He leído tu entrevista de ayer.
Gracias por las informaciones y comentarios.
Todo lo que dices está bien. Pero
hemos de tener presente que los avances técnicos y científicos no solucionan el
problema de la vida de los hombres. Pues el infinito no se puede alcanzar. Por
tanto, por muchos avances en el ámbito científico-técnico, no podremos derrotar
a la vida de sufrimiento, de dolor. Pues ese infinito, el vacío existencial, está
más allá de lo material, de lo sensitivo, del romanticismo de las ideas
utópicas del futuro.
¿Podemos ver e imaginar qué en un
grano de arena hay un universo como el nuestro, con sus planetas, estrellas,
satélites, seres vivos como los que tiene la tierra?
Nathan. ¿La competencia es
adecuada para vivir sin conflicto, sin hacer daño? La competencia es el deseo
en su máxima expresión, por tanto es la insensibilidad y la indolencia ante los
demás.
Hay algunos países más
competitivos que otros. Por eso, si uno nace en India, y crece allí con su
cultura y manera de vivir, no tendrá ningún conflicto a la hora de vivir de esa
manera -sin ganar medallas de oro en los Juegos Olímpicos-. Pero un europeo o
un norteamericano, que son muy activos, tienen muchas necesidades, sus deseos
competitivos serán más que de los hindúes o los africanos.
Por eso, el conflicto de lo que
es, de la realidad, cada uno lo tiene que gestionar par liberarse del conflicto
de la competencia o menos competencia.
El alcohol, el vino, es una
droga. No hagáis de camellos haciendo propaganda y vendiendo vinos y alcohol.
La dualidad entre las noche y el
día, de lo mundano o espiritual, la dualidad de lo que sea, es una reacción.
Cuando todo es una unidad: el día le sigue a la noche, lo mundano y lo
espiritual son lo mismo si es que sabemos ver, tenemos amor. Y eso mismo pasa
con la belleza, con lo que decimos que es bello. ¿Puede haber alguna nube fea,
algún árbol feo, algún fruto feo en su forma y color? Por eso, porque no
vivimos en la unidad que reaccionamos y decimos que este árbol es bonito, este
otro es feo. Ahora, si lo encaramos con las personas, es cuando vienen los
problemas, los conflictos, los odios, los rechazos. La reacción en el ámbito
psicológico, es negativa porque nos divide.
Ahora bien, reaccionar es preciso
en el ámbito físico y material: ante el fuego, un peligro ante un precipicio.
Gonzalo. ¿Qué importancia tiene
si lo que uno dice lo ha recogido de otro pero lo ha hecho suyo? ¿Qué importa
tiene qué el ordenador, el coche, el microscopio, lo haya inventado otro, ya sea tu vecino o un
especialista, si tú lo comprendes y lo manejas para tu beneficio y los demás?
Lo importante es que lo que leemos, o nos dicen, lo comprendamos definitivamente.
Y entonces, eso es tuyo y nadie te lo puede quitar.
Todos comprendemos lo que podemos
comprender, asimilar y vivenciar. Cada uno tiene una capacidad. Y uno si sabe
gestionar su capacidad, es cuando llega el fin de la división y el conflicto.
¿Es eso lo qué hacemos? Me temo que no, pues siempre estamos imitando, deseando
ser lo mismo que otro por el que nos sentimos atraídos. Por eso, es que la
sociedad es tan banal y superficial, tan manejable, porque somos seguidores,
repetidores. Y todo eso hace que prosiga la confusión y el desorden, que nos
lleva al conflicto, al enfrentamiento, la violencia y la guerra.
Los iluminados son un ego ligero,
que desaparece y vuelve recurrentemente. Pues esa es la fatalidad de la vida:
todos participamos de la mente global, universal, a la que estamos conectados.
Por tanto, todo lo bueno y lo malo llega a nosotros. Y es con eso con lo que
tenemos que bregar, comprender, descartar.
¿Por qué nos gusta tanto tratar
con no hechos? Siempre estamos hablando de la iluminación, de la no-violencia,
de la liberación, del nirvana, de la rencarnación, pero eso no son hechos. Son
una distracción de la realidad. Pero parece ser que nos encantan los no hechos,
para huir de la realidad, del hecho.
Por eso, no hay que ser
espectacular, ir de un lado a otro hablando y tratando de convencer,
esforzándose, pues en lo sencillo está lo más grande. Solamente tenemos que ver
dentro de nosotros lo que está sucediendo, comprenderlo. Y esa misma
comprensión es la acción total. Pues lo de dentro siempre se manifiesta
externamente, fuera en cada acto que hacemos, en cada paso que damos, cómo
hablamos, cómo encaramos el reto de ir a comprar y tener que esperar un poco,
cómo tratamos al dependiente que nos ayuda para que podamos comprar, qué
importancia le damos al dinero. La mayoría piensa que cambiando lo externo, el
hombre cambiará, pero no lo ha hecho nunca. El paradigma psicológico es que lo
de dentro es más fuerte que lo de fuera y por eso ni las sanciones, ni las
leyes ni las bonitas palabras, pueden con lo que somos internamente.
Solamente tenemos la posibilidad
de ir más allá de todo eso que somos -divididos, en conflicto, con miedo,
deseosos con ansiedad-. Y para ello, uno tiene que ser capaz de ver. Y si vemos
claramente eso que somos sin opción alguna, la acción será total, definitiva,
el orden.
Al final, y desde el principio,
todo está en el ver claramente. Si uno ve con toda la atención, lo que llega es
el orden.
Blanca. Aunque todo eso que
queremos y deseamos para nuestro cuerpo y nuestras vidas, para que tengan más de
lo que queremos: belleza, salud, más sabiduría psicológica-espiritualidad,
tiene su sentido. Uno tiene que atenerse a lo que es, a la realidad, de que el
paradigma de la vida es nacer, crecer, llegar a la plenitud, decadencia y
muerte. Porque si no lo comprendemos y vivimos, seguiremos divididos y en
conflicto. Y esa fragmentación, y el conflicto que le sigue, es lo que genera
todos los males y desdichas, el sufrimiento y el dolor.
El nacionalismo más grande se
come al pequeño. Siempre será así, si no cambia el paradigma del egoísmo, del
'yo', que es insensible y sin escrúpulos. El problema es que después de medio
millón de años todavía estamos ahí: crueles, indolentes, violentos y sanguinarios
guerreros.
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