Santo que respira y sufre, no
vale nada.
Para el jefe de los informativos
de TV3.
Hace tiempo que siempre alentáis
la anarquía, la revuelta, allí donde se presenta y manifiesta. Pero, nunca
hacéis lo mismo con los que sufren la violencia, los asesinatos, de ellos. Esto
se ve, siempre que hay una revuelta en cualquier país.
Esto es porque no se os dais
cuenta que el verdugo pasa a víctima. Y la víctima se convierte en verdugo en
un instante. Por tanto, si estáis por la verdad, la paz, contra la violencia y
la guerra, tienes que rechazar tanto la violencia de los unos como de los
otros. Lo que nunca hacéis. Las historias políticas no quiero tocarlas, porque
eso es algo que es infinito. Es decir,
es tanto como querer descubrir quién tiene la culpa. Y nadie tiene toda
la culpa ni tiene toda la verdad de su parte.
¿La verdad no es la ausencia de
conflicto? Porque para que florezca la verdad, ha de haber inteligencia y
sabiduría. Y éstas sólo pueden llegar cuando el conflicto ya ha desaparecido.
Si hay conflicto, hay confusión.
De la confusión sólo llega más confusión. Así que la verdad, es la ausencia de
conflicto. Cuando uno está más allá del conflicto la verdad es. No la verdad de
los terremotos, de la paz y las guerras, de las violaciones y del hambre, si no
la verdad que se manifiesta dentro de mí.
Lo que dice Jiddu Krishnamurti no se puede abordar ni comparar con lo
convencional. Él quería la revolución psicológica, que consiste en liberarse
del conflicto interno.
Para Efrén Fernández, redactor de
LaSexta Noticias.
Acabo de ver tu crónica y se nota
que estáis a favor de uno de los bandos enfrentados que se baten en una guerra
a muerte como en todas. Diciendo que el culpable es uno de los dos, que es el
que más antipático os parece. Y esa actitud tan injusta, es la que genera y
hace que las guerras sean: la mentira y la falsedad. ¿Por qué no vais al bando
contrario para ver lo que allí sucede: las bombas, las balas, los asesinatos,
también están matando a personas. Más aún cuando el bando que defendéis es el
promovido por una de las dictaduras más inmorales y atroces, que está apoyando
a los terroristas por todo el mundo.
¿Por qué hacéis esto, si es
inmoral, corrupto y hace que toda esa guerra y otras prosigan? Corrupción que
os enloquece cuando lo hacen los políticos contrarios a vosotros. Todo ese
comportamiento tan superficial y banal, lo hacéis por dinero, para ganar más
dinero dando la basura que vuestros adictos quieren ver y comer. Cada vez que
se mate a alguien en esa cruel y atroz guerra, recuerda que tú también eres
culpable por alentarla poniéndote al lado de uno de los dos bandos asesinos que
se matan entre ellos. ¿Tan difícil es ser imparcial, no ser de nadie, ya que
los dos son lo mismo?
Los errores son la vida, forman
parte de ella. Así que, tenemos que vivir con ellos, soportarlos y
comprenderlos. Y ver la manera de ir más allá de ellos.
¿Ya no hay más problemas que el
conseguir medallas? ¿Aún no se han dado cuenta que el deporte está en el mismo
ámbito que el de la división, el conflicto y la guerra? Si no estuviéramos
divididos, es decir si no fuéramos insensibles al sufrimiento, ¿toleraríamos
ese sistema que promueve el enfrentamiento, la disputa y el conflicto? Ese
conflicto es el que al desarrollarse, genera la violencia y la guerra.
¿Tan fácil como es y por qué no
lo ven? Les gusta vivir enfrentados y en guerra. Y cada cosa que hacen va en
esa dirección. Luego se quejan de los perturbados que recurrentemente salen a
disparar y asesinar indiscriminadamente en cualquier lugar.
Es el problema del agresor. Pero
también es el problema del agredido. Los problemas, no son solamente de uno.
Son de todos, de toda la humanidad. Y uno no puede abstraerse de esa realidad.
Es por querer abstraerse de la realidad que se suceden las agresiones, la violencia
y la guerra.
El problema de la iluminación
está en, quién ha de certificar que uno está iluminado o no. Todo son palabras
y estamos enredadas con ellas, vivimos en la ilusión. Porque la palabra, lo que
se describe, no es el hecho. Los hechos
están más allá de las palabras, por lo que uno tiene que ser escéptico a todo
lo que se dice, cuestionarlo y ver que hay de verdad en ello. La mente puede
inventar lo que le conviene, tiene esa capacidad. Pero uno tiene que confrontar
eso que ve, con sus hechos de su vida cotidiana. Pues la mala relación,
divisiva y en conflicto, con las personas con quien convivimos, es la nuestra
de que no vamos bien.
Desde hace unas semanas siempre
que habláis de la guerra que ahora nos perturba, lo hacéis siempre a favor de
un bando, de los dos enfrentados. Cada bando tiene sus miserias, asesinatos,
crueldades, fusilamientos sin piedad de los que cogen vivos. Y cada uno también
tiene quienes los apoyan y los defienden. Vosotros tenéis vuestro bando, que es
vuestro preferido. ¿Cómo podéis defender a unos asesinos, terroristas, que los
alimentan las dictaduras más crueles y retrógradas para tumbar a los que ellos
no les obedecen? ¿No podéis ser
imparciales, estar limpios sin las manos sucias de sangre? Pues, lo que hacéis
es lanzar más gasolina al fuego.
¿Estáis a favor de la paz o la
guerra? ¿Si estáis a favor de la paz, cómo queréis que la guerra siga, cómo hacéis
propaganda en favor de un bando para que sigan haciendo la guerra, asesinando,
tirándose bombas, proyectiles, destruyendo todo los que nos ayuda para poder
sobrevivir?
Nunca se ha visto que un diario
sea imparcial delante de una guerra. ¿Cómo lo haréis para no ser hipócritas y
falsos, corruptos, para seguir con la locura de decir que deseáis la paz pero
seguís haciendo las cosas de manera para que continúe la guerra?
Para que no haya guerra, la
división y el conflicto que tenemos todos dentro de nosotros, tiene que ser
comprendido y descartado. Y el conflicto entre una parte que quiere la guerra y
la otra que no la quiere, es el mismo que tienen los guerreros, que con su
violencia se están matando. Por tanto,
este conflicto sale fuera y se impone. Siempre es así, nunca lo de fuera es lo
que se impone a lo que tenemos dentro. Así que, si no queremos la guerra, el
conflicto, cualquiera que sea, tiene que desaparecer.
Para comprender si se puede estar
más allá del bien y del mal, hemos de descubrir investigando profundamente cómo
funciona nuestro pensamiento. Pues, el pensamiento tiene la capacidad de
inventar lo que más le conviene. Porque, como
el pensamiento es el ‘yo’, el egoísmo, uno no puede fiarse de él. Así
que, cuando uno hace algo, cuando no interviene el pensamiento y sus
conflictos, es cuando uno va más allá del bien y del mal. Lo que viene después
es el paquete de , que cada uno tiene. Y
que cada uno ha de comprender y gestionar. Es decir, vivir.
Sea fiel o no lo sea, uno tiene
que amar. Otra cosa es convivir. Gracias, Harley.
He leído tu entrevista. Gracias.
Hace unos treinta años, leí
varios libros de su padre, que entonces estaba de moda junto con Jean Paul Sartre
-los dos existencialistas-. Eran lo que se dice ahora de izquierdas, sin ser
agresivos ni violentos. Pero los dos estaban muy metidos dentro del establishment.
Por eso, cuando llegaron los hippies, desaparecieron sus libros de los que
entonces eran jóvenes. Y se quedaron como autores para personas intelectuales.
Personalmente, creo que el éxito
de Albert Camus, como el de Sartre, era que hablaban desde la amargura de la
vida y del momento de posguerra. Que en España, al vivir bajo una dictadura
militar, parecía y era todo más desagradable, amargo. Pues se veía a Europa y
los europeos, como si fueran personas fuera de serie que vivían en un paraíso.
Que al darse cuenta que eso también era una falsedad y mentira, una ilusión, es
cuando aparecía la angustia y la náusea.
Hola Lina. No sé si vives en
Siria, o tienes algún lazo con ese país, con parientes que viven allí, pero me siento
en la necesidad de decirte que amo la paz. No sé quiénes son los culpables. O
sí que lo sé, pero eso no importa. Lo que importa es que cese esa guerra cruel
y asesina. Sé que eso parece un deseo que tal vez no se puede realizar ahora,
porque la violencia cuando se expande, como en la guerra, es como un incendio.
Pero, lo nuevo sí que puede llegar. Y lo nuevo sería el cese ahora, hoy, de la crueldad
y la guerra. Con afecto y con cariño.
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