Mientras exista el miedo y la
ignorancia, siempre habrá quienes quieran beneficiarse de ello. No creamos que
ser libre es algo realmente apetecible. Porque, sabemos que para ser libre nos
hemos de desprender, o ir más allá, de cosas que nos dan placer y nos hacen
sentir seguros. Es como depender de una pastilla o medicina y llega uno y nos
dice: 'Deja esas medicinas, que te esclavizan, porque puedes vivir sin ellas'.
Entonces, es cuando se pone todo en juego, hasta la vida y la muerte.
El rico tiene un problema: para
serlo ha de explotar y aprovecharse de otros. Y como los otros no quieren que
se aprovechen de ellos, es cuando llegan los problemas, los conflictos, la
violencia y la guerra. Prueba de ello, es que todos los países más ricos son
los más guerreros, y por tanto, gastan más en prepararse para la guerra. Si uno
acepta esa manera d vivir, ese es su problema. Pero, luego no puede decir que
quiere la paz y la libertad, porque nunca las tendrá. Pues los otros, los que no
son ricos, no le dejarán. Y eso, Susie, es la realidad nos guste o no.
Decir que uno daría la vida por
algo, eso es mucho decir. Otra cosa sería realizarlo de verdad.
Lo nuevo no ha sido tocado por la
astuta mente.
La bondad es una de las formas de
sabiduría.
“No hay nadie para poner fin a lo
que está sucediendo aquí y ahora”.
Si que hay alguien, que es una
ilusión, pero tiene que desaparecer.
Susie, si yo voy a tu casa será
por algo, ¿no? Entonces cuando un país va a otro e instala bases militares,
etc., ¿por qué lo hace? ¿Por qué los europeos vinieron a América y se quedaron,
y la robaron a sus nativos aborígenes? ¿Por amor y compasión? No. Ese es todo
el problema. Lo podremos hablar, tratar, investigar, etc., al final de todo
está el egoísmo. Y, uno lo ve y hace algo. O no lo ve y no hace nada. Y ese
algo simplemente es tu vida, cómo la vives.
¿Dónde hay esfuerzo puede haber
amor? Forzar nuestros deseos para cambiar lo que es, la realidad, a nivel
personal o colectivo, es como la gasolina que se le prende fuego. Y así llega
el incendio de la anarquía, los celos, las avaricias, del tú tienes más culpa
que yo, etc. Y todo esto no tiene fin, hasta que uno lo vea. O se agote o sufra
las consecuencias del conflicto, la violencia, con todo lo que ello puede
generar.
No es una reserva, es un campo de
concentración.
Ante tu comentario lleno de
comprensión y amor, Edward, nada más hay que agradecimiento. Pero cuando se
dice algo que ensalza a un grupo humano, como si fuera un ejemplo a seguir, es
preciso que se cuestione. Hace unos días dije: 'Santo que respira no puede ser.
Y los muertos no valen para nada'.
Ese es el trabajo, limpiar
nuestra casa, atender y ser consciente todo lo que sucede en ella -que es
nuestras vidas-. Aunque es mucho pedir porque siempre vamos detrás de algo. Y
es entonces, cuando nos hacemos indolentes, insensibles al dolor de los demás.
Luego, llegan las palabras, las ideas y teorías, las distracciones y
entretenimientos. Y así somos del montón, vulgares, superficiales y banales.
Pues el trabajo lo llevamos dentro de nosotros, no hay que hacer
desplazamientos ni cambiarse de ropa. Dentro está todo el tajo, la fabrica, la
oficina, los enfermos que cuidar y curar. Así que, el que se aburre, es que no
ve.
Todas las personas desarrolladas
mentalmente dicen lo mismo. Todo está dentro de nosotros y es desde ahí donde
hay que empezar, comprender y ver.
Ante el infinito uno solo puede
mirar y callar. Lo que se diga no es. Pues, todo puede ser más o menos.
Para escuchar adecuadamente, sólo
hace falta atención total.
Susie, siento decirte que si
estás radicalmente en contra de personas, sólo generarás más desorden y
confusión en ti. Uno no puede estar de acuerdo con las personas y sus ideas,
pero no por eso tiene que querer destruirlas. Porque en el fondo, todo se trata
de: 'Y tú más'. ‘Tú eres más corrupto, más sucio, más feo, etc.’. Y así no se construye nada.
Hemos de atenernos primero a la
lógica, al razonamiento que no nos lleve al absurdo de que cuando pierdo quiero
romperlo todo. Pues no queremos destruir a nadie, sino vivir con ellos, sean
quienes sean. Porque si tú ves defectos en los otros, recuerda que ellos
también ven tus defectos. Y eso, si no se comprende llega la dinámica de la
contienda, de los conflictos, la violencia, etc.
Las cosas no se deben repetir
tanto, porque llegan a alterar de manera que llega la anarquía con su desorden
y su caos. Por eso, si es que uno quiere la paz, la compasión y el amor, no
puede forzar a los otros a que hagan lo que no quieren hacer. Este es el drama
de la vida para todos, porque todos nos molestamos de alguna manera. Todo el
trabajo, el verdadero trabajo, es interno, de cada cual. Si tú quieres orden,
has de tenerlo internamente para que cuando salga afuera se manifieste en cada
cosa que hagas. Y ese orden abarca a todo, desde la corrupción y la
inmoralidad, hasta la acción más perfecta que es la que llega sin deseo alguno
ya sea para ganar o para perder. Y para
ello, hemos de comprender qué es la vida. Y comprender de qué manera funcionan
nuestras mentes.
Enghelbertb, yo también lo veo
como tú. Pero nació la hija, que es sólo de ella misma, es un ser
independiente. Y su madre que pasaba de bautizarla, al cabo de tres o cuatro
años, por presiones familiares, económicos, etc., me dijeron que querían
bautizarla, que tenía que firmar el consentimiento. A lo que yo me negué. Pero
así y todo fue bautizada.
Hay algo que parece que no está
claro. Si yo hablo de ti, te desprecio, digo que eres todos los males, que me
cuesta dinero tu relación, que pierdo, que eres un mal ejemplo, etc. ¿Por qué
insisto en seguir contigo, te prohibo que te liberes de mí, te amenazo con
represalias si me dejas, etc.?
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