jueves, 22 de noviembre de 2012

Escritos y publicaciones, 22-11-2012



Esa genialidad de Jiddu Krishnamurti llega cuando hay empatía, cuando el conflicto está ausente. Si no es así, para las personas como nosotros no le haríamos ningún caso. Como los racistas, los nacionalistas, los dogmáticos religiosos, no le hacen ningún caso ni lo conocen, no les importa nada de todo eso de lo que habla.

Si tú vives o te relacionas con niños y usas la palabra matar tan a la ligera, estas banalizando la palabra matar y ellos se acostumbran a eso con todas sus malas consecuencias. Y con las personas mayores, sucede que cada vez que usamos la palabra matar sienten algo conmovedor y dramático dentro de ellas. Por tanto repito: soy prudente y educado con las personas a la hora de usar ciertas palabras.

Volvemos a la de siempre: antes se mataba también en masa, como se hace ahora, pero las armas mortíferas no eran tan eficientes. Per el hecho de asesinar, era el mismo que ahora. Motivado por la división y el conflicto interno, que se manifiesta en cada acto de nuestra vida cotidiana.

Sin la ausencia de conflicto no lo podría hacer. Además, hemos de ser conscientes que aunque hay personas que adoran y son devotos de Jiddu Krishnamurti, hay otras personas desarrolladas mentalmente que no les satisface lo que dice ni como vivió, etc. Tal cual nos pasa a nosotros: unos nos aprecian y otros nos detestan.

Si, Martín, sé lo que quieres decir con la degradación de la naturaleza, la adulteración de los alimentos, etc. Pero, antes la mortandad era muy elevada por la falta de medicinas y cuidados. Por lo que esta situación es la misma que la otra. Es decir, hemos de morir de una cosa o de otra. Esto es otra ilusión que tenemos: cuando hace trescientos años vivían cincuenta o sesenta años, ellos lo tenían asumidos y lo aceptaban. Como nosotros aceptamos el morirnos a los noventa o cien años. Y en todas las circunstancias sucede lo mismo, la esclavitud, la explotación de los labriegos y los criados. Aunque había algunos que se rebelaban, la mayoría como no conocían lo que hay ahora -no lo podían ni concebir ni imaginar-, lo aceptaban como una fatalidad, cosas de la vida.

La rutina y la repetición embotan la mente. Así que uno ha de morir a todo eso, que no es otra cosa que el condicionamiento. Para que llegue lo nuevo, hay que morir a lo viejo y repetitivo. Eso viejo es todo el contenido de la mente, que es la memoria acumulada desde hace millones de años, como somos ahora: la división, los conflictos, la crueldad de la violencia y el horror de la guerra. Si morimos a lo viejo -eso no desaparece sino nos quedaríamos en una especie de amnesia-, quiere decir que el pensamiento, que es el 'yo', no opera. Por tanto, el conflicto y todo lo que desencadena de confusión y desorden, cesa. El pensamiento, en su aspecto práctico, doméstico –aprender a leer, manejar el ordenador, cocinar, etc.-, en el ámbito científico-técnico, tiene su utilidad. Pero en lo psicológico, espiritual, el pensamiento es un obstáculo e impedimento.

Gracias, Jahaziel, por la exposición del video. Seguimos con el creer o no creer. Si decimos que creemos que no hay nada, como si decimos que creemos que si que hay, después de la muerte. Eso sigue siendo otra creencia. ¿Podemos estar en la indefinición de creer o no creer y ser ágiles, libres de todo compromiso? El compromiso, obedece a una idea o teoría, nos divide de lo que es, la realidad, nos fuerza y nos genera conflicto.

Quien acusa debe aportar pruebas y demostrar que son verdaderas. El acusado, se debe defender como pueda. Pero parece que el mundo se haya puesto al revés, cuando exigen al acusado que demuestre que es culpable.

La cuestión es: todo el aparato de un estado soberano, con sus policías, ejército, espías, fiscales, jueces y funcionarios, ¿no pueden aclarar en unas horas -o días- si un político de los grandes tiene unas cuentas en Suiza o en las Islas Caimán y es corrupto?

También creo que estás desbordado con todo el grupo de nacionalistas centralistas fascistas españoles -yo puedo ser nacionalista, pero tú no puedes y no te dejaré- que tienes a tu alrededor. Pero, esto tiene una fácil solución: atente a la legalidad primero. Y después, ve a lógica humana, que va más allá de la legalidad: cuando tenemos hambre de verdad uno coge lo que sea para comer, sea legal o no.

Eso es cierto, Mara, porque cuando uno dice que sabe, es que no sabe. Pues todo no se puede saber. Lo que quiere decir que, en realidad, nosotros nada más sabemos que la parte del todo infinito.

Si decimos que todo se puede destruir, hay infinitas posibilidades para que así sea. Y si decimos que todo no se puede destruir, también hay infinitas posibilidades para que así sea. Entonces, ¿qué es lo que queda? La percepción del ahora. que nos hace saber que las palabras y el pensamiento no es lo adecuado para poder vérselas con la realidad de la vida y de lo que está más allá de ella.

Cuando uno ve tanto caos, tanta miseria, tanta confusión, tanta locura, siente una mezcla de suave depresión, seguida de una claridad para ver lo que hay que hacer. Y llega la energía con su inteligencia para poder ver donde está lo falso y descartarlo radicalmente.

He leído tu entrevista de ayer. Gracias.
Has sido muy dulzón a la hora de describir a la mujer, al hombre, a las parejas y el sexo. Cuando la vida de todos los seres vivos es luchar para que no nos devoren. Y así poder nosotros devorar para poder sobrevivir.

Le dijeron a Jesucristo cuando estaba en una casa hablando con unas personas: 'Mira, ahí en la puerta están pasando por la calle tu madre y unos parientes'. Él contestó: 'Mi madre y mis parientes, son los que están conmigo, junto a mí'.

Gracias por el video, Pablo. Aunque es un poco exagerado, la realidad es así. Solamente luchar contra lo de fuera, el mundo y su infinita creación, es absurdo, genera malos resultados, más confusión y desorden.

No hay comentarios:

Publicar un comentario