sábado, 8 de septiembre de 2012

Escritos y publicaciones 8-9-2012



Los sueños, sueños son, Patricia. Nada nuevo bajo el sol.

Cuando uno impide la libertad a otro, yo también sin darme cuenta estoy implicado si es que no estoy libre de conflicto. Tú me dices no mires esa película que es mala y me aburre. Y yo te digo tú no me digas lo que tengo que hacer.  ¿Nos damos a qué estamos jugando? Siempre nos estamos preparando para la guerra. En vez de descubrir todo el proceso del deseo, del llegar a ser, y darle su justo lugar. Pero siempre lo que queda es el amor, que está más allá de todo deseo, vanidad, imitación, lucha y contienda.  Y es que nos olvidamos que la energía del amor puede hacer y conseguir lo que está más allá de nuestros insignificantes deseos mezquinos.

Toda práctica, método o ejercicio para conseguir algo, nos embota la mente y hace que pierda la sensibilidad. Porque en la práctica ya sabemos cual va a ser su resultado. Por lo que, nos genera deseo, de manera que ya nada nos importa salvo lo que queremos conseguir. Generando división y conflicto con la realidad, lo que es, que es el reto que siempre es nuevo.

Si eres tan amable, JeXu, podrías ampliar tu comentario, el final 'y saltar'. Soy europeo y los localismos Sudamericanos no los entiendo.

Encuentro que es muy sencillo: existe la confusión,  el desorden y todo eso lo genera el ego, el 'yo'. Y cuando descartamos todo ese desorden y confusión, queda la consciencia pura, el amor. O sea que sólo existe la confusión y el desorden, fruto del egoísmos –que es el ‘yo’- y cuando vamos más allá de todo eso, cuando es comprendido, es cuando llega el amor.

Hay que recordar que existe el infinito. Y el hurgar en cualquier dirección es también infinito. Por lo que si no nos damos cuenta, caemos en el absurdo, la superficialidad, la banalidad.

No os parece que hablar de dios es algo pretencioso y ridículo. Porque la parte que eres tú, no puede abarcar el todo. Así que todo lo que digas de dios,  no será eso que quieres describir: siempre habrá más y más sin fin.
Si es que queremos ayudar, solamente cabe empezar. Porque las palabras sin los hechos que las respalden, no sirven para nada. Gracias, Ricardo, por tu publicación.

Date cuenta dónde estás Arturo: quieres decirme, me dices, 'Deje que los demás se expresen', pero tú no quieres que me exprese con lo que publico. ¿No sé de qué manera puedo prohibir que alguien se exprese libremente lo que quiera publicar?
Opinar de otra persona, por referencias y habladurías de otras, sin saber a ciencia cierta que es la realidad de eso que se opina, trae malas consecuencias. Si eres inteligente, lo comprenderás y verás que es una imprudencia opinar tan frivolamente.
Finalmente, quiero decirte que la libertad es amor. Y si tú prohibes esa libertad, estás dividiéndote y perdiendo la posibilidad de tener amor.
Si quieres, relee lo que he escrito, y tal vez, lo encuentres como algo aclarador de nuestra realidad más íntima.

No lo digas tan convencido que te puedes equivocar. Pues, nadie hace nada por nada.

Un momento, Juan Carlos, pero cuando mueras también morirá Juan Carlos, que es el 'yo'. Porque si quitamos ese 'yo' que todos tenemos somos como los animales. La pregunta que procede ahora es. ¿Dónde va el animal que muere hoy par que se alimente una persona o el que es cazado? Pues al mismo lugar donde van los animales, allí iremos nosotros.

Juan Carlos, yo no escribo para ti. Escribo para todos los que lo quieran leer y les interese.
Por otra parte, el querer a uno, a alguien siempre es ahora. Lo demás es la ilusión de las palabras.

Y te parece poco. Si hay separación, hay división. Y donde hay división no puede haber amor. Y si existe dios, deberá de ser el amor, ¿no?

Lo nuevo, nada tiene que ver con lo viejo y conocido. Y para que llegue lo nuevo, uno tiene que morir a lo viejo.

Por favor, Como, no lo compliquemos y habla para que todos entiendan lo que quieras decir. No caigas en la vanidad intelectualoide.

Todo es tan fácil si lo ves, Juan Carlos. El observador, tú, es lo observado, yo. Por eso si tú te conoces completamente, entonces conoces al resto de la humanidad.

Ya te estás complicando las cosas, Juan Carlos, pues nadie sabe nada de nada de lo que ha de venir. Te recuerdo una cuestión para que nos demos cuenta delo poca cosa que somos: ¿Dónde su ubica lo que ubica al universo? Y así llega el infinito, o el absurdo, o lo que ni ojo vio ni oído oyó. O lo nuevo es lo que la mente no puede tocar.

Somos uno. Pero hay que vivirlo. Si no todo son palabras.

Cuando dices 'estos tiempos', ya estás fuera de la realidad de lo que estamos tratando. Porque el hombre siempre ha sido psicológicamente igual como es ahora: dividido, en conflicto, violento.

Las plantas y las flores no se cortan, se riegan y se cuidan cada día.

Es en la soledad donde hay creación. Todo lo que hacemos realmente importante ha de conjugarse con la soledad. El mundo, y su superficialidad y banalidad, disipa la energía y la sensibilidad. Esta soledad, no es estar aislado que es un estado neurótico donde uno está atrapado, sino la libertad para hacer algo de lo que requiere la introspección y la atención total, absoluta.

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