He leído tu entrevista de hoy. Gracias
por las informaciones y comentarios.
Pero has despachado el problema
de la guerra que tenéis con Palestina, a la que habéis convertido en un campo
de concentración, muy superficial y parcialmente, diciendo que son ellos los
únicos culpables de lo que sucede. Y como tú sabes eso es una banalidad
infantil. ¿O no lo sabes? Porque todo conflicto entre dos partes, las dos
partes tienen su responsabilidad compartida. Si yo tengo una guerra contigo y
quiero de verdad la paz y el fin de la violencia y la guerra, la tengo que
obtener. Aunque para ello tenga que perder algo que considero importante y
valioso. ¿O, es qué tú crees que la paz surge de la pared? La suerte que tenéis
es que tanto Europa como EEUU, tienen miedo a los musulmanes y por eso tienen a
Israel como un policía de la región. Y por eso, le consienten y toleran que
haga el genocidio contra los palestinos.
Quiero decirte que el judío es
como otra persona cualquiera, como yo. No sé por qué le dais tanta importancia
a lo que habéis sido. Todos tenemos nuestros dramas en nuestras vidas. No me
voy a extender en eso. Cada ser humano sabe lo que él ha pasado. Los demás lo
pueden saber o no. Pero eso no importa, porque lo que me ha pasado a mí, ya
está todo muerto.
Finalmente dices que no queréis
que ninguna teocracia os amenacen, pero sin embargo no decís nada sobre los
fundamentalistas que se han instalado en Túnez, en Libia, en Egipto, etc.,
solamente veis y mencionáis a Irán. Y ese es el problema: que no desactiváis
los conflictos, no desactiváis los problemas que tenéis con ellos. Y eso
obedece a que os habéis instalado en Palestina y no os interesa el debate,
investigar la verdad. Prueba de ello es que no hacéis caso a las resoluciones
dela ONU, para que abandonéis los territorios ocupados por la fuerza y la
violencia, con la ayuda de EEUU.
¿Es posible, qué la actual
guerra, que sale a todas horas en TV y los diarios, no la puedan detener los que
mandan, la ONU, Europa, EEUU?
La voluntad política, que es el
deseo, puede mucho. Pero cuando no interesa que la guerra termine, no puede acabar.
No importan los muertos.
Una persona muerta, tiene el
valor que le da el que manda, con su corte de propaganda en TV y diarios. Si es
del mando, incendiará el mundo.
El agravio es lo más irritable.
Puede provocar violencia, guerra. El problema es que el que hace el agravio no
se da cuenta ni se entera.
La rutina, la repetición embota y
hace torpe e insensible la mente. Lo nuevo es no darle oportunidad al ego, al
'yo', de operar, de hacer.
El 'yo', es el responsable de
todo lo negativo que hacemos, pues él no sabe hacer otra cosa: vanidad, esfuerzo,
competición, celos, envidia.
Creemos ser modernos, los más novedosos
y avanzados. Pero somos o ignorantes, o impotentes. Pues el conflicto y la
guerra aún están aquí.
¿El conflicto puede desaparecer?
No. Solamente podemos ir más allá del conflicto. Viendo como nace, rece y se
desvanece. Sólo mirarlo.
Observar atenta y profundamente,
es comprender lo que se ve. Sin comprensión, hay confusión, desorden. La
inteligencia es serena y con paz.
Si hubiera comprensión e
inteligencia no habría guerra. Pues la guerra es la culminación de un deseo egoísta
muy largo, infinito, eterno.
La inteligencia es observar cómo funciona
la mente-pensamiento, ver toda su trama, su red. Y ese mismo ver es el que desactiva la crueldad.
Los que maltratan animales,
personas, etc., no ven realmente la consecuencia de sus actos. Por eso, sólo pueden
estar con los que maltratan.
Lo que tenemos dentro es más fuerte
que lo de fuera. Todo lo que nos digan y repitan si no es aceptado
internamente, no tendrá ningún efecto.
Cuando lo que nos dicen, lo que
nos llega, es aceptado internamente, es cuando llega el amor. Por eso, el amor
es sin conflicto sin esfuerzo.
La banalidad y la superficialidad
es porque sobra o falta algo. Mucha comida, como poca comida, te hace insensible
a la vida, genera dolor.
La banalidad es síntoma de
corrupción. Porque sin banalidad todo lo corrupto queda expuesto. Así los
entretenimientos son muy valorados.
Una sociedad corrupta, inmoral, necesita
distracciones que dicen que generan empleo y dinero. Pero esos empleos
continúan con la corrupción.
La banalidad necesita espectáculo,
exhibición, emociones, masas de personas. Donde unos a otros se contagian de
manera que se robotizan más.
La finalidad de la banalidad es
hacer superficiales a las personas. Una vez llega la banalidad todo puede ser:
el nacionalismo, la religión.
Los políticos son superficiales,
les gusta lo banal, permiten y subvencionan la tortura de los toros, dicen que
es la fiesta nacional Spain.
La arrogancia y la vanidad,
piensa que puede hacer lo que quiera. Pero hace el ridículo, con su crueldad y
brutalidad. El 'yo' es el rey.
El 'yo' es el rey. ¿Habrá algo
más anacrónico que un rey? Donde todos los temores, tolerancias les son
precisas. Porque si no desaparecería.
Los reyes y su reino quieren
cuadrar el círculo. Quieren ser demócratas sin elecciones, llenos de privilegios,
regalos, de fortunas, vicios.
La vida sin libertad es un
fastidio sin confort. Pero la libertad nos hace responsables. Si no se
administra, puede llegar el desastre.
La libertad incluye el
aburrimiento, que es la señal de que
algo no va bien. Y así empezamos la introspección: mirar, observar, ver,
buscar.
El sexo es como todo: cuando
llegan los problemas se descarta. Algo que no se puede hacer bien, genera
desorden y confusión, amargura.
Para todo lo compartido tiene que
haber acuerdo y paridad, si no es posible se actúa intentando hacer el menor daño
posible. Es importante.
El afecto y el cariño, que es una
parte del amor, tiene que ser a todas horas y circunstancias. Cuando veo que
soy brutal, dejo de serlo.
La intención es la base, el
nacimiento de todo. Intenciones buenas menos problemas que si son intenciones
malas. El condicionamiento está ahí.
El condicionamiento quiere decir
que todo nuestro pasado animal está ahí. Y cuando más desorden y confusión él
se aprovecha y sale, actúa.
Esperar algo, la esperanza, es
una ilusión. Porque siempre ha de ser lo que hay. Sólo podemos ir más allá de
la miseria y las desgracias.
No te fíes, Claudia. Pues las
personas tenemos el condicionamiento, que es el egoísmo, heredado de nuestro
pasado animal, y podemos hacer cualquier cosa sorprendente y desagradable. Es
verdad, que aunque no hay nadie a salvo del egoísmo, la actitud que tengamos
con él, va a determinar las respuestas de los demás hacia nosotros. Pero como
nosotros también participamos de ese egoísmo, uno tiene que estar atento a todos
los retos que nos llegan.
Cuando no huimos del dolor, es
cuando lo observamos y comprendemos. Y la comprensión nos hace que vayamos más
allá del dolor. Si tú pierdes algo y no huyes de esa pérdida, sino que estás
con ella. Ella misma te cuenta su secreto.
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