Hay otros grupos, sobre todo los
latinos, que necesitan muchas palabras y hablar mucho, porque están
acostumbrados a eso. Tal vez es el calor, ya que con el calor no se puede
correr, pues te agotas. Pero, ya sea con muchas o pocas palabras, lo importante
es que lo que se diga sea lo verdadero.
Lo definitivo es la comunión que
se realiza al hablar, al escuchar u observar. En esa comunión, hay dicha, hay
gozo, uno está a gusto y pleno en lugar donde se está, todo lo que se dice se
entiende, todo funciona con orden, aunque sea el más desorden absoluto para los
demás.
¿Ante una injusticia, se puede
ser indiferente, estar al margen? Lo que escribimos no es lo real, lo narrado
no es lo que piensa y siente el narrador. Tu escrito está lleno de escusas,
quieres contentar a todos y agravias a todos. Pues nadie es completamente
objetivo, sino subjetivo, tiene su afecto a algo en especial. E ir contra eso
es inadecuado, porque nos dividimos internamente, convirtiéndonos en
neuróticos, feos e hipócritas. Lo importante no es lo que somos, sino lo que
hacemos.
No te pongas dramático, que eso
es como un divorcio. Si uno quiere divorciarse y otro no, el que no quiere ya
ha perdido. ¿A ti te gustaría vivir con una persona que no quiere, que no está
a gusto contigo? Sería una estupidez obligarla.
Aunque tiene una parte de razón, todo
es un romanticismo, una llorera por el pasado que ya está muerto-él que hubiera
hecho si hubiera mandado entonces? -. El problema es ahora, no lo que ya ha
pasado. Y los problemas de ahora son nuestros retos. Así que cada uno que haga
lo que tenga que hacer.
La conciencia es la capacidad de
percibir. Y puede ser para hacer actos adecuados o inadecuados. Pues cuando
descartamos los actos inadecuados, lo que queda es la conciencia libre de
división. Es decir cuando hay unión esa consciencia está ahí. Se podría decir
el estado de gracia, de beatitud, de éxtasis, de no conflicto. En el momento
que llega la fragmentación y la división interna, esa conciencia, la más
elevada, desaparece. Hay una conciencia pero es constreñida, porque la energía
no la recibe en su totalidad. Y llegan los malos actos, como celos y envidias,
las comparaciones, el querer cambiar lo que es, la realidad que no me gusta por
otra que si que me gusta y satisface. Y todo esto es el terreno que pisamos
todos, por lo que urge una acción que sea plena, total, llena de pasión y de
vida. Pues cuando la conciencia, que es amor, llega lleva consigo la
inteligencia. Y la inteligencia es orden, el fin del conflicto y su caos. Y por
supuesto, la conciencia habita en el cuerpo humano, ¿dónde si no?
No hay más. Si te divides
seguirás como ellos. Porque la división es el origen, la causa de la corrupción
e inmoralidad.
Rodolfo, ¿tú cómo sabes lo que
dicen que hizo una persona hace dos mil años?
Si es que eres serio y profundo, debes de encarar con sinceridad eso que
narran y tú has narrado. No lo estoy negando. Sólo quiero que veas lo poco
consistente que es el negarlo, como el afirmarlo. No solamente de uno, si no de
todos. Nosotros, ¿qué sabemos de lo que nos han dicho que ha pasado hace unas
horas, si ya está todo alterado, adulterado por los que quieren darle
importancia o por los que no quieren darle ninguna, los que no quieren que eso
sea un hecho? Por eso, nos hemos de atener a los hechos. Y los hechos son que
estamos divididos, en conflicto, siempre dispuestos para la contienda. Y, ¿eso
es espiritualidad, es religión? Mira la violencia y la guerra. Y todos los
políticos y dirigentes aceptan y creen en el cristianismo u otra religión
organizada, o una idea o teoría, aceptan
al Papa, etc. Pero tienen los cuarteles
repletos de personas que se entrenan para ser los más eficientes a la hora de
matar a seres humanos como ellos. Ese es nuestro reto, no lo que se hizo o no
hizo hace dos mil o cinco mil años. Esos cuarteles están llenos porque nosotros
lo toleramos. Nuestra manera de vivir los necesita. Y luego hablamos de
religión, del amor fraterno, de lo que dijo un líder espiritual. Todo son palabras.
Pero nosotros queremos hechos. Y los hechos son este desorden, esta corrupción
e inmoralidad, el caos, que hay en todas partes. Y. qué hacemos con ello. ¿La
religión permite esa manera de vivir, sin compasión ni amor?
Enghelbertb, ¿puedes aclarar un
poco más tu pregunta?
Si hay 'yo' operando la conciencia
-el amor- no puede ser. Si no hay 'yo', con todos sus afanes y enredos, la conciencia
es.
¿Qué se puede esperar de alguien
que entra en la dinámica de corrupción e inmoralidad más descarnada para poder
proseguir en el poder?
Si no hay comprensión de la
realidad, de lo que es la vida, no puede haber relajación. Y si la hay, es como
estar relajado fumando dentro de un polvorín.
Por supuesto que sólo existe una conciencia, es la moda la que dice que
hay dos o más -según el que lo diga quiera añadir-. Esto es lo mismo como el
consciente el subconsciente, cuando solo
existe la mente consciente. Eso es debido a que vivimos en el paradigma de la
división y todo lo que hacemos es generar más división. Si vamos más allá de la
división todas esas teorías que no tienen fin, no tienen ningún sentido. El
sentido está en el ahora. Y todo lo demás son inventos, para tenernos
entretenidos y hacer un negocio que no tiene fin. Por ello, cuando uno ve lo
negativo que es todo eso, lo descarta
radicalmente.
Vamos a aclarar más eso de la
conciencia: Si uno va a casa de un amigo por primera vez, cuando entra no sabe
-no es consciente- de lo que hay allí. Por lo tanto, ha de ir con mucho cuidado
con los muebles, si hay alguna figura de piedra o algún jarrón decorativo, para
no tropezar con ellos y romperlos o hacerles algún daño. Sin embargo el dueño
de la casa, ya sabe -es consciente- de la ubicación de todo. Igual sucede en la
vida, si nos conocemos, si sabemos cómo funcionan nuestras mentes, tenemos la
posibilidad de eludir las actitudes divisiva, que generan conflictos, violencia
y guerra. Por eso, toda clase de distracciones y entretenimientos son divisivos,
porque nos restan la consciencia de lo que realmente está sucediendo. Y, lo que sucede es aterrador: la
inmoralidad, la corrupción, la indolencia y la insensibilidad, es lo que rige
nuestras vidas. Nada más hay que ver cómo funciona el mundo, el cercano y el
lejano.
¿El amor puede ser abstracto? ¿Puede
una mujer decir, estoy embarazada abstractamente? ¿Por qué nos agarramos a
libros, a lo que dijo una persona, a ideas y teorías todas divisivas, evasivas
de la realidad? Todo eso nos hace rebuscar en lo que se dijo por alguien que
dice que sabe, por rebuscar en los libros, en videos, etc. Cuando sólo hemos de
tener percepción, ser conscientes, para ver dónde está lo falso y descartarlo.
Y lo falso es lo que nos divide, nos genera conflicto. Y ahí está todo nuestro trabajo. Lo demás, es un
cuento, un gran o pequeño cuento al que nos hemos hecho adictos.
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