Cambiar la película cuesta porque
nos agarramos a ella. Pues estamos ciegos y sin rumbo. Y sólo vamos
tentativamente.
El problema es que los demás
dicen lo mismo de vosotros. Pues vosotros sois como ellos: tenéis vuestro
ombligo pero más grande y poderoso, que lo domina todo e imponen su voluntad.
Es decir, el pez grande se come al pequeño, aunque alguna vez no pasa. Con
afecto y con cariño.
Gracias por la publicación,
Jehaziel. Pero parece todo tan infantil. Jung, no se daba cuenta que el pensamiento
es el pensador. Y por eso, le daba tanta importancia al pensamiento y todo lo
que genera de visiones, experiencias, etc. Es como el orar, hablar con Dios,
etc., todo es fruto del pensamiento del que ora y medita.
Según ese dibujo, el imbécil es
el mismo creador. Pero, las palabras no resuelven las cuestiones. Pues, él
creador podría decir: ¿La culpa es del que me creó’.
El cerebro, el pensamiento, la
mente, es como el estómago según lo que come eso mismo va a condicionar su
actividad.
El arrepentimiento es folclórico
y ridículo, pero enmendar y descartar radicalmente lo negativo, eso es otra
cosa.
Si lo miras de una manera
microscópica tienes razón, en que hay algunas diferencias. Pero, los hijos de
indios aborígenes, ¿cómo pueden deshacerse de esa condición? ¿Cómo puede
deshacerse, el hijo de un rey que se ha criado en palacio, de todo lo que ha
absorbido y asimilado? Cuidado, Jorge, no digo que haya una fatalidad en la que
no haya manera de salir. Pero eso, está ahí. Si no, mírate tú y verás lo parecido
que eres a los demás. Es difícil comprender, unir, la visión micro y la macro.
Desde la tierra todos los planetas que vemos, podemos verlos iguales o
diferentes. Pero todos tienen algo en común: son redondos, giran, tienen
tierra, etc.
Con todos los respetos,
¿conocemos a alguien que sea así -perfecto-? No nos olvidemos que el hombre es
quiero y no puedo. Y cuando antes nos demos cuenta, antes saldremos del conflicto
entre lo que es y lo que me gustaría que fuera.
La creencia, agarrarse a ella, es
la esencia del desorden y la confusión. Pues, al estar agarrado, clavado, en
una creencia nos dividimos internamente. Y si hay división, todo es como girar
en un círculo cerrado de conflicto, desdicha y angustia.
Se supone que cuando te mueras se
acabó todo. Y ese que habla como si hubiera venido de la muerte, ¿qué clase de
verdad postula sino un delirio poético, etc.?
Yo soy tú. Y tú eres yo. El
observador es lo observado. Esto genera inteligencia y compasión. Y mientras no
lo entendamos, seguirán las contiendas, los enfrentamientos, las disputas y
toda su desdicha.
No solamente el ateísta, todos
estamos equivocados cuando queremos imponer nuestra visión estrecha e
incompleta manera de ver las cosas. Por lo que somos una raza de fanáticos en
esta maravillosa tierra. Y el fanatismo –y su conflicto- no tiene nada de amor.
Si alguien está iluminado -sin
conflicto alguno-, todas sus relaciones son amor. Ahora, hay que vivirlo para
saber que es verdad.
Entonces, Jahaziel, ¿qué haces
para que esa falsedad no prosiga?
Eso mismo pasa con los arcos que
son usados para defensa y ataque. Casi todas las culturas, aunque estén
aisladas, lo usaban. Creo que la explicación está en la transmisión no verbal
de lo que sucede. Que los otros si lo encuentran favorable para ellos lo
confeccionan. Se hizo un experimento, entre dos grupos de ratas, en sitios
opuestos en la tierra. Las ratas tenían que encontrar la comida a través del
paso de un laberinto. Cuando un grupo logró llegar a la comida, el otro grupo
también lo logró.
El principio y el final son lo
mismo. Pero ahí está la brecha entre el principio y el final, que son nuestras
vidas. ¿Podemos ir más allá de esa brecha? Si decimos que no, nos hemos
bloqueado. Y si decimos que sí, ¿es eso verdad o es una idea o teoría? Por
tanto, uno lo tiene que descubrir.
Es decir, descartar, ir más allá
del 'yo'. Aunque eso es mucho, eso ha de ser toda la vida. Pues, el 'yo'
desaparece y vuelve aparecer.
Si es verdad, Enghelbertb, que
hay fanáticos que se manifiestan con insultos y descalificaciones. Pero, eso
son cosas superficiales. Porque en esencia, básicamente somos psicológicamente
iguales. Tenemos las mismas reacciones de temor, nos sentimos agraviados,
respondemos ante un ataque, el cuerpo nos reclama que lo defendamos. Siempre
habrá alguien que nos tenga celos y envidia. Pero, uno tiene que ir más allá de
todo eso.
O los altos ejecutivos, educados
en colegios religiosos donde se imparte la religión a machamartillo, cuando son
corruptos e inmorales. Con sus vidas ostentosas, con varias viviendas, con toda
clase de caprichos y despilfarros. Ellos saben lo que hacen, pero viven en una
especie de amnesia que les provoca la adicción a la riqueza y lo que ésta
proporciona.
La cuestión es: si el Sr. Carter
tuviera ahora treinta años menos y fuera presidente, ¿actuaría cómo lo han
hecho los últimos presidentes? Si no le importara perder la presidencia, podría
actuar diferentemente. Pero así y todo, se tendría que ver.
¿No nos damos cuenta que si no
pasamos de los adjetivos como comunista, fascista, ateo, creyente, anarquista ,
no saldremos del odio y la amargura? ¿Qué importa quién sea la persona? Si uno
ama, no le importa lo que sea cada cual. El que no va más allá de todos esos
adjetivos hace el ridículo, aunque él no se dé cuenta. Porque la división es lo
que nos quita el que seamos seres humanos completos.
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