Y el propósito adecuado es orden y es
inteligencia. Y ahí está ya operando el cambio.
Gracias, Elena, por tu aportación
tan interesante para mí. Pero, por
muchas veces que se repitan esas imágenes para que las vean todos, eso no va a
cambiar. El cambio, siempre es en uno. Porque los demás no quieren cambiar. Por
tanto, todo el problema de la vida es el tuyo. Todo lo demás, querer solucionar
los problemas que hay, sin cambiar antes nosotros, ¿qué sentido tiene? No tiene
ninguno. Y por eso, es que vivimos desde hace un millón de años de la misma
manera: divididos, enfrentados, en conflicto, internamente. Que al salir hacia
fuera, al exterior, es cuando creamos este mundo tan desordenado, confuso y
cruel. Por tanto primero yo tengo que poner orden en mi vida, es decir
internamente. Porque si yo vivo en desorden y en confusión, todo lo que haga ha
de ser confuso y desordenado. Si lo ves y comprendes, entonces tu vida tiene la
belleza de la sensibilidad, que es compasión y amor por todo lo que existe.
Porque no nos preguntamos: ¿Qué
sucede, que hago yo con mi vida que me quieren destruir? Esa pregunta también
se la tendrían que hacer los palestinos que se quejan de los israelíes. Una
cosa está clara: todo en la vida tiene un precio y la paz y la no-violencia
también lo tienen. Pero, el que sabe lo que es la guerra, si es sensible, no la
provocará ni la generará. Porque si ama a las personas, ¿cómo les va a lanzar
bombas, destrozar sus cuerpos, sus casas, sus hospitales, sus fábricas, sus
árboles? Y si uno hace la guerra con otro eso tan horroroso le va a llegar de
una manera o de otra. Por eso, la guerra es el absurdo de los locos, que son
egoístas y se quieren salir siempre con la suya.
Entonces, ¿no hay problemas? Pues
parece que si que hay y muy gordos, tanto que si no fuera por el establishment
de Europa y EEUU, Israel sería inviable como país. Pero ves, Aida, como siempre os decantáis a rodar en un círculo
cerrado del tú más, de la huida, la justificación, de la respuesta y la contra-respuesta.
Y eso, no tiene fin. Porque siempre hemos vivido así durante un millón de años.
Sin ver claramente, que un peligro en el que nos va la vida en ello -y la
guerra lo es- hay que descartarlo, no habrá manera de cambiar la actitud
divisiva y de enfrentamiento. Hay que velo como un precipicio, como un veneno
que no lo puedo tocar, y esa visión tan clara y definitiva es cuando uno más
allá de la violencia y la guerra.
No te das cuenta, Aida, que
mientras no mueras a tu raza, a tu historia, a tu bandera, a tu religión, a tus
supersticiones, etc., que son todo el condicionamiento seguirá repitiéndose el
drama de defensa y ataque, replica y contraréplíca. Y así nunca se acabará el
conflicto y la guerra. ¿Por qué todos los hombres allá donde estén hacen lo
mismo? Es por miedo, por su insignificancia y mezquindad, a perder algo que le
damos un gran valor. Por eso si ustedes quisieran a sus hijos o nietos de
verdad, les aseguro que no tendrían ni un solo día de guerra. Es porque no los
quieren que los echan a la guerra para que los maten.
Entonces, Elena, ¿tú qué
propones? Porque si hablas y gritas, gesticulas, rebates y rebates, desautorizas
repetidamente, ¿cuál es tu solución al
hambre, a las bombardeos, a todas las injusticas, a la extrema pobreza y su
humillación, a la absoluta falta de compasión, a la corrupción e inmoralidad en
todos lo ámbitos? Y todo eso está dentro de nosotros a un nivel muy bajo, pero
que en un momento dado, ante un reto o una crisis, se convierte en eso que
rechazamos y por lo que estamos dispuestos a hacer cualquier cosa. Así que, por
favor, infórmanos de la solución que tú le das -si quieres claro, pues donde
hay esfuerzo no hay amor-.
A veces, de las situaciones que
nos parecen espantosas surgen momentos de éxtasis de gloria.
No sé si eres cristiano,
Enghelbertb, o conoces los evangelios de
Jesucristo. Pues, te voy a decir, que le preguntaron a Jesús: ¿Cuántas veces
tengo que perdonar a los que nos hacen daño, mal, a mis enemigos, etc.
cincuenta veces, setenta, cien? Les has de perdonar siempre, contestó Jesús.
Pero parece que no comprendéis.
¿Qué es el amor? ¿Puede haber amor sin perdón, sin morir al pasado, a lo que ha
sido? La filosofía, busca radicalmente la verdad, desde la primera a la última.
Y, ¿sin amor se puede hablar de verdad, de filosofía, de inteligencia? Así que
os duela mucho o poco, si no hay perdón la vida no puede ser. Porque tampoco
habrá amor. Podrán berrear, insultar, arañarse la cara, pero el hecho de que si
no hay perdón no hay amor no cambiará. Y sin amor, que feos son, que cosas tan
horribles hacen, se vuelven racistas, se vuelven mezquinos, listos para la
venganza. Pues, el no perdonar es la sed de venganza que triunfa. Pero el amor
se va y ya no está. Ustedes decidirán. Si es que pueden comprender y
gestionarse este asunto.
Te comprendo, Enghelbertb, pero
esa reacción tuya mientras no salga a fuera y la hagas realidad, es adecuada
porque así te conoces, te das cuenta cómo funciona el pensamiento. Y ya sabes,
si conoces cómo funciona tu pensamiento, y te conoces, entonces conoces a toda
la humanidad.
La humanidad. Elena, parece que
avanza en el ámbito tecnológico y científico, pero en el ámbito psicológico, el
espiritual, no ha habido tal avance. Pues seguimos divididos y fragmentados. Y
esa división, es la que genera el miedo, el conflicto y la guerra. Cuando no
hay guerra no caen bombas encima de las ciudades y hay un cierto orden con
respecto al caos y la anarquía de la guerra, pero la guerra está ahí en su
expresión doméstica, de baja intensidad. Y mientras esta división no sea
comprendida y descartada, no habrá avance ninguno en el aspecto humano, de
justicia, de respeto y derechos, etc. Y es preciso que si no hay respeto, hay
injusticias, hay brutalidad y crueldad, la guerra -que ya está funcionando- se
manifieste en su máximo esplendor.
Pero todos esos rezos no los
aparta de lo guerreros que son. Es decir, como los cristianos, el rezo y la
espada: matar e invadir, hacer la guerra.
Lo que pretendo decir es: que a
la hora de hacer algo, hay infinitas posibilidades de hacerlo en una dirección
o de otra. Por tanto, ¿por qué no hacer la que menos confusión y desorden
genera? Porque si no, la acción y su
respuesta se convierten en lo mismo: infligir un daño. Y eso a su vez, provoca
otra respuesta con su daño, etc. Y así llevamos desde siempre. ¿Podemos actuar
de manera que un problema llegue a su fin? Sí que podemos: yendo más allá de él
sin que deje ningún residuo que ensucie y pervierta nuestra mente. Y el
resultado es el amor, lo nuevo, lo limpio de todo el pasado ya sea reciente o
de mil años.
Creo que no vemos el peligro de
decir: yo soy español, soy vasco, soy catalán, soy alemán o ruso, soy judío,
árabe, etc. Pues de esa manera, estamos reviviendo todo el drama de las
personas que eran diferentes en un lugar
y fueron rechazadas, expulsadas, asesinadas por pertenecer a una raza o grupo
diferente. Y toda esa desgraciada actitud es porque vivimos divididos y
fragmentados, tanto interna como externamente. Y así, no puede haber
liberación, libertad, vivir en paz y sin miedo al que viene por la calle.
Cuando sólo hay una raza, que es la raza humana.
Dios, no fue inventado por
ninguna autoridad política ni los poderosos. Aunque sí que se han apropiado y
beneficiado de él, inventando y consolidando el que más les conviene. Al igual
como hacen con todo: la ciencia, la literatura, la filosofía, el deporte, etc.
Dios lo ha creado el miedo a la naturaleza, a los hechos de la vida que son
incomprensibles, el miedo al dolor, al futuro, al presente y al pasado, a la
muerte, y a lo que pueda o no pueda haber después de la muerte.
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