miércoles, 25 de julio de 2012

Escritos y publicaciones 25-7-12


Con todo el respeto para lo que has dicho, Rafael,  ya estás huyendo de la realidad de que eso que llamamos dios, está más allá de las palabras y los conceptos humanos los diga quien los diga.

Y, ya estamos: 'Yo si que lo puedo hacer pero tú no lo puedes y no te dejaré'. Esto, ¿a dónde nos lleva sino a que todas esas masacres continúen? Nosotros nos creemos que somos los maestros, ¿verdad? Pues vaya lecciones que les damos, entre la corrupción y la inmoralidad, y las guerras que provocamos y hacemos para destruir un país y cambiarlo todo porque nos conviene.

Pero, ¿por qué no comprendes que hay unos que alimentan, porque quieren, a esos yoguis? Como aquí lo hacen con monjes y monjas, frailes y curas dependientes del Vaticano.

El verdadero problema que tenemos todos, es que estamos divididos y fragmentados internamente. Y esta división, engendra conflicto, que al salir al exterior y plasmarse en cada acto que hacemos, ha provocado esta manera de vivir con sus divisiones de ricos y pobres, entre la mujer y el hombre, entre los europeos y los que no lo son, entre las diferentes ideas y teoría religiosas, tanto como políticas.
Y es a eso, es a lo que tenemos que invertir toda nuestra energía, para ver cómo solucionamos el problema,  qué tengo que hacer para que no me divida de la persona con quien convivo, con los vecinos, con el oficinista, con el carpintero o albañil, con la autoridad, con todo el mundo. Y todo lo demás, llegará, si tiene que llegar, por su camino.

¿Es posible controlar el pensamiento? Si lo intentan verán que no es posible, porque el pensamiento se va y vuelve. Por eso, si queremos que el pensamiento no sea un estorbo uno lo tiene que comprender desde la misma raíz. Hay algunos, que se concentran en un punto fijamente, en cantos y música, repitiendo candenciosamente ciertas palabras y rezos, para así aquietar el pensamiento. Pero una mente así, está embotada y torpe, narcotizada con su proyecto, no tiene vitalidad ni soltura ni libertad. Por eso, vive en la contradicción y el conflicto, entre el deseo de concentración y el que no quiere mirar a un solo  punto, si no mirar por la ventana, en la calle, en campo abierto o en mirar y observar en todas direcciones.

Hace muchos años que no oía esta canción. Y veo que ahora noto toda la inmensa fuerza -psicológica y espiritual- que tiene. Y que antes ya lo tenía, pero nunca la había escuchado a solas.  http://www.youtube.com/watch?v=z9OGfBGOCpk

¿Qué significa controlar, Alejandra, estar concentrado, de guardia a todas horas con tensión y aislamiento? Cuando salimos a vivir la vida en la calle, no podemos controlar en cuanto apenas, no podemos concentrarnos en una persona que va por la calle, en un coche, en un letrero, en un escaparate y sus bonitos trajes. Además, ¿no has notado, que por mucho que tú lleves al pensamiento a un punto, a una idea obligándolo, forzándolo, al final el pensamiento va a seguir por su cuenta?
Al contrario, si descartamos la tensión y el conflicto por querer forzar al pensamiento y encaramos la vida como una unidad, como una sola cosa, entonces la atención profunda y total llega. Como no hay ningún fragmento en el que me tengo que enfocar no hay ninguna tensión, todo es armonía.

No, no, Alejandra, el controlar es infinito. Por mucho que controlemos, no lo podremos controlar todo. Es como el contar, y todo lo que hacemos, es infinito. Por eso, te he dicho que si no controlas nada todo queda en orden y estás más allá de controlar. ¿Cómo podemos nosotros controlar a nuestra mente que forma parte de la mente global, donde nos afecta todo lo que hacemos unos y otros? Yo puedo decirme millones de veces que no tengo que hablar, pero si soy hablador o extrovertido, risueño, serio y estirado, simpático, ¿cómo puedo cambiar todo eso? Las religiones organizadas en todo el mundo han dicho, por miles de años,  y dicen: sé pacífico, ama a todos, no maquines contra los demás, no mates, etc. ¿Han cambiado al ser humano? No lo han hecho.
Ahora bien, si vemos que no podemos cambiar lo que somos, ¿por qué luchar contra ello, dividirme y ponerme en conflicto con ello? Porque si hay conflicto hagamos lo que hagamos no tendrá ningún sentido verdadero. Entonces, cuando llegas hasta ahí, te das cuenta que el concentrarse, el decirse que quiero ser guapa o guapo, inteligente, con una mente lúcida, dinámica y fresca, no sirve para nada, es una pérdida de energía y de tiempo. Al contrario si me atengo a lo que soy, a lo que somos, entonces sé como tengo que moverme con ello por la mi vida, por la vida.

En el silencio puede llegar la observación que todo lo comprende. Y entonces sobran las palabras.

La sociedad competitiva, cruel, llena de vanidad, de celos y envidia, precisa una alimentación acorde con lo que es. Y eso solo se lo da la carne, y toda clase de drogas. Y, como eso que deseamos no puede llegar, nos lanzamos desenfrenadamente creyendo que cuanto más corramos más posibilidades tenemos de salir de la crisis existencial, de la incomprensión del mundo y del cosmos. Y por eso, todo lo que no nos haga más agresivos y competitivos lo rechazamos. Por eso, repito, la carne es el mejor alimento para esa batalla contra la realidad, lo que es, para inventar otra realidad que más me gusta y satisface. No nos detendremos pase lo que pase y cueste lo que cueste, pues somos así. Y seguramente no podemos cambiar.

Una vez una hermana de la caridad, que regentaban un asilo de ancianos desamparados, dijo: 'Todo lo que hago, lo hago por y para dios'. Es decir, que ella estaba tan fanatizada por esa idea de dios, y todo lo que habían creado en su nombre -religiones, liturgias, textos que se dicen sagrados, ritos y supersticiones, etc.-, que las personas que atendía pasaban y quedaban a un segundo lugar. Cuando todo gravita por y para los seres humanos. Todo lo demás, son supersticiones y fanatismos, son un  agarrarse a algo para no sentir el vacío y la nada existencial –la no capacidad de comprender el universo y sus maneras, es decir, comprender el infinito y lo eterno-. Siempre tropeas

Hay la mayoría que no quiere ni le interesa saber más de lo que sabe.

Es cierto que la multitud genera la fealdad. Por eso, hemos de ir más allá de la fealdad. ¿Puede desaparecer la fealdad? No lo puede, es como la violencia, como la vanidad, etc., solo podemos ver cómo es en realidad e ir más allá de todo eso que es la fealdad.

¿Cuánto tiempo hace de eso que se dijo, que si tan solo cuatro, cinco o seis personas, hicieran un a cambio radical en su psique ello afectaría a la mente global? Nunca se ha visto. Es uno el que se lo tiene que demostrar a él mismo en su vida de relación.
Porque, siempre tropezamos con lo mismo: ¿Quién va a evaluar si uno ha hecho el cambio radical o no? O, ¿si uno no ha hecho el cambio radical, puede percatarse de quién lo tiene? Ese es el problema del nirvana, la iluminación, la liberación, no hay un tribunal para examinarlo. Por tanto siempre seguimos estando solos. ¿Lo captas?

Pero es condición indispensable que tiene que nacer en uno. Si no todo puede ser una ilusión.

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