martes, 23 de octubre de 2012

Escritos y publicaciones, 24-10-2012



Para acercarnos a la verdad, para que llegue, Rodolfo, solamente hemos de negar, ir más allá del 'yo'.

Hoy te he visto, y también algunos otros días, en el programa 'Al rojo vivo'. Y aunque estoy básicamente de acuerdo contigo. Hoy no lo he estado cuando has dicho que: 'A una institución, donde están los representantes elegidos, no se le puede decir, como hacen los que se manifiestan, que dentro de ella todos son ladrones'. Por supuesto que la forma no es la más adecuada. Pero los que se manifiestan por las calles contra la crisis y los recortes, no tienen la finura que tienes tú y tus compañeros parlamentarios.
Porque para ellos, sois como ladrones con los sueldos que tenéis, los ricos que sois, etc. Personalmente, considero una inmoralidad el que tú declararas que tienes varias viviendas, apartamentos, etc. Más cuando te presentas como una persona que no está tan deteriorada moralmente como tus compañeros.

No captas lo que te quiero decir. Existe la ley escrita, que tiene su sentido y su lugar. Pero si queremos algo nuevo, si queremos que desaparezca esta manera de vivir con unos ricos que tienen de todo y los que no tienen de nada -no solamente aquí donde vivimos, sino por todo el mundo-, hemos de ir más allá de esa ley inventada para perdurar la riqueza de los ricos, el poder de los poderosos. Y por tanto, uno tiene que tener la posibilidad de ser más legal que la ley y su convencionalidad.
Es decir, si uno es sensible al dolor, ¿cómo voy a tener tantas cosas, propiedades, dinero, etc.? Si quiero orden, ¿cómo voy a generar desorden y confusión con la hiperactividad para sacar abundante dinero, si eso es hacer daño, es explotar a los demás?

Y, ¿cómo perece, desaparece, el orgullo y la ostentación, que se manifiesta en todos nosotros? Recuerda que tú, Rodolfo, soy yo. Y, al revés. ¿Qué haremos con esa avaricia y codicia, que nos reclama a todas horas, el orgullo, para que cese y nos liberemos de ese deseo insaciable? Uno tiene que darse cuenta cómo funciona el pensamiento, ¿no? Porque el pensamiento es lo que somos, mientras esté operando el 'yo'. El pensamiento, que es todo el depósito de la memoria acumulada desde hace millones de años, es la herencia, el condicionamiento, con que encaramos cada reto. Es decir, queremos resolver un reto, que es el presente, el ahora, con el condicionamiento que es el pasado. Por tanto, todo eso se tiene que comprender. Y si se comprende, uno está libre de eso que nos divide y nos genera conflicto. Porque al estar en conflicto, queremos más de todo para vencer a los demás, que también viven en conflicto y quieren vencer, ser los más en todo: orgullosos, con ostentación, avariciosos y posesivos. Por lo que vivimos en sufrimiento y en dolor. Y, es a ese dolor, y cómo me deshago de él, a lo que nos hemos de atener.

Toda creencia no es negativa, porque uno cree que ya ha comido bastante. Y sin embargo hay algo que nos pide más comida. O sea, que el mismo descartar es una creencia. Ahora bien, uno también ha de ir más allá del descartar o no descartar.

Por eso la mente no puede llegar a ver todo el infinito movimiento. Vamos a ver: ¿qué pasaría si pudiéramos acelerar todo el proceso de la vida, nacer y morir, qué quedaría? Porque si se juntan la vida y la muerte, no habrá ni vida ni muerte, ¿no?

El esfuerzo verdadero, es cuando no interviene el 'yo'. Pues entonces, la energía fluye en su máxima posibilidad.

La sociedad enferma quiere decir: corrupta e inmoral. Que al ser nosotros parte de esa sociedad también lo somos.

Por favor, ¿qué es la técnica de la cigüeña?

Gracias, Jahaziel. Por cierto, nunca de pequeño creí en ello, lo consideraba absurdo e inverosímil que algo tan delicado como un bebé lo trajera una cigüeña desnudo, sin saber dónde lo tiene que llevar, etc. Todo cosas de carcas mojigatos. Y ahí ya empiezan a educarnos en las mentira, como con los reyes magos, Santa Claus, etc.

Estoy de acuerdo, Enghelbert, una buena acción trae sus consecuencias que no podemos seguir. Con las malas acciones sucede lo mismo. Nosotros no somos los únicos artífices de cómo somos y comportamos. Nuestros antepasados -padres, familiares, etc.- de una manera o de otra hicieron las cosas para que nosotros tuviéramos tal o cual actitud ante la vida.

Sin causa quiere decir sin deseo. Y sin deseo de no tener deseos.

Ni hay hombre que no haya sufrido y gozado.

Aunque todos los consejos son prácticos, uno ha de ir más allá de ellos en un momento dado. Porque si no se convierten en un código, que obstruye la realidad viva y cambiante. La realidad, lo que es, es tan rápida que no se puede seguir si ya tenemos alguna referencia de como tiene que ser.

Puede que el ignorante necesite más tiempo para poder ver y percibir lo que es la realidad de la vida. Porque sus circunstancias de momento no lo permiten.

De siempre, la mujer no pudo competir con el hombre. Pues este tenía el mando: cuidaba de la mujer para defenderla en lo físico, o cuando estaba embarazada o había dado a luz, cazaba, recogía alimentos, etc. El hombre tenía la fuerza en una situación semejante al salvajismo. La mujer, por eso, se dedicó a indagar cómo podría desbordar a su compañero y a la vez opresor. Y de ahí llegamos hasta la actualidad, donde sigue el mismo conflicto entre la mujer y el hombre.

Entonces, ¿a qué se debe ese conflicto entre mujeres y hombres?

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