se casara la suegra se lo echaría en cara. Y así fue, cuando se casó y fue a vivir a casa del marido -al hogar familiar-, su suegra al ver que comía tanto, se lo señaló y advirtió. Por lo que le entró tanta rabia, que ella decidió no comer nunca más. Ella decía que se dedicaba a sus cosas.
La otra era una mujer, que no comía nunca, era una austriaca, sangraba las manos y la frente pues estaba estigmatizada -le salían las llagas de Cristo-.

He leído tu entrevista de hoy. Gracias por las  informaciones y comentarios
Creo que aunque tenemos libertad para investigar, inventar y hablar de todo lo que queramos y necesitemos, es una cosa vana. Porque al ser todo infinito, todo lo que hagamos en todas direcciones no va a solucionar los problemas.
Hay un problema: hay que morir. Si no morimos, surge otro problema: la depresión, el aburrimiento, el hastío, el vacío existencial, la nada. Podemos decir que la química lo solucionará. Aunque yo tengo las dudas. Pues la química, por el uso, se necesita más y más para que el dolor no lo sintamos. Y ya estamos entrando en el ámbito del infinito.
De todas maneras, lo realmente importante es estar libre de opiniones, ideas y teorías, que nos condicionan. Pues lo nuevo es lo que la mente no ha tocado.

La única verdad que hay es que sentimos sufrimiento y dolor. Y eso es lo que sentimos todos, por lo que no se puede esconder ni hacer malabarismo con ello. Y la cuestión es que todos queremos dejar de sufrir dolor y sufrimiento, ya sea en lo físico o en lo psíquico. Así que eso es lo más cosmopolita e internacional, la verdadera democracia y comunismo: pues todos pasamos por ello.

Aunque comamos rocas y arena, seguiremos haciendo daño a otros seres: los ácaros que están entre el tejido de la ropa, los asientos tapizados, los que tenemos en la cabeza que no podemos ver. Es decir, ya estamos entrando en lo que no es, lo no-hechos: salirse de la desdicha de vivir al tener que hacer daño a otro ser viviente. Después de esto, está el ir a por lo que tengamos que ingerir, quién nos lo trae, el precio, etc. Siempre hay alguien que tiene que sufrir, y morir, para que nosotros podamos sobrevivir.
El misterio es: ¿Por qué a nosotros todavía no nos ha tocado la hora de morir por los demás, para que los demás puedan vivir como nosotros lo estamos haciendo ahora?

Enghelbertb. Has dicho lo que todos tendríamos que investigar: ¿por qué queremos alterarnos de manera tan exagerada mediante las drogas?

Lo que tú dices, Tim, tampoco es un hecho. Porque si te llega un reto no serás capaz de dar tu vida para tratar bien a esa persona. ¿O me equivoco? Hay que ser serio y realista. Y no romántico e infantil.

He leído tu artículo-escrito, 'Amor y matrimonio en Corea del Norte', en el diario...
Gracias por tus informaciones y comentarios.
¿Dónde ves lo extraordinario en unas personas qué hacen lo que todas? Buscan pareja, se casan, tienen problemas de relación con los que conviven, desean hacer las cosas bien a su manera, sufren y lloran, son felices y gozan de la vida. ¿Por qué esa manía de querer criticar cómo viven los demás? Tú que vives en Nueva York, habrías de ser cosmopolita y no extrañar los comportamientos de los demás, por originales y raros que sean.
Nos hemos convertido en vulgares alcahuetas. Todo ese espectáculo superficial de la televisión que invierten tanto tiempo en las estrellas del corazón, las fiestas, los enredos familiares y de alcoba, lo hemos trasladado a todos los ámbitos: la política, la religión, el vecindario, los compañeros de trabajo. ¿No hay otra cosa qué hacer cuando nos referimos a un país, a otras personas? Seamos serios y profundos. Pero la seriedad nos aburre. Queremos divertirnos y entretenernos a costa de los otros, pase lo que pase y cueste lo que cueste.
Por eso esta sociedad es tan vulgar, que todo lo banaliza con su superficialidad. Tú lo puedes comprobar con tus alumnos en el colegio. Ahora bien, tú dirás: 'Pero si todos los alumnos, los jóvenes, son así. Les molesta ser honestos con los demás, porque para serlo ellos han de ser serios y profundos'. ¿Y qué es la escuela, qué es ser un profesor? El profesor tiene que enseñar cómo funciona la vida, enseñar que el desorden genera confusión e indolencia. Enseñar como se enseña el apartamento a alguien que viene a visitarnos: con afecto, con cariño, feliz de enseñar las dependencias, las habitaciones, los muebles, los libros y los cuadros. Pero para eso, uno tiene que estar entero -no dividido-, sin conflicto. Y para ello uno tiene que ver a todos por igual, ver a un ser humano y verlo como todos: alguien que necesita ayuda, que tiene temor, ya que la vida y las eventualidades lo desbordan, que no sabe y vive tentativamente, y por todo ello tiene miedo, está desesperado, necesitado de orden.
En realidad, si quieres saber cómo soy yo, solamente tienes que conocerte verdaderamente como eres tú. Porque cuando uno se conoce -que es conocer cómo funciona el pensamiento- es cuando conoce a toda la humanidad.

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