viernes, 23 de noviembre de 2012

Escritos y publicaciones, 24-11-2012



He leído tu entrevista de ayer. Gracias por las informaciones y comentarios.
Todo lo que dices está bien. Pero hemos de tener presente que los avances técnicos y científicos no solucionan el problema de la vida de los hombres. Pues el infinito no se puede alcanzar. Por tanto, por muchos avances en el ámbito científico-técnico, no podremos derrotar a la vida de sufrimiento, de dolor. Pues ese infinito, el vacío existencial, está más allá de lo material, de lo sensitivo, del romanticismo de las ideas utópicas del futuro.
¿Podemos ver e imaginar qué en un grano de arena hay un universo como el nuestro, con sus planetas, estrellas, satélites, seres vivos como los que tiene la tierra?

Nathan. ¿La competencia es adecuada para vivir sin conflicto, sin hacer daño? La competencia es el deseo en su máxima expresión, por tanto es la insensibilidad y la indolencia ante los demás.
Hay algunos países más competitivos que otros. Por eso, si uno nace en India, y crece allí con su cultura y manera de vivir, no tendrá ningún conflicto a la hora de vivir de esa manera -sin ganar medallas de oro en los Juegos Olímpicos-. Pero un europeo o un norteamericano, que son muy activos, tienen muchas necesidades, sus deseos competitivos serán más que de los hindúes o los africanos.
Por eso, el conflicto de lo que es, de la realidad, cada uno lo tiene que gestionar par liberarse del conflicto de la competencia o menos competencia.

El alcohol, el vino, es una droga. No hagáis de camellos haciendo propaganda y vendiendo vinos y alcohol.

La dualidad entre las noche y el día, de lo mundano o espiritual, la dualidad de lo que sea, es una reacción. Cuando todo es una unidad: el día le sigue a la noche, lo mundano y lo espiritual son lo mismo si es que sabemos ver, tenemos amor. Y eso mismo pasa con la belleza, con lo que decimos que es bello. ¿Puede haber alguna nube fea, algún árbol feo, algún fruto feo en su forma y color? Por eso, porque no vivimos en la unidad que reaccionamos y decimos que este árbol es bonito, este otro es feo. Ahora, si lo encaramos con las personas, es cuando vienen los problemas, los conflictos, los odios, los rechazos. La reacción en el ámbito psicológico, es negativa porque nos divide.
Ahora bien, reaccionar es preciso en el ámbito físico y material: ante el fuego, un peligro ante un precipicio.

Gonzalo. ¿Qué importancia tiene si lo que uno dice lo ha recogido de otro pero lo ha hecho suyo? ¿Qué importa tiene qué el ordenador, el coche, el microscopio,  lo haya inventado otro, ya sea tu vecino o un especialista, si tú lo comprendes y lo manejas para tu beneficio y los demás? Lo importante es que lo que leemos, o nos dicen, lo comprendamos definitivamente. Y entonces, eso es tuyo y nadie te lo puede quitar.

Todos comprendemos lo que podemos comprender, asimilar y vivenciar. Cada uno tiene una capacidad. Y uno si sabe gestionar su capacidad, es cuando llega el fin de la división y el conflicto. ¿Es eso lo qué hacemos? Me temo que no, pues siempre estamos imitando, deseando ser lo mismo que otro por el que nos sentimos atraídos. Por eso, es que la sociedad es tan banal y superficial, tan manejable, porque somos seguidores, repetidores. Y todo eso hace que prosiga la confusión y el desorden, que nos lleva al conflicto, al enfrentamiento, la violencia y la guerra.

Los iluminados son un ego ligero, que desaparece y vuelve recurrentemente. Pues esa es la fatalidad de la vida: todos participamos de la mente global, universal, a la que estamos conectados. Por tanto, todo lo bueno y lo malo llega a nosotros. Y es con eso con lo que tenemos que bregar, comprender, descartar.

¿Por qué nos gusta tanto tratar con no hechos? Siempre estamos hablando de la iluminación, de la no-violencia, de la liberación, del nirvana, de la rencarnación, pero eso no son hechos. Son una distracción de la realidad. Pero parece ser que nos encantan los no hechos, para huir de la realidad, del hecho.

Por eso, no hay que ser espectacular, ir de un lado a otro hablando y tratando de convencer, esforzándose, pues en lo sencillo está lo más grande. Solamente tenemos que ver dentro de nosotros lo que está sucediendo, comprenderlo. Y esa misma comprensión es la acción total. Pues lo de dentro siempre se manifiesta externamente, fuera en cada acto que hacemos, en cada paso que damos, cómo hablamos, cómo encaramos el reto de ir a comprar y tener que esperar un poco, cómo tratamos al dependiente que nos ayuda para que podamos comprar, qué importancia le damos al dinero. La mayoría piensa que cambiando lo externo, el hombre cambiará, pero no lo ha hecho nunca. El paradigma psicológico es que lo de dentro es más fuerte que lo de fuera y por eso ni las sanciones, ni las leyes ni las bonitas palabras, pueden con lo que somos internamente.

Solamente tenemos la posibilidad de ir más allá de todo eso que somos -divididos, en conflicto, con miedo, deseosos con ansiedad-. Y para ello, uno tiene que ser capaz de ver. Y si vemos claramente eso que somos sin opción alguna, la acción será total, definitiva, el orden.

Al final, y desde el principio, todo está en el ver claramente. Si uno ve con toda la atención, lo que llega es el orden.

Blanca. Aunque todo eso que queremos y deseamos para nuestro cuerpo y nuestras vidas, para que tengan más de lo que queremos: belleza, salud, más sabiduría psicológica-espiritualidad, tiene su sentido. Uno tiene que atenerse a lo que es, a la realidad, de que el paradigma de la vida es nacer, crecer, llegar a la plenitud, decadencia y muerte. Porque si no lo comprendemos y vivimos, seguiremos divididos y en conflicto. Y esa fragmentación, y el conflicto que le sigue, es lo que genera todos los males y desdichas, el sufrimiento y el dolor.

El nacionalismo más grande se come al pequeño. Siempre será así, si no cambia el paradigma del egoísmo, del 'yo', que es insensible y sin escrúpulos. El problema es que después de medio millón de años todavía estamos ahí: crueles, indolentes, violentos y sanguinarios guerreros.

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