martes, 28 de agosto de 2012

Escritos y publicaciones 28-8-12


Lo verdaderamente importante, Humberto, es tener la capacidad de ver el conflicto que subyace dentro de nosotros. Y mientras no lo veamos y comprendamos, todas las soluciones, todo lo que hagamos, será una continuidad de ese conflicto con toda la confusión y el desorden que genera.

Si, Humberto, estoy de acuerdo con lo que has dicho. Pero nosotros cuando escribimos algo, no sabemos quién lo va a leer. Si todos fuéramos siempre los mismos los que lo leemos, del mismo interés y la misma cultura, no habría problemas. Pero, cuando llega alguien nuevo, no sabe esa especie de jerga que se monta cuando siempre estamos los mismos hablando e investigando. Los diarios de máxima tirada, escriben e informan de manera que la mayor cantidad de personas lo entiendan. Y para ello saben que tienen que ser lo más laicos, claros, sencillos y despersonalizados. Pues en ello les va el negocio, las ganancias.

Eso que has dicho es una especulación, Patricia. Una parte del libro, la que más te gusta o disgusta, ¿es todo el libro? Pero todo el libro si que abarca y contiene toda su totalidad, todas las partes.

La creencia en sí, es divisiva. ¿Por qué tengo que creer o no con el ordenador en que me estoy comunicando contigo? La creencia, como no se puede demostrar, es por lo que se usa el dogma, la fe, el esfuerzo, la crueldad.

Si decimos que la verdad es 'esto', ya no es verdad. Porque la verdad no se la puede definir, ya que no es estática, siempre está en movimiento, cambiando.

Si queremos conocer todas las posibilidades de los estados de la mente eso será inacabable. Por eso, es más sencillo dándonos cuenta en una sola mirada de todo el funcionamiento del ego, del 'yo'. Porque si comprendes al 'yo', comprendes todas sus posibilidades que se manifiestan cuando somos nacionalistas, cristianos o budistas, cunado somos santos o asesinos, víctimas o verdugos, cuando somos vulgares o complicados.

¿Una persona que no es vulnerable puede sentir amor? ¿Un especialista en algo puede sentir amor? No lo pueden porque ellos mismos no le dejan espacio. Porque el amor es lo nuevo. Y para que llegue lo nuevo, uno tiene que morir a lo viejo y repetitivo.

Lo que es, es una descripción de la nada. Porque lo que no se puede cambiar, es la nada en acción.

Los animales recuerdan que el fuego les puede estropear el cuerpo y huyen. Recuerdan dónde está el agua, dónde viven, quién es el que los cuida. Pero, no tienen conciencia de que la muerte ha de llegar. Y por eso no temen, no tienen miedo, psicológicamente. El miedo para ellos, es una reacción instintiva e intuitiva, como cuando están sedientos y sin saber dónde está  el agua van hacia ella.

Yolanda, sólo el corazón para guiarnos no nos sirve. Porque el corazón, es emoción y sentimentalismo. Y tanto lo uno como lo otro, nos desbordan dispuestos a defender a la patria, una idea política o religiosa, etc., a hacer alguna tontería. El corazón, forma parte de la percepción. Pero él solo, nos lleva al desastre. Todos los guerreros fanáticos que asesinan, lloran de emoción y dicen que lo hacen de corazón.

¿Puede uno no ser afectado por los demás, por los acontecimientos sociales, por el cuerpo, una enfermedad, por el tiempo, e ir más allá de todo eso?

Pero para estar en ese momento de amor, uno tiene que tener paz consigo mismo, ¿no? Y para tener paz consigo mismo, ha de haber paz con las personas con quienes convivimos y nos relacionamos. Así que para no estar dividido del presente, del ahora, de este momento, uno tiene que haber hecho lo adecuado para que esa paz sea. Es decir una cosa lleva a la otra: la paz lleva al orden. Y el orden lleva a la paz. Todo lo demás son palabras. Y las palabras no son  un hecho.

Estoy de acuerdo contigo, Judith.
Gracias por tu explicación tan completa y precisa
Un político, es un gestor que tiene que hacer lo necesario para que todo funcione: luz, agua, limpieza, seguridad, jardinería, sanidad, etc. Dicho así parece muy bonito y fácil. Pero, como la política es cosa de hombres, lo complicamos todo. Porque, para conseguir cualquier cosa hace falta dinero. Y el dinero nadie lo da. Así que hay que hacer lo necesario para hacerlos. Y aquí es donde vienen las complicaciones.
Definitivamente, el problema es de los hombres, de todos, porque si nosotros fuésemos honrados, sin necesitar ningún comportamiento corrupto, ni el dinero ni nada sería un problema.

El pensamiento está programado para resolver problemas, por lo que siempre hace de todo un problema, cuando todo es muy sencillo, Yolanda. Cuando decidimos hacer algo, no hay vuelta atrás, ¿no?, porque uno quiere hacerlo. Y cuando uno hace algo con todos sus nervios, con toda su energía, con toda su sangre y su corazón, haga lo que haga será lo perfecto. Y eso es amor. Así de sencillo, porque el amor es donde no hay división ni conflicto. Y eso es lo que sucede en el sexo, de ahí la importancia que le damos.
Ahora bien, el problema llega después cuando ya hemos hecho lo que queríamos o necesitábamos, cuando decimos que hubiera podido ser mejor, o no debería de haberlo hecho, etc. Pero, eso ya son todos los problemas que genera el pensamiento. Si prosigue el amor, el pasado no molestará aunque se presente.

Estás obsesionado por el pasado y por el futuro, que no cuentan ni valen nada. Si tuvieras todas las energías puestas en el ahora, no verías tantos fantasmas que ya han pasado o que puedan pasar.

¿Quiénes le dan autoridad a los llamados libros sagrados? ¿Para qué necesitamos que algo o alguien nos digan lo que tenemos que hacer? Alguien que cree  en una autoridad –maestro, gurú, profeta, etc.,  o los libros-, es una persona de segunda mano que no tiene libertad, que es como estar clavada en el suelo como una estaca. Pues todo lo que se diga, al siguiente instante ya está muerto y no sirve para nada. Porque la realidad es tan rápida y escurridiza, que si lo sabemos ver nos damos cuenta que todo  forma parte de una unidad, donde nada predomina sobre lo otro.
Cuando uno se queda con un precepto, con lo que han dicho los otros, entonces se pierde lo mejor de la vida, que es descubrir con libertad total y absoluta lo negativo y descartarlo. Y si uno descarta lo negativo, lo que llega será lo positivo: lo que nunca se ha visto ni oído, lo nuevo e inmaculado, porque el pensamiento no lo ha tocado.

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