¿No te parece, Mangalesh, qué la
creatividad está donde el conflicto ha acabado?
No sólo trabajaré hoy para
beneficio de todos, sino que lo hemos de
hacer a cada instante de cada día. Y se supone que al hacerlo hemos de invertir
en ello toda nuestra atención y energía.
Todo lo que decimos tiene una
parte complicada y sencilla a la vez. El nacionalismo, es la máxima expresión
individual en un grupo de personas que viven en un mismo lugar. Por tanto, es
un problema de personas, entre las personas.
Para ver claro lo qué es el nacionalismo,
hemos de empezar pues por una persona. Si a alguien sele ataca, se le agrede
violentamente, porque hay un conflicto de intereses, uno puede huir, puede
dejarse matar, pero puede también defenderse. Por eso, que cada cual haga lo
que tenga que hacer. Uno tiene que sopesar todas las consecuencias de sus
decisiones y actos. Pero siempre ha de haber libertad para hacer lo que uno
cree conveniente.
El problema está en quién es el
que se enfrenta al hecho. Si uno ve un hambriento al borde de la muerte, puede
experimentar un shock, etc., y eso le hace responder llorando, gritando, o
atendiendo al hambriento. Pero, si uno que está atento, que no tiene nada
pendiente ni siente remordimientos, ante el reto de un hambriento al borde de
la muerte, solamente experimentará compasión y amor. Y a partir de ahí no
podemos saber cómo actuarían y qué es lo que haría. Porque el amor es lo nuevo.
Es ahí donde quiero llegar,
llorar, gritar, decir lo que hay que hacer, etc., tal vez sea un ejercicio dela
vanidad, una actividad más para entretenernos. Porque en realidad, lo
interesante y verdadero, es lo que hacemos con nuestras vidas cotidianas, lo
qué hacemos con el vecino, con la criada, con el tendero, el policía, el
hambriento que nos pide algo.
Eso es mucho, Alicia. Pero, el
que no lo pueda hacer, o no quiera, también es digno de compasión y de amor.
Gracias, por tu frescura.
¿Podemos ser tan abiertos, tan
sensibles al sufrimiento, al dolor del mundo, que el dolor ya no es doloroso,
porque se transforma en una acción compasiva?”.
Si no es así, nada de lo que
hacemos tiene sentido.
¿Por qué hablas de dios si no lo
conoces? ¿Por qué dices cosas de él si tú no sabes él lo que quiere? Para conocer
a dios deberías de ser como él, pero como no lo conoces eso no es posible. De
esa manera te estás complicando la vida, viviendo en una ilusión, dividiéndote
internamente, al crear algo en tu mente a lo que le hablas, le pides consejos y
protección, etc.
El otro día, Yanet, te dije que
en la victoria hay que ser prudente y no fanfarrón. Pero faltó decirte algo
sobre la derrota: que es dolorosa, pero con la inteligencia es como la
victoria. Sólo hay que estar por encima y más allá de los dos contrincantes.
Parece imposible pero no lo es. Es como una madre que tiene varios hijos y los
quiere a todos por igual. ¿Puede ser eso cierto y verdad? Descúbrelo y lo
comprenderás. Y verás que liberada estarás.
He leído tu entrevista de
hoy. Gracias.
Solamente quiero decirte que
todos los científicos que piensan que van a poder llegar a algún sitio, con
respecto al origen, tamaño, etc., del universo, todo eso es una ilusión.
Puesto que, os olvidáis que el universo,
la materia y la energía, todo es infinito. Entonces todo se convierte en un
juego de niños, en un entretenimiento, en una vanidad, en una adicción, donde
ganáis dinero para poder subsistir. Es como los deportistas que se baten en las
olimpiadas, ¿dónde van, si todo es infinito? Todo eso es falta de moralidad,
falta de compasión, por todos los problemas que suceden en la tierra: la
extrema pobreza, la falta de alimentos, la falta de respeto y la indolencia, la
violencia y las guerras. Ese es el problema al que tenemos que invertir toda la
energía, todos esos billones y billones o trillones, y no en un juego inútil y
absurdo.
No vais a hacer nada al respecto,
porque el establishment, que representa y es el paradigma del ‘yo’ y el ‘tú’,
que es el más y más, le interesa y necesita todo vuestro juego para subsistir.
Es como la religión, que todos los poderes toleran a sus jerarcas y sus maneras
supersticiosas. Porque les conviene, con tal que no les ataquen y cuestionen
sus maneras de gobernar y dirigir con sus políticas. Y así todos contentos.
Pero la miseria, la corrupción, la inmoralidad, la crueldad y el sufrimiento,
todo eso sigue como siempre. ¿Por qué vosotros no cuestionáis la corrupción de
los políticos y sus gobiernos, de las instituciones nacionales e
internacionales? Pues porque os dan de comer. Y ahí se cierra el círculo.
Porque todo el problema es moral, psicológico. Donde para solucionar el
problema de la vida uno tiene que cambiar el actual paradigma de división, de
enfrentamiento, de conflicto.
Por cierto, el hombre no es la
medida del universo y de todas las cosas, pero participa y no está dividido de
ellas, al contrario forma una parte indivisible entre ellas. El hombre y todo
lo que tiene vida, todo lo que existe, es una manifestación del universo, una
unidad, que participa de él, de sus leyes y paradigmas. Cosa que tampoco os gusta aceptar. ¿Sabes que
en un grano de arena, si tuviéramos la oportunidad de ver, allí hay un universo
infinito también hacia lo micro? Ves como ya vamos llegando al absurdo que
vosotros no queréis ver ni asumir. Tanto si nos dirigimos hacia lo macro, como
hacia lo micro, ninguna de las dos direcciones tiene fin, porque son infinitas.
Cuando hay libertad total, cuando
se vive sin conflicto alguno, entonces el cuerpo tiene su original
funcionamiento, va por su cuenta. Es cuando lo obligamos, reprimimos, que
vuelve el conflicto. Y se genera la división, la ilusión, entre el cuerpo y la
mente. En esa ilusión, al no aceptar al cuerpo tal cual es, es cuando aparece
el dolor del querer cambiar lo que no se puede.
Por supuesto que la vida no se
detiene nunca, después que nosotros morimos. Nada más hay que ver que por
muchos animales que sacrifiquemos para comer, por muchas personas que se
mueran, siempre continúa la vida. Y lo mismo sucede con las plantas. Eso está
claro. Pero, ningún animal que muere, ni nosotros las personas -que también
somos animales, aunque algunos no lo crean-, vuelve él mismo otra vez a la
vida. Sólo queda la experiencia que uno deja, que los otros han recogido de lo
que uno ha hecho en su existencia. Todo lo demás son supersticiones, no-hechos,
huir de la realidad.
O sea que la materia, la energía,
ni se crea ni se destruye, sino que está en una continúa transformación. Y ni siquiera
eso, es toda una totalidad indivisible siempre en funcionamiento y en un cambio
infinito. Pero, en lo psicológico, sí que hay un fin. Por duro y oscuro que nos
parezca. Porque el mismo paradigma de la
transformación funciona a todos los niveles.
La mente es capaz de inventar
cualquier idea o teoría, pero nunca sabrá si es cierto o no.
Hay una diferencia entre animales
y plantas, pero participan del mismo paradigma -leyes- por los que se rige la
vida. El proceso siempre es el mismo para todo lo que tiene vida: las plantas
van evolucionando adaptándose a los retos de su medio ambiente, que también
siempre está cambiando –cambios de clima desde hace millones de años, la
configuración del suelo, etc.-. Todo eso es así, porque la vida es todo una
unidad, de la que todos participamos de ella, lo veamos o no, seamos
conscientes o no.
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