jueves, 2 de agosto de 2012

Escritos y publicaciones 3-8-12


¿No te parece, Mangalesh, qué la creatividad está donde el conflicto ha acabado?

No sólo trabajaré hoy para beneficio de todos, sino que  lo hemos de hacer a cada instante de cada día. Y se supone que al hacerlo hemos de invertir en ello toda nuestra atención y energía.

Todo lo que decimos tiene una parte complicada y sencilla a la vez. El nacionalismo, es la máxima expresión individual en un grupo de personas que viven en un mismo lugar. Por tanto, es un problema de personas, entre las personas.

Para ver claro lo qué es el nacionalismo, hemos de empezar pues por una persona. Si a alguien sele ataca, se le agrede violentamente, porque hay un conflicto de intereses, uno puede huir, puede dejarse matar, pero puede también defenderse. Por eso, que cada cual haga lo que tenga que hacer. Uno tiene que sopesar todas las consecuencias de sus decisiones y actos. Pero siempre ha de haber libertad para hacer lo que uno cree conveniente.

El problema está en quién es el que se enfrenta al hecho. Si uno ve un hambriento al borde de la muerte, puede experimentar un shock, etc., y eso le hace responder llorando, gritando, o atendiendo al hambriento. Pero, si uno que está atento, que no tiene nada pendiente ni siente remordimientos, ante el reto de un hambriento al borde de la muerte, solamente experimentará compasión y amor. Y a partir de ahí no podemos saber cómo actuarían y qué es lo que haría. Porque el amor es lo nuevo.

Es ahí donde quiero llegar, llorar, gritar, decir lo que hay que hacer, etc., tal vez sea un ejercicio dela vanidad, una actividad más para entretenernos. Porque en realidad, lo interesante y verdadero, es lo que hacemos con nuestras vidas cotidianas, lo qué hacemos con el vecino, con la criada, con el tendero, el policía, el hambriento que nos pide algo.

Eso es mucho, Alicia. Pero, el que no lo pueda hacer, o no quiera, también es digno de compasión y de amor. Gracias, por tu frescura.

¿Podemos ser tan abiertos, tan sensibles al sufrimiento, al dolor del mundo, que el dolor ya no es doloroso, porque se transforma en una acción compasiva?”.
Si no es así, nada de lo que hacemos tiene sentido.

¿Por qué hablas de dios si no lo conoces? ¿Por qué dices cosas de él si tú no sabes él lo que quiere? Para conocer a dios deberías de ser como él, pero como no lo conoces eso no es posible. De esa manera te estás complicando la vida, viviendo en una ilusión, dividiéndote internamente, al crear algo en tu mente a lo que le hablas, le pides consejos y protección, etc.

El otro día, Yanet, te dije que en la victoria hay que ser prudente y no fanfarrón. Pero faltó decirte algo sobre la derrota: que es dolorosa, pero con la inteligencia es como la victoria. Sólo hay que estar por encima y más allá de los dos contrincantes. Parece imposible pero no lo es. Es como una madre que tiene varios hijos y los quiere a todos por igual. ¿Puede ser eso cierto y verdad? Descúbrelo y lo comprenderás. Y verás que liberada estarás.

He leído tu entrevista de hoy.  Gracias.
Solamente quiero decirte que todos los científicos que piensan que van a poder llegar a algún sitio, con respecto al origen, tamaño, etc., del universo, todo eso es una ilusión. Puesto  que, os olvidáis que el universo, la materia y la energía, todo es infinito. Entonces todo se convierte en un juego de niños, en un entretenimiento, en una vanidad, en una adicción, donde ganáis dinero para poder subsistir. Es como los deportistas que se baten en las olimpiadas, ¿dónde van, si todo es infinito? Todo eso es falta de moralidad, falta de compasión, por todos los problemas que suceden en la tierra: la extrema pobreza, la falta de alimentos, la falta de respeto y la indolencia, la violencia y las guerras. Ese es el problema al que tenemos que invertir toda la energía, todos esos billones y billones o trillones, y no en un juego inútil y absurdo.
No vais a hacer nada al respecto, porque el establishment, que representa y es el paradigma del ‘yo’ y el ‘tú’, que es el más y más, le interesa y necesita todo vuestro juego para subsistir. Es como la religión, que todos los poderes toleran a sus jerarcas y sus maneras supersticiosas. Porque les conviene, con tal que no les ataquen y cuestionen sus maneras de gobernar y dirigir con sus políticas. Y así todos contentos. Pero la miseria, la corrupción, la inmoralidad, la crueldad y el sufrimiento, todo eso sigue como siempre. ¿Por qué vosotros no cuestionáis la corrupción de los políticos y sus gobiernos, de las instituciones nacionales e internacionales? Pues porque os dan de comer. Y ahí se cierra el círculo. Porque todo el problema es moral, psicológico. Donde para solucionar el problema de la vida uno tiene que cambiar el actual paradigma de división, de enfrentamiento, de conflicto.
Por cierto, el hombre no es la medida del universo y de todas las cosas, pero participa y no está dividido de ellas, al contrario forma una parte indivisible entre ellas. El hombre y todo lo que tiene vida, todo lo que existe, es una manifestación del universo, una unidad, que participa de él, de sus leyes y paradigmas.  Cosa que tampoco os gusta aceptar. ¿Sabes que en un grano de arena, si tuviéramos la oportunidad de ver, allí hay un universo infinito también hacia lo micro? Ves como ya vamos llegando al absurdo que vosotros no queréis ver ni asumir. Tanto si nos dirigimos hacia lo macro, como hacia lo micro, ninguna de las dos direcciones tiene fin, porque son infinitas.

Cuando hay libertad total, cuando se vive sin conflicto alguno, entonces el cuerpo tiene su original funcionamiento, va por su cuenta. Es cuando lo obligamos, reprimimos, que vuelve el conflicto. Y se genera la división, la ilusión, entre el cuerpo y la mente. En esa ilusión, al no aceptar al cuerpo tal cual es, es cuando aparece el dolor del querer cambiar lo que no se puede.

Por supuesto que la vida no se detiene nunca, después que nosotros morimos. Nada más hay que ver que por muchos animales que sacrifiquemos para comer, por muchas personas que se mueran, siempre continúa la vida. Y lo mismo sucede con las plantas. Eso está claro. Pero, ningún animal que muere, ni nosotros las personas -que también somos animales, aunque algunos no lo crean-, vuelve él mismo otra vez a la vida. Sólo queda la experiencia que uno deja, que los otros han recogido de lo que uno ha hecho en su existencia. Todo lo demás son supersticiones, no-hechos, huir de la realidad.
O sea que la materia, la energía, ni se crea ni se destruye, sino que está en  una continúa transformación. Y ni siquiera eso, es toda una totalidad indivisible siempre en funcionamiento y en un cambio infinito. Pero, en lo psicológico, sí que hay un fin. Por duro y oscuro que nos parezca.  Porque el mismo paradigma de la transformación funciona a todos los niveles.
La mente es capaz de inventar cualquier idea o teoría, pero nunca sabrá si es cierto o no.

Hay una diferencia entre animales y plantas, pero participan del mismo paradigma -leyes- por los que se rige la vida. El proceso siempre es el mismo para todo lo que tiene vida: las plantas van evolucionando adaptándose a los retos de su medio ambiente, que también siempre está cambiando –cambios de clima desde hace millones de años, la configuración del suelo, etc.-. Todo eso es así, porque la vida es todo una unidad, de la que todos participamos de ella, lo veamos o no, seamos conscientes o no.

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