miércoles, 29 de agosto de 2012

Escritos y publicaciones 30-8-12



El problema no es el placer. El problema es querer repetir esa experiencia de placer: Y para satisfacer ese deseo de más y más placer, uno tiene que ser brutal, cruel y despiadado. Como se ve en la manera como vivimos, consumiendo y consumiendo para experimentar ese placer de comprar y todo lo que lleva con él de vanidad, de sentirse poderoso, etc. Y para sentir ese placer, uno tiene que explotar, robar, maquinar, hacer la guerra, para poderse proporcionar ese placer al que se ha hecho adicto como un drogadicto a la droga.

Pero, Enghelbertb, lo que estamos haciendo aquí es ver la posibilidad de que el dolor desaparezca de nosotros -eso para mí está claro, no sé si para ti también-. Y entonces, todo lo que hagamos y digamos, ha de ir en esa dirección. Si yo te hago algún daño a ti, eso ¿por qué tiene que ser relativo? ¿El daño es relativo? Lo podremos justificar, racionalizar, defender o reprimir, pero eso no cambia el daño y sus resultados: desdicha, dolor, sufrimiento, amargura, división, deseo de venganza y las miserias que lleva consigo.

Si tú quieres coger un avión. Y me preguntas, ¿qué hora es? Y yo te la digo. Al ver que ya has perdido el avión, dices: 'Toni, eso no puede ser, te has equivocado de hora, no es posible.' Pero la realidad está ahí para el que sabe verla. Y para poder ver la realidad, un ha de estar libre de todo deseo, de todo el pasado. Y atenerse a lo que es, a la realidad.

Los monjes no se quitan nada, se lo reprimen. Están amargados, son actores de primera línea, pues arden de deseos y ganas de todo lo que se reprimen. Por eso, las dictaduras más atroces son las religiosas, en el sentido de creencias fanáticas. Porque no pueden desarrollar la empatía, que es  la compasión  en acción para así poder comprender al otro, que al fin y al cabo es uno mismo.

Si tú, Nathan, y yo, tenemos un conflicto, un problema grave, que siempre son de relación y desavenencia. Y, yo digo que tú eres el culpable, o tú dices que yo soy el culpable, ¿es eso verdad, es verdadero en el sentido de que tiene que resolver el conflicto entre tú y yo, nuestro problema? Si por el contrario, cada uno asume la parte de su responsabilidad en el problema, ¿no será ello la solución del conflicto y del problema?
¿Por qué no llegamos a ese pacto, entendimiento  de lo que nos sucede? No lo hacemos por egoísmo, por ser tozudos e inflexibles. Y, si uno dice que no le es, tiene que demostrarlo con sus hechos, que es la manera como vive.

He leído tu entrevista de ayer. Gracias.
Es curioso que alguien tan inteligente como usted, todo un premio Nobel, diga en su presentación que es judío. ¿Por qué hemos de decir que somos vascos, hindúes, americanos, vikingos, germánicos, latinos, judíos o árabes, cuando todo eso nos divide? Cada palabra que usamos, lleva implícita una carga emocional con todos sus problemas. Tú no sabes si soy judío, indio o árabe, y eso te hace más libre, porque la emoción y el sentimentalismo, del saber quién soy, no te divide de mí. Por tanto, las palabras tienen un carga destructiva como proyectiles. Y por eso, hay que usar las imprescindibles.
Un mal pensamiento, una mala palabra, una mala acción, pueden causar una enfermedad. Luego para tratar a esa enfermedad hay que inventar una medicina. ¿Por qué no invierten toda su energía en informar y educar a las personas, de la raíz de las enfermedades, para que así comprendamos lo importante que es nuestro comportamiento y nuestra manera de vivir?
Las guerras todas nacen de las palabras, de los pensamientos, de las acciones que llegan de los pensamientos. Por ejemplo, los judíos tienen unos pensamientos que dicen que quieren vivir en la tierra prometida, de ahí muchos de los que hay viviendo por todo el mundo quieren ir, y van, a Israel. Como no hay sitio para todos los que van, ¿cuál es la solución? Robar e invadir la tierra de los árabes que viven en Palestina. Por eso, la palabra judío, y todo lo que lleva consigo de romanticismo, de emoción y sentimiento, de historia pasada, de política, ha generado el genocidio contra los palestinos que viven en su tierra Palestina.
Luego ustedes los científicos y los médicos, tienen que inventar las medicinas para intentar curar las enfermedades que ese genocidio generado por la palabra judío, causa y provoca. Pues, al ser invadidos, etc. los palestinos se deprimen y debilitan, enfermando.
Por tanto, es mejor prevenir que curar. Pero para prevenir al nivel que te estoy informando, que estamos investigando, es preciso haber comprendido todo el peligro de la división interna, que al salirse afuera genera los conflictos, las luchas, las guerras. Y por el mismo paradigma, es la esencia, la raíz, de todas las enfermedades en todo el mundo.

Gracias Arlene, por participar en el diálogo sobre la violencia y la guerra.
Estoy de acuerdo que uno tiene que tener empatia, ser comprensivo, ser compasivo, tener la disposición para poder hablar y solucionar esa situación de matanzas. Pero, si eso lo hacemos con uno solo de los dos bandos, entonces estamos haciendo las cosas de manera para que prosiga esa guerra cruel. Porque las guerras nacen y se generan por un agravio, una injusticia, que es división, y por eso se convierte en conflicto. Por tanto, hasta que no cesen los agravios y la injusticia, la parcialidad y el egoísmo, las guerras seguirán.

Pero, no te das cuenta que obligar a otro a hacer lo que no quiere, eso no es amor. Nosotros queremos y necesitamos amor, mucha abundancia de amor Y el amor solo puede ser en la total y absoluta libertad para mirar y ver en todas direcciones. Tolo demás es como si estuviéramos muertos.

Deja de obsesionarte que eso no es sano, sino un peligro. Lo que te llegue a ti es como tú, más o menos pero idéntico a tú. ¿Qué diferencia hay entre tú y yo? No hay ninguna, salvo que yo lo reconozco y asumo y tú tal vez no. ¿Por qué os agarráis o lo que debería ser, dando la espalda a la realidad? Y por eso siempre estáis inventando, alucinando, soñando. Ese es tu problema y tú te lo tienes que resolver, yo solo puedo observarte e indicarte la dirección donde quieres ir.

Para no obligar a nadie tienes que decirle: 'Mira esto es lo que yo pienso y creo. Peo tú tienes toda la libertad para si quieres mirarlo, tomarlo o dejarlo. Recuerda que tienes toda la libertad.'

Por favor, si sabes, quieres y puedes, ¿por qué no escribes correctamente, pues a veces no se entiende? ¿No te das cuenta que esas manera tuya es una falta de respeto y de amor para los que te leemos?

Por favor, Alejandro, te digo lo mismo que a Dulse, ¿serías tan amable de escribir adecuadamente para que podamos entenderte?

Paty, pero como están todas las cabeceras de los grupos, que van rotando todas las fotos sin para, ¿no es mejor porque todos salimos? Ahora parece una junta directiva, impuesta. Hemos de ir con cuidado con los detalles, porque si no todo son  palabras, pero no hechos. La democracia es igualdad para todos. Y eso no admite excusas, ni caprichos. Por eso, las palabras tienen tan poco valor. Lo que cuenta son los hechos.

Enghelbertb, ¿tú no has dicho algunas veces en una conversación o diálogo no, cuando querías decir si. O me marcho sin  querer irte o al revés: me quedo sin querer quedarme? Las palabras nunca pueden llegar a la esencia de lo que se dice. Y, ¿qué decir de las palabras en los arrebatos de los frenéticos enamorados?


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