No hemos de ser ni optimistas ni pesimistas, solamente ver
la verdad. ¿Crees, Wim, qué una persona, un país se cansa de hacer la guerra?
La vida es una guerra continuada. Y si a uno no le obligan los demás, o por
debilidad y agotamiento, uno sigue con su guerra. Eso es el hecho. Y lo demás,
la paz y la no-violencia, etc., todo es una ilusión.
El amor es la ausencia de conflicto. Hagas lo que hagas si
no estás en conflicto, ahí está el amor. Tú no te preocupes si hay o no hay
amor en los demás, o en el mundo. El problema, Martín, es de cada uno. Y es uno
solo el que lo tiene que solucionar.
La guerra es nuestro estilo de vida, siempre hay un motivo
para hacerla. Pero lo maravilloso es que siempre hay un motivo para no hacerla.
El hombre se ve quién es cuando sabe vivir sin hacer la
guerra. No hacer la guerra es vivir sin la excitación del placer del ego, del
'yo'.
La guerra no sale de la pared. Uno la va sembrando en cada
acto que hace. ¿Podemos vivir sin egoísmo? No. Pero ha de ser el mínimo.
Comer quiere decir egoísmo, porque es a costa de los
animales, etc. Para comer no hace falta hacer una matanza. El placer, es la
matanza.
Queremos dos casas, abundancia material. Los otros también
lo quieren. Y se convierte en una carrera sin fin de vanidad y avaricia:
guerra.
La repetición de lo falso miles y miles de veces, diciendo
que es lo verdadero, hace que lo falso se haya convertido en verdadero. De ahí
la ausencia de sensibilidad, que hace que la violencia y la guerra parece que
no tenga fin.
Todo lo que dicen los maestros, etc., no es ninguna
originalidad de ellos. Pues, todo está ahí para que podamos verlo, comprenderlo
y vivirlo. Es parecido como cuando uno entra en un bosque, que no conoce, los
caminos y sendas están allí, para ser usadas, sólo falta verlas, encontrarlas.
Por eso, si uno entra en el ámbito de la política, de las
instituciones religiosas o de otra clase, la corrupción lo devorará. Porque
llevamos dentro el germen de la corrupción. Uno solo se puede manejar, pero
cuando hay relaciones muy estrechas con muchos, éstos nos sobrepasan y nos
arrastran a la deshonestidad, la mentira, el engaño.
Después de la Segunda Guerra Mundial, a Japón se le impuso
una especie de Virrey, etc., tras las dos bombas atómicas, sin opción al
ejército. Alemania fue invadida y troceada entre EE.UU., Inglaterra, Francia,
Rusia, tampoco sin opción a tener un ejército. Aparte de los millones de
muertos, inválidos, etc., y la destrucción de la economía. ¿Cómo iban a tener
ganas de hacer la guerra? Pero la guerra está dentro de nosotros, de ellos,
sino mira lo que hace Alemania con los países del Sur de Europa: los tienen
intervenidos, manejados y dominados, les dice las leyes que tienen que legislar
y aprobar. Sus maneras son tan dictatoriales como lo eran los antiguos nazis.
La diferencia es la ausencia de violencia física y la guerra.
Si no tuviéramos ganas de guerra, no haríamos las cosas de
manera para acercarnos a ella. Y la manera de vivir corrupta e inmoral,
derrochadora y placentera, es la siembra de guerra y más guerra.
Los políticos, y las personas en general, abordan al 'yo'
de una manera superficial. Solamente rascan el la superficie de los problemas.
Es curioso que, en todos estos días de bombardeos del
ejército israelí sobre las ciudades de Gaza, no habéis enviado nada por correo
electrónico para informarnos. Y hoy, cuando los palestinos hacen una incursión
en Tel Aviv, ya os ponéis enloquecidos. Eso no es demócrata. Eso es la
dictadura de la prensa al servicio de sionismo, que está practicando el
genocidio en Palestina.
Si no cambian si actitud tan partidista, inmoral y racista
no me envíen más correos. Gracias.
El problema no son los otros, si no uno mismo. Por tanto,
es uno el que tiene que cambiar. Y si uno cambia, entonces está cambiando todo
el mundo, toda la humanidad.
El cambio no es hacer lo que hace uno o varios que creemos
que ya han cambiado. El cambio consiste en ver que uno está dividido
internamente y comprende lo que eso implica para su vida y la de los demás. Y
entonces si uno es consciente de esa división, del conflicto y el desorden que
genera, sabrá lo que tiene que hacer. Y eso será suyo y nadie lo podrá quitar.
Por otra parte, Pablo, el cambio no es una meta, sino una
manera de vivir, que sigue el proceso de la vida siempre dinámico y cambiando.
Puedes plantearlo como quieras, Roberto, pero para que no
haya enfrentamiento con el ego, el 'yo', para olvidarnos de ello, es necesario
que el conflicto interno cese. Porque el conflicto interno es porque ya está
funcionando el ego, el 'yo'.
No hay nada para estar en contra de la palabra matar
usándola retóricamente, para hacer una metáfora -las palabras en sí no tienen
ninguna fuerza dinámica-. Pero, yo personalmente por higiene mental, no la uso.
Creo, Vanesa, que es más adecuado decir, ir más allá, descartar, no hacerle ningún caso, pasar de él.
Eso que dices no tiene ningún valor ni importancia. La
verdad, Martín, entendida como la ausencia de problemas, es cuando el conflicto
ha acabado, ha cesado, no está operando.
El niño, por su falta de desarrollo mental y físico,
necesita la asistencia continuada.
Claro que no todos pueden solucionar su conflicto. Lo
importante es ser consciente del conflicto y lo que genera de violencia,
crueldad, las matanzas en masa de la guerra. Porque, ojos que no ven corazón
que no llora. Es decir, hace trescientos años los católicos decían que las
mujeres y los negros no tenían alma -y la mayoría lo creía y aceptaba-. Y
claro, esas personas que decían esa tontería, no eran conscientes del daño que
hacían con esa afirmación dogmática y autoritaria, no eran sensibles al dolor.
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