En el momento en que se habla
tanto de Dios, es que no se comprende realmente. Los que creen y han inventado
a un dios, lo han hecho a su imagen y semejanza, a su propia hechura.
He leído tu entrevista de hoy.
Gracias por tus opiniones e informaciones.
Voy a hacerte una pregunta: ¿Si
Gandhi, hubiera ganado unas elecciones, y hubiera sido presidente, qué hubiera
hecho del ejército y la policía? ¿Te das cuenta de la pregunta lo transcendente
qué es a la hora de hablar de la no-violencia de Gandhi?
Y esto nos lleva a otra pregunta
definitiva: ¿Existe o puede existir la no-violencia? ¿O es un invento, una
idea, algo irreal? Una idea no es un hecho. El hecho es lo que es, la realidad.
Y como esa realidad no me gusta, invento otra realidad que sí que me gusta y
satisface. Pero la realidad persiste ahí, está ahí, por lo que me divido de
ella generando conflicto con lo que es. Por lo que, el conflicto nos ha de
abocar a la violencia. Primero, nos dividimos internamente. Y al salir afuera,
al exteriorizarse esa división genera el conflicto entre 'yo' y 'tú', el
'nosotros' y 'ellos'. ¿Y dónde está la raíz de la violencia sino en la división
y el conflicto, ya sean individuales, familiares, nacionales, económicos,
religiosos, políticos?
Dando un paso más, existe también
violencia cuando nos alimentamos y sacrificamos animales, etc. También hay
violencia cuando explotamos a los que nos sirven para poder sobrevivir, cuando
somos indiferentes a su dolor y sufrimiento. Cuando competimos en los deportes,
en las oposiciones para conseguir un buen empleo, cuando somos vanidosos y nos
creemos lo más importante.
Yevakte. ¿Tú te crees qué alguien
va inventar algo para perjudicarse? Por eso, todo lo que inventamos lo hacemos
creyendo que nos va a beneficiar. Y por tanto, esos inventos no son de fiar.
Porque el deseo de seguridad, que nos genera placer, es lo único que queremos
realmente. El verdadero invento sería la objetividad absoluta ante los hechos,
ante la justicia, la igualdad. Y todo eso nos llevaría al amor. Y si tenemos
amor, ¿qué más podemos pedir y desear?
La emoción nos lleva a los
sentimiento, al romanticismo. Una persona que es capaz de emocionarse y llorar
ante una bandera, de ser una creyente fanática desbordada por los sentimientos
en una idea religiosa o política, es peligrosa. Porque, está enajenada de la
realidad, es como un ordenador, un robot.
El problema está en que el 'yo'
lo podemos descartar en un momento dado, ante un reto intenso. Pero, este 'yo'
vuelve caprichosa y recurrentemente porque al estar todas las mentes unidas, unas a otras se transmiten los mismos
pensamientos: deseo, miedo, felicidad, depresión, ansiedad, angustia, ganas de
explotar ante alguien que nos hace la contra, ilusión y la alegría que
proporciona. Y como la mente no puede desaparecer, ella ha estar activa, parloteando –pues esa es su
misión-. Por eso, uno sólo puede estar completamente atento a todo lo que
ocurre, para descartar lo negativo, que es la acción del 'yo'.
Sé tu propio gurú y tú discípulo.
El ver algo claramente, con toda
la energía, los nervios, con todo, genera una acción en la que no tomamos parte
alguna con nada ni con nadie. Y ahí está
la peligrosidad. Por eso en las escuelas nos educan a que nos comprometamos con
una idea o una persona. Lo que nos hace duales, divisivos, comparativos, llenos
de avaricia y vanidad.
Si uno se salva, salva al mundo.
Porque el que se salva no está dividido, sino completamente unido a todo lo que
existe.
Si, Fernando, todo eso está muy
claro, pues el pensador y el pensamiento son lo mismo. Pero, ¿por qué una y
otra vez el pensador se divide del pensamiento? Es ahí cuando nos damos cuenta,
que sí que podemos hacer algo para ir más allá de la división, que es
inatención. Por eso, cuando me doy cuenta que estoy inatento, es cuando vuelvo
a estar atento.
Hay una acción que no es acción.
Que es cuando el 'yo' está ausente. Eso es todo, Greg.
Tienes razón, Narhan, pero un
presidente de la nación que sea tiene esa tensión, esos peligros, esos que lo
quieren destituir y destruir. Tú ves lo que sucede donde vives, pero
básicamente es igual que lo que sucede donde vivo. Ellos, los presidentes,
saben de ese juego. Y por eso, son capaces de solicitarlo, pedirlo y
promoverlo. Pero, saben lo que tienen que hacer. Todos los presidentes de todo
el mundo tienen comunicación directa entre ellos y se cuentan los problemas,
como nosotros nos los contamos aquí. Y, creo que no hacen más porque no pueden.
Pues están trabados por todo el entramado de la política nacional e internacional.
Todos tenemos enemigos, visible e invisibles. Y todos hacemos lo que podemos
para sobrellevarlo. Un presidente moderno, relativamente joven, que no sea un
facha carca, ya vale la pena soportarlo. Eso sí, cuestionando todo lo que haga no
adecuadamente.
'Cuando está ocurriendo la
identificación con un pensamiento es imposible darse cuenta de ello'. Ahí no
hay nadie que se dé cuenta, porque no está operando el 'yo'. Sigamos. Pero como
eso no es para siempre, viene la no identificación -que es la inatención-. Y
entonces ya está operando el que ve y averigua, la percepción y la sensibilidad
que dice: estoy robando, estoy violando, si sigo así de enfrentado voy a matar
al alguien, etc. Y esa percepción es la que hace la maravilla de la acción
total. Un poco más: sin darse cuenta uno se pone ante un precipicio, pero
cuando se da cuenta actúa. Tú dices: ¿Quién actúa? Y eso qué importa. Lo importante es que se ha
descartado un peligro. Eso es todo.
He usado tu palabra
identificación -que se suele usar en su aspecto negativo de aferrarse- como la
posibilidad de que en un momento dado nos unamos con un reto, algo que tenemos
delante o dentro. Pero cuando vemos que esa identificación, va a hacer daño
entonces es cuando llega su parte negativa si no la descartamos. Creo que es
más clarificador decir: 'Uno está unido totalmente con lo que observa'. O, 'Uno
está completamente atento con lo que tiene delante’.
No sé si has observado a un
borracho o drogado: cuando están embriagados no hay 'yo', no hay manera de
saber que uno está embriagado. Pero como la embriaguez ha de terminar, es
cuando se da cuenta de esa situación. Y entonces, llega uno y les dice: 'Vamos
a tomar unos tragos, o tomar una pastilla' Y dicen: 'No más. Porque me he
pasado demasiado'. ¿Dónde encuentras tú el problema en esta situación de darse
cuenta? Si la vida es descartar siempre de una manera o de otra. Tú puede que
digas si no me identifico con el ego no hay problemas. Pero el hecho es que el
ego, el 'yo', vuelve recurrentemente, aparece siempre.
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