miércoles, 21 de noviembre de 2012

Escritos y publicaciones, 21-11-2012



No hemos de ser ni optimistas ni pesimistas, solamente ver la verdad. ¿Crees, Wim, qué una persona, un país se cansa de hacer la guerra? La vida es una guerra continuada. Y si a uno no le obligan los demás, o por debilidad y agotamiento, uno sigue con su guerra. Eso es el hecho. Y lo demás, la paz y la no-violencia, etc., todo es una ilusión.

El amor es la ausencia de conflicto. Hagas lo que hagas si no estás en conflicto, ahí está el amor. Tú no te preocupes si hay o no hay amor en los demás, o en el mundo. El problema, Martín, es de cada uno. Y es uno solo el que lo tiene que solucionar.

La guerra es nuestro estilo de vida, siempre hay un motivo para hacerla. Pero lo maravilloso es que siempre hay un motivo para no hacerla.

El hombre se ve quién es cuando sabe vivir sin hacer la guerra. No hacer la guerra es vivir sin la excitación del placer del ego, del 'yo'.

La guerra no sale de la pared. Uno la va sembrando en cada acto que hace. ¿Podemos vivir sin egoísmo? No. Pero ha de ser el mínimo.
Comer quiere decir egoísmo, porque es a costa de los animales, etc. Para comer no hace falta hacer una matanza. El placer, es la matanza.

Queremos dos casas, abundancia material. Los otros también lo quieren. Y se convierte en una carrera sin fin de vanidad y avaricia: guerra.

La repetición de lo falso miles y miles de veces, diciendo que es lo verdadero, hace que lo falso se haya convertido en verdadero. De ahí la ausencia de sensibilidad, que hace que la violencia y la guerra parece que no tenga fin.

Todo lo que dicen los maestros, etc., no es ninguna originalidad de ellos. Pues, todo está ahí para que podamos verlo, comprenderlo y vivirlo. Es parecido como cuando uno entra en un bosque, que no conoce, los caminos y sendas están allí, para ser usadas, sólo falta verlas, encontrarlas.

Por eso, si uno entra en el ámbito de la política, de las instituciones religiosas o de otra clase, la corrupción lo devorará. Porque llevamos dentro el germen de la corrupción. Uno solo se puede manejar, pero cuando hay relaciones muy estrechas con muchos, éstos nos sobrepasan y nos arrastran a la deshonestidad, la mentira, el engaño.

Después de la Segunda Guerra Mundial, a Japón se le impuso una especie de Virrey, etc., tras las dos bombas atómicas, sin opción al ejército. Alemania fue invadida y troceada entre EE.UU., Inglaterra, Francia, Rusia, tampoco sin opción a tener un ejército. Aparte de los millones de muertos, inválidos, etc., y la destrucción de la economía. ¿Cómo iban a tener ganas de hacer la guerra? Pero la guerra está dentro de nosotros, de ellos, sino mira lo que hace Alemania con los países del Sur de Europa: los tienen intervenidos, manejados y dominados, les dice las leyes que tienen que legislar y aprobar. Sus maneras son tan dictatoriales como lo eran los antiguos nazis. La diferencia es la ausencia de violencia física y la guerra.

Si no tuviéramos ganas de guerra, no haríamos las cosas de manera para acercarnos a ella. Y la manera de vivir corrupta e inmoral, derrochadora y placentera, es la siembra de guerra y más guerra.

Los políticos, y las personas en general, abordan al 'yo' de una manera superficial. Solamente rascan el la superficie de los problemas.

Es curioso que, en todos estos días de bombardeos del ejército israelí sobre las ciudades de Gaza, no habéis enviado nada por correo electrónico para informarnos. Y hoy, cuando los palestinos hacen una incursión en Tel Aviv, ya os ponéis enloquecidos. Eso no es demócrata. Eso es la dictadura de la prensa al servicio de sionismo, que está practicando el genocidio en Palestina.
Si no cambian si actitud tan partidista, inmoral y racista no me envíen más correos. Gracias.

El problema no son los otros, si no uno mismo. Por tanto, es uno el que tiene que cambiar. Y si uno cambia, entonces está cambiando todo el mundo, toda la humanidad.

El cambio no es hacer lo que hace uno o varios que creemos que ya han cambiado. El cambio consiste en ver que uno está dividido internamente y comprende lo que eso implica para su vida y la de los demás. Y entonces si uno es consciente de esa división, del conflicto y el desorden que genera, sabrá lo que tiene que hacer. Y eso será suyo y nadie lo podrá quitar.
Por otra parte, Pablo, el cambio no es una meta, sino una manera de vivir, que sigue el proceso de la vida siempre dinámico y cambiando.

Puedes plantearlo como quieras, Roberto, pero para que no haya enfrentamiento con el ego, el 'yo', para olvidarnos de ello, es necesario que el conflicto interno cese. Porque el conflicto interno es porque ya está funcionando el ego, el 'yo'.

No hay nada para estar en contra de la palabra matar usándola retóricamente, para hacer una metáfora -las palabras en sí no tienen ninguna fuerza dinámica-. Pero, yo personalmente por higiene mental, no la uso. Creo, Vanesa, que es más adecuado decir, ir más allá, descartar,  no hacerle ningún caso, pasar de él.

Eso que dices no tiene ningún valor ni importancia. La verdad, Martín, entendida como la ausencia de problemas, es cuando el conflicto ha acabado, ha cesado, no está operando.

El niño, por su falta de desarrollo mental y físico, necesita la asistencia continuada.
Claro que no todos pueden solucionar su conflicto. Lo importante es ser consciente del conflicto y lo que genera de violencia, crueldad, las matanzas en masa de la guerra. Porque, ojos que no ven corazón que no llora. Es decir, hace trescientos años los católicos decían que las mujeres y los negros no tenían alma -y la mayoría lo creía y aceptaba-. Y claro, esas personas que decían esa tontería, no eran conscientes del daño que hacían con esa afirmación dogmática y autoritaria, no eran sensibles al dolor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario