domingo, 22 de julio de 2012

Escritos y publicaciones 22-7-12

Pues, creo que no es cuestión de conquistarlo. Si no que es cuestión del destino. Porque tú sabes que cuando dios no quiere los santos no pueden.

Eso que dices es una tontería. Porque si uno está ciego o le falta un brazo, no hay ayuda que valga ni sirva. Hay que apechugar con lo que tenemos, tanto para bien como para mal.

Si, si. Pero vuelvo a decirte que dios no ayuda a nadie. Eso es un invento supersticioso. Porque si dios ayudara, no daría lo que nos da a cada cual. Y menos a los que tienen el cuerpo deformado o malformado.

No se trata de creer o no creer. Se trata de ver la realidad, nos guste o no. Por tanto, ¿tú qué ves en la vida, en tu vida cotidiana, en los vecinos, en el trabajo, en los parientes, etc., reciben alguna ayuda para mitigar sus miserias, sus sufrimientos, sus grandes retos?

Todo cambia, eso es implacable. Pero todo cambia a pesar de lo que nosotros digamos o no, a pesar de lo que queramos o no. ¿No te das cuenta que vivimos en la mentira, en el juego de la ilusión?

Pero si uno cree en una ilusión es un estúpido. Y por eso, genera toda clase de problemas, desorden, confusión. Mira los políticos, etc., ellos también creen en sus ideas divisivas y caóticas. Por eso, hemos de mirar la realidad, tal cual es y asumirla. La realidad, no es de nadie, es lo que es.

No se trata de que tú te sientes aludida. Pues si tú te polarizas en lo que se dice te bloquearás, como ya te ha sucedido. Cuando hablamos no lo hago sobre mí ni sobre ti. Hablo para toda la humanidad. Porque todos participamos de los mismos problemas. Si cada cosa que se dice nos la apropiamos, entonces estamos estancados, clavados en el suelo. ¿Lo ves, Verónica?

¿Ya no prestas atención? ¿Estás distraída con otro asunto? Pues dejémoslo.

Bueno Verónica, si quieres dime cuales son tus ideas. Pero sin que haya discusión, ni enfrentamiento. Estamos investigando lo que dicen dos amigos que se supone que se respetan y no quieren hacer daño alguno.

Todos los que trabajan para los gobiernos, no son preciosamente todos políticos. Y con respeto a dios, aunque ya te he aclarado que ese dios esa una superstición, es la vida y sus misterios la que determina que alguien tiene que vivir y otro ha de morir. Puedes decir, el que gana un puesto bien remunerado  de trabajo, quien haga lo que haga. O sea, que para mi dios es un misterio, el misterio.
La superstición es decir: que por arte de magia un trozo de pan y un vaso de vino, se convierten en el cuerpo y la sangre de una persona que dicen que vivió hace dos mil años.

Bueno, ¿de qué quieres que tratemos?

Y del sexo qué, Verónica.

Ya te has metido otra vez en líos. No te das cuenta que somos iguales. Los hombres dicen lo mismo de vosotras.

No, los hombres son más espabilados. Es decir ellos no tienen que seducir a las hembras. Son ellas las que lo tienen que atraer y absorber para lo que lo necesiten. Los hombres, por su manera de ser el masculino, ya lo tiene todo hecho. En los países árabes, y en otros lugares también, la mujer trabaja lo más pesado y el hombre mira y dirige.

Tú que tienes poder, porque estás en el ayuntamiento, sabes que han de haber secretos -por eso el nombre de secretaría-. Es decir todo poder, para serlo, se tiene que basar en secretos. Los que no queremos ningún secreto tampoco queremos ningún poder.

Porque el mismo hecho de vivir como vivimos: unos que explotan a otros, se tiene que basar en una mentira impuesta. Y la mentira es una ocultación de la verdad, es un secreto. De lo contrario todo se vendría abajo el sistema por el cual todo funciona: las monarquías, el Vaticano, los bancos, las empresas, etc.

Pues en el sexo sucede lo mismo. Porque es el paradigma de la falsedad y la mentira, las apariencias, son las que nos dirigen la vida y cómo la vivimos.

El sexo, si no un regalo accidental, ¿qué es entonces, una medicina, una droga, un vicio, la persecución del placer que nos enloquece?

El sexo también puede ser una arma para conseguir algo.

El sexo, el hecho en acción es blanco y puro, sin nada feo. Pero el problema está cuando termina, entonces llega el resultado. Es como la droga. Solamente, con una gran compasión y renunciamiento, el sexo es lo sagrado que es. En el sentido de no imponerlo, no querer más y más sin que haya lugar, sin hacerlo sucio. Pero así y todo,  todo acto donde no hay división, el amor está allí.

Estoy de acuerdo. Nada más hay que ver si realmente no vas a hacer daño a la otra persona que vas a compartir el acoplamiento.

El futuro, si lo hacemos de buena intención, no tiene porqué preocuparnos. Pues siempre, en todo lo que hagamos, habrá algo que hará daño a alguien, queramos o no. Porque la vida es así, cuando comemos es porque hemos matado a un animal, etc.

Pero, tú la has amado cuando estabas con ella haciendo sexo a cada momento. ¿Tú ves algún riesgo en eso?

Pero, Verónica, nadie sabe lo que puede ocurrir mañana. Por eso es preciso, si uno quiere claro, hacer las cosas adecuadamente: ir a la hora a trabajar y hacerlo adecuadamente, no robar, cumplir las señales de tráfico, no maquinar para hacer daño, pagar las deudas, etc. Entonces en unos años, si actúas honestamente, sin corrupción, lo que venga no será dañino. Otra cosa es el cuerpo y sus problemas que puedan llegar.

¿Qué te dura un hombre en la cama en tiempo? ¿Cuánto tiempo está hasta que eyacula y ahí se acabó todo?

¿Y cómo lo haces para que te dure tanto tiempo?

Hay algunos que son ellos los que aguantan y pueden estar una hora sin eyacular o varios meses y años.

¿Es verdad que la mejor mujer en la cama ha de actuar como una puta?

Los hombres para ser buenos en la cama han de convertirse en putos.

No se trata de consenso, se trata de querer serlo o no.

Entonces yo soy un puto con las mujeres.

No se trata de dudarlo, si yo te amo a ti, tengo que darte hasta mi sangre.

Pero es que parece que no tienes claro lo de la entrega al cien por cien.
 
Yo no puedo tener relaciones con alguien que no significa mucho para mí.

De lo contrario, volveríamos a la mercancía. Al igual que nunca he pagado por hacer sexo.

De acuerdo, Verónica.

Hasta otra. Oye si quieres llamarme por teléfono lo tienes en mi página de FB. O alguna otra cosa, lo dices a ver que podemos hacer entre los dos.

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