sábado, 27 de octubre de 2012

Escritos y publicaciones, 27-10-2012



El resultado es el mismo: división. Y es a esa única cuestión, de que estamos divididos, a la que hay que encarar toda nuestra energía para ver la posibilidad de ir más allá de ella. De lo contrario seguiremos rodando dentro del círculo de división y conflicto, v violencia y guerra.

El problema es el 'yo'. Y uno se libera del 'yo' cuando lo comprende. Es decir, cuando comprendemos cómo funciona el pensamiento, el 'yo' llega a su fin.

Melina. Pues ese es el trabajo: ver de qué manera este 'yo' divisivo y problemático llegará a su fin.

Antes que nada quiero disculparme por enviarte ayer el texto sin unas palabras de presentación. Cuando me di cuenta ya había hecho clic en enviar.  Gracias, Julián, por tus palabras.
No solamente la política, el comunismo, la democracia, etc., no conducen a nada bueno. También están la religión organizada, las creencias y supersticiones.
El problema, el único problema, es lo que nos divide. Si estamos divididos, hagamos lo que hagamos va a generar más desorden, división y conflicto. Por tanto, el problema es la división interna que al salir al exterior, se va a manifestar en cada acto de nuestras vidas.

Si hay algo seguro es que la división interna, que todos llevamos, es la causante de todos nuestros problemas. Los problemas que están más allá de nosotros: los terremotos, maremotos, la enfermedad, la vejez y la muerte, los cataclismos planetarios, etc., sólo podemos vivirlos y soportarlos. Y siempre lo mejor es no estar dividido ni fragmentado internamente, porque así todo saldrá de la mejor manera posible.

Si una persona percibe sin división alguna, la inteligencia está operando. Y la inteligencia es orden. Y en el orden no hay alucinaciones, ni delirios, tanto conscientes o inconscientes. Sólo existe el percibir directamente la realidad.

El problema es del establishment. Pues no es posible que un país, o grupo humano, triunfe y se imponga a otro, sin el consentimiento y la ayuda de los que mandan y dirigen el mundo.

Cuando uno no quiere que lo dejes, ¿por qué lo hace? Si tú no quieres estar en mi casa, ¿por qué te tengo que retener? ¿No es eso crueldad, brutalidad, egoísmo? ¿Si no hubiera nada que ganar sería igual la insistencia?

La vida es una mentira porque si no mentimos no podremos sobrevivir. Cuando decimos que hemos de ser buenas personas, justas, compasiva y con amor. ¿Por qué no lo somos? Porque tenemos miedo a morir, a que nos destrocen los demás, tenemos miedo al dolor y al sufrimiento que causa ese renunciamiento para bien de los demás. Entonces, si no dijéramos que queremos ser justos, buenas personas, con compasión y amor, no habría ningún problema y seríamos verídicos, aunque fuéramos ladrones inmorales, asesinos. Por eso, el hombre es quiero y no puedo. Todo una mentira, hasta que asumamos que también somos asesinos, ladrones, mentirosos, etc.

El pensamiento, es la memoria que es usada por el cerebro. Y el pensamiento todo lo que haga es de la memoria, la experiencia, que es todo el pasado. Cuando todo esto se descarta, cuando hay una acción sin división alguna, entonces llega lo nuevo, lo sagrado, que nada tiene que ve con deseo alguno, que es el pasado, el presente y el futuro -el tiempo-. Por eso, lo nuevo es siempre en el ahora.

Nada nuevo bajo el sol. Todo es una repetición por cruel y desgarradora que sea, etc. Pero, ¿lo podemos vivir o son meras palabras?

Sí, Humberto, la mente al inmiscuirse en el proceso natural del organismo, lo puede alterar. Ahí está la hiperactividad sexual, la bulimia, la anorexia, los ejercicios para agotar y desgastar el cuerpo saturado de proteínas y grasas, para hacerlo ligero. Al hacernos conscientes de nosotros y del mundo, conquistamos la libertad para elegir, alterar lo que más convenía. Pero, también apareció el placer. Y con él su repetición y persecución, y el caos que genera.

Todo esto es muy complicado y sencillo a la vez: cuando la tierra es vista como una piedra desde el espacio, no se ven los bosques ni lo que hay en ellos, ¿verdad? Pero, si vemos la tierra estando encima de ella, todo cambia: la infinita vida bulle y se manifiesta a nuestros ojos. Entonces hay realidad y no la hay. Pero, nosotros no podemos llegar al principio de todo. Por lo que descartamos esas cuestiones y deseos que son especulativos.
¿Qué hacer entonces en esta vida? Ver y percibir dónde está lo negativo y descartarlo. Y si descartamos lo negativo, lo que quede será lo positivo. No sabemos lo que es lo positivo -porque si lo supiéramos se convertiría en negativo-, pero sí lo que es lo falso y negativo.

Identificación, es igual a fragmentación. Porque la identificación es estar agarrado, atrapado, poseído por algo. Y si eso peligra o desaparece, es cuando llega el dolor y el sufrimiento.

Como no comprendemos la vida, la sentimos como una pesada carga insoportable. O que es absurda. Y entonces queremos escapar de todo eso con toda clase de actividades. Así que mientras no comprendamos la vida, y cómo funcionan nuestras mentes, seguiremos viviendo como ahora lo hacemos: buscando sin sentir ningún consuelo. Queriendo llenar un hoyo que no tiene fondo.

Cuando uno no quiere atenerse a la verdad, a la realidad, siempre encuentra excusas para negarla. Los dictadores, de todos los sitios, hacen lo mismo: obstinarse y aferrarse a su mentira, lo que les lleva a la crueldad y a la brutalidad, a la violencia.

Si, si, Fernando. Ahora hay que ir más allá del individuo. ¿Cómo vamos más allá?

Pero, ¿cómo se puede ser? Porque uno que no sabe nada de lo que hablamos, una persona sencilla, se preguntará:. '¿eso de ser qué es, porque yo respiro, estoy vivo?'.

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