sábado, 17 de noviembre de 2012

Escritos y publicaciones, 17-11-2012



La gratitud, como el pedir perdón, es un adorno, un más de lo mismo: política, deseo de sacar un beneficio. Si tú y yo tropezamos al entrar a un sitio, los dos tendremos la culpa, seremos responsables, ¿no?

Cuando uno mira y observa sin división, el 'yo' y el pensamiento no son. Entonces, eso que llamamos Dios, lo eterno, lo total, el absoluto, se manifiesta.

Esa es la estupidez de las guerras, ya sean mediáticas o con violencia: creer que porque destruyes a una persona todo ya se ha acabado. Pero quedan millones de personas que le seguirán y que también tendrán que destruir. Por lo que, todo es odio, envidia, ganas de contienda y guerra, locura. Y al final de todo están los beneficios: dinero y poder.

Un rasgo de los toreros, y los aficionados a las corridas, es su chulería. Por eso, ellos son tan fanáticos de esa afición sádica y cruel, que es muy difícil que por ellos mismos la supriman o hagan algo para abolirla definitivamente. Cataluña, ha sido el único país -aquí dicen comunidad autónoma, cosas del centralismo-, que la ha abolido por votación democrática en su parlamento, con los votos favorables de la izquierda. La derecha en bloque no quería abolirla: votó en contra. De hecho el gobierno central español la promueve -a pesar de la crisis económica- y subvenciona. Y quiere hacerla bien cultural nacional.

Esa es la realidad: si las mujeres se convirtieran en hombres harían lo mismo que nosotros. Y si los hombres nos convirtiéramos en mujeres harían como hacen ellas. Porque estamos condicionados por el físico. Y el físico condiciona la manera de comportarse.

Yendo más lejos aún, si los animales llegaran donde estamos ahora los seres humanos, harían lo mismo que nosotros: destruirlo todo, es decir vivir a costa de lo que sea.

¿Tan importante soy yo para que me des disculpas porque has roto un plato en mi casa al invitarte a comer? Las cosas son como son, Ulta. La realidad es la que es: un hecho. ¿Para qué quedarse con ese hecho diciendo lo siento, discúlpame, ofreciendo un regalo para arreglarlo lo que no se puede arreglar?
No estoy en contra, solamente estoy describiendo la tontería y ñoñada que es.

¿Se puede creer en algo -tener una creencia- si uno no tiene miedo? Por tanto es el miedo el problema, el que hay que comprender. Pues las creencias son divisivas. División es lo que genera el miedo. Si hay unión interna, atención total, no habrán ni división ni miedo ni creencias.

Sería una frivolidad dar la culpa a una de las dos partes enfrentadas. La raíz de un conflicto es profunda, por lo que no podemos llegar al principio. Y los políticos y especialistas intelectuales, sociólogos, etc., que quieren llegar al principio, ellos mismos se han convertido en parte del problema. De esa manera nunca le van a dar una solución favorable para las partes. Pues, esos que intentan solucionarlo cada uno tiene su simpatía hacia una parte.
Por tanto, si uno quiere la paz ha de descartar radicalmente la violencia y la guerra. ¿Y el precio que hay qué pagar qué? Cuando uno se está quemando -la violencia y la guerra queman-, tiene que hacer algo para no quemarse.

Al final, de una manera o de otra, para que se solucione el conflicto, han de dejar el nacionalismo, la religión, poco o mucho. Y occidente, dejar el miedo a los árabes, musulmanes fundamentalistas, y ser implacable con la verdad y la justicia, los que generan más agravios.
Pero no la harán, porque los que dominan el mundo tienen mucho que perder.

La cosa está más complicada, Wim. Si Occidente, incluido EE.UU., no tiene a Israel como tapón o gendarme en la región para que el fundamentalismo musulmán se arraigue y apodere del lugar, ¿qué pasaría? Por eso, entre otras cosas, Occidente le tolera y consiente a Israel que lleve a cabo ese genocidio contra los palestinos árabes. Eso es algo que se repite, desde siempre. A los aborígenes pobladores de Norteamérica, los europeos les robaron la tierra y su país y los exterminaron casi en su totalidad.

“Entiendo tu argumento hermanazo, pero eso de dar amor para que te den amor, es absurdo”.
¿Lo has probado o intentado alguna vez? Pero, hay que tener en cuenta que de una fiera, un tigre, no hay que esperar caricias, etc. Pues los hombres también somos fieras. Y por eso, hay que ser realistas, prudentes.

Por otra parte, si lo haces como un trueque, un negocio, ahí no podrá haber amor en absoluto. El amor es ver que lo que vamos a hacer, va a causar el menor daño a los demás.

Occidente para los musulmanes, es como un vecino hiperactivo y poderoso, pagano e idólatra, inmoral. Y ellos tienen ese vecino, como nosotros los tenemos a ellos. Por tanto, cuando más irreligioso sea Occidente, lleve una vida deshonesta, los musulmanes se radicalizarán. Y nosotros como consecuencia, para defender nuestra manera de vivir, reaccionaremos contra ellos. Por eso, es que he dicho que Israel es un baluarte contra los musulmanes.

Antes que nadas somos, pero no éramos conscientes. Como les pasa a los animales. La llegada de la percepción nos hizo pensar, contrastar lo de ahora con el pasado, lo que fue hace un día. Y es entonces cuando el pensamiento se erige en el soberano, que hace y deshace. La percepción también nos informó que podíamos desaparecer, morir, que era lo desconocido, la pérdida de todo lo que somos. Y al descubrir que era el presente y que podríamos cambiarlo, es cuando se generó todo esa manera de encarar la vida con los inventos, actitudes expansionistas, la manera de vivir en el más y más. Y al no avanzar también en el ámbito psicológico-espiritual, es cuando nos hemos abocado a esta manera tan confusa y desordenada de vivir con todas la complicaciones.

Por conciencia me refiero al hálito de vivir, que es donde empieza todo. Por supuesto que no hay una consciencia, pero de ahí va a llegar.

Fernando, ¿tú no sabemos interpretar lo que se dice? Los médicos cuando recetan alguna medicina escriben en ellas y pocos saben lo que dice. Pero el personal farmacéutico, como están familiarizados con las medicinas las interpretan y saben lo que dicen.

Ahora, Fernando, soy yo el que no te veo, ni por donde vas, y a donde quieres ir a parar. Así que, si quieres, empieza explicando hacia donde vamos. A ver si podemos ir juntos.

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