Con todo el respeto para lo que
has dicho, Rafael, ya estás huyendo de
la realidad de que eso que llamamos dios, está más allá de las palabras y los
conceptos humanos los diga quien los diga.
Y, ya estamos: 'Yo si que lo
puedo hacer pero tú no lo puedes y no te dejaré'. Esto, ¿a dónde nos lleva sino
a que todas esas masacres continúen? Nosotros nos creemos que somos los
maestros, ¿verdad? Pues vaya lecciones que les damos, entre la corrupción y la
inmoralidad, y las guerras que provocamos y hacemos para destruir un país y
cambiarlo todo porque nos conviene.
Pero, ¿por qué no comprendes que
hay unos que alimentan, porque quieren, a esos yoguis? Como aquí lo hacen con
monjes y monjas, frailes y curas dependientes del Vaticano.
El verdadero problema que tenemos
todos, es que estamos divididos y fragmentados internamente. Y esta división,
engendra conflicto, que al salir al exterior y plasmarse en cada acto que
hacemos, ha provocado esta manera de vivir con sus divisiones de ricos y
pobres, entre la mujer y el hombre, entre los europeos y los que no lo son,
entre las diferentes ideas y teoría religiosas, tanto como políticas.
Y es a eso, es a lo que tenemos
que invertir toda nuestra energía, para ver cómo solucionamos el problema, qué tengo que hacer para que no me divida de
la persona con quien convivo, con los vecinos, con el oficinista, con el
carpintero o albañil, con la autoridad, con todo el mundo. Y todo lo demás,
llegará, si tiene que llegar, por su camino.
¿Es posible controlar el
pensamiento? Si lo intentan verán que no es posible, porque el pensamiento se
va y vuelve. Por eso, si queremos que el pensamiento no sea un estorbo uno lo
tiene que comprender desde la misma raíz. Hay algunos, que se concentran en un
punto fijamente, en cantos y música, repitiendo candenciosamente ciertas
palabras y rezos, para así aquietar el pensamiento. Pero una mente así, está
embotada y torpe, narcotizada con su proyecto, no tiene vitalidad ni soltura ni
libertad. Por eso, vive en la contradicción y el conflicto, entre el deseo de
concentración y el que no quiere mirar a un solo punto, si no mirar por la ventana, en la
calle, en campo abierto o en mirar y observar en todas direcciones.
Hace muchos años que no oía esta
canción. Y veo que ahora noto toda la inmensa fuerza -psicológica y espiritual-
que tiene. Y que antes ya lo tenía, pero nunca la había escuchado a solas. http://www.youtube.com/watch?v=z9OGfBGOCpk
¿Qué significa controlar,
Alejandra, estar concentrado, de guardia a todas horas con tensión y
aislamiento? Cuando salimos a vivir la vida en la calle, no podemos
controlar en cuanto apenas, no podemos concentrarnos en una persona que va por
la calle, en un coche, en un letrero, en un escaparate y sus bonitos trajes.
Además, ¿no has notado, que por mucho que tú lleves al pensamiento a un punto,
a una idea obligándolo, forzándolo, al final el pensamiento va a seguir por su
cuenta?
Al contrario, si descartamos la
tensión y el conflicto por querer forzar al pensamiento y encaramos la vida
como una unidad, como una sola cosa, entonces la atención profunda y total
llega. Como no hay ningún fragmento en el que me tengo que enfocar no hay
ninguna tensión, todo es armonía.
No, no, Alejandra, el controlar
es infinito. Por mucho que controlemos, no lo podremos controlar todo. Es como
el contar, y todo lo que hacemos, es infinito. Por eso, te he dicho que si no
controlas nada todo queda en orden y estás más allá de controlar. ¿Cómo podemos
nosotros controlar a nuestra mente que forma parte de la mente global, donde
nos afecta todo lo que hacemos unos y otros? Yo puedo decirme millones de veces
que no tengo que hablar, pero si soy hablador o extrovertido, risueño, serio y
estirado, simpático, ¿cómo puedo cambiar todo eso? Las religiones organizadas
en todo el mundo han dicho, por miles de años,
y dicen: sé pacífico, ama a todos, no maquines contra los demás, no
mates, etc. ¿Han cambiado al ser humano? No lo han hecho.
Ahora bien, si vemos que no
podemos cambiar lo que somos, ¿por qué luchar contra ello, dividirme y ponerme
en conflicto con ello? Porque si hay conflicto hagamos lo que hagamos no tendrá
ningún sentido verdadero. Entonces, cuando llegas hasta ahí, te das cuenta que
el concentrarse, el decirse que quiero ser guapa o guapo, inteligente, con una
mente lúcida, dinámica y fresca, no sirve para nada, es una pérdida de energía
y de tiempo. Al contrario si me atengo a lo que soy, a lo que somos, entonces
sé como tengo que moverme con ello por la mi vida, por la vida.
En el silencio puede llegar la observación
que todo lo comprende. Y entonces sobran las palabras.
La sociedad competitiva, cruel,
llena de vanidad, de celos y envidia, precisa una alimentación acorde con lo
que es. Y eso solo se lo da la carne, y toda clase de drogas. Y, como eso que
deseamos no puede llegar, nos lanzamos desenfrenadamente creyendo que cuanto
más corramos más posibilidades tenemos de salir de la crisis existencial, de la
incomprensión del mundo y del cosmos. Y por eso, todo lo que no nos haga más
agresivos y competitivos lo rechazamos. Por eso, repito, la carne es el mejor alimento
para esa batalla contra la realidad, lo que es, para inventar otra realidad que
más me gusta y satisface. No nos detendremos pase lo que pase y cueste lo que
cueste, pues somos así. Y seguramente no podemos cambiar.
Una vez una hermana de la
caridad, que regentaban un asilo de ancianos desamparados, dijo: 'Todo lo que hago,
lo hago por y para dios'. Es decir, que ella estaba tan fanatizada por esa idea
de dios, y todo lo que habían creado en su nombre -religiones, liturgias,
textos que se dicen sagrados, ritos y supersticiones, etc.-, que las personas
que atendía pasaban y quedaban a un segundo lugar. Cuando todo gravita por y
para los seres humanos. Todo lo demás, son supersticiones y fanatismos, son un agarrarse a algo para no sentir el vacío y la
nada existencial –la no capacidad de comprender el universo y sus maneras, es
decir, comprender el infinito y lo eterno-. Siempre tropeas
Hay la mayoría que no quiere ni
le interesa saber más de lo que sabe.
Es cierto que la multitud genera
la fealdad. Por eso, hemos de ir más allá de la fealdad. ¿Puede desaparecer la
fealdad? No lo puede, es como la violencia, como la vanidad, etc., solo podemos
ver cómo es en realidad e ir más allá de todo eso que es la fealdad.
¿Cuánto tiempo hace de eso que se
dijo, que si tan solo cuatro, cinco o seis personas, hicieran un a cambio
radical en su psique ello afectaría a la mente global? Nunca se ha visto. Es
uno el que se lo tiene que demostrar a él mismo en su vida de relación.
Porque, siempre tropezamos con lo
mismo: ¿Quién va a evaluar si uno ha hecho el cambio radical o no? O, ¿si uno
no ha hecho el cambio radical, puede percatarse de quién lo tiene? Ese es el
problema del nirvana, la iluminación, la liberación, no hay un tribunal para
examinarlo. Por tanto siempre seguimos estando solos. ¿Lo captas?
Pero es condición indispensable
que tiene que nacer en uno. Si no todo puede ser una ilusión.
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