miércoles, 11 de julio de 2012

Escritos y comentarios 11-7-12


Si alguien va a tu casa y te da un bofetón y te roba, no pasa nada. Supongo que tú no te quejarás. Pues tú no eres el que eres. Total la anarquía y el desorden. ¿Ya has investigado por qué te interesa la confusión y el caos?

"Uno tiene que saber que uno no es, a fin de ser capaz de entender eso, que es".
No entendemos lo que es, porque no lo aceptamos y queremos cambiarlo.

Somos muy astutos a la hora de juzgarnos. En la mañana dos mujeres estaban diciéndose que los hombres eran machistas, pero antes más que ahora. Y sentían una gran alegría y satisfacción. También decían que en esta parte del mundo, los hombres no les dejaron ir al campo a trabajar. Uno les dijo que no podemos juzgar el pasado. Que las mujeres no trabajaban en el campo, porque tenían ya bastante trabajo en la casa, preparando la comida y todo lo demás. Una de ellas decía que le habían dicho que las mujeres con la regla no era bueno para ellas tocar los pies en el agua. Uno les dijo que antes eran muy primitivos y decían que de dos cerebros de caballo salía uno de mujer.  También se les dijo que cuando había la esclavitud, los que vivían con ella, lo encontraban tan normal. Cuando uno no podía caminar se pasaba el día sentado en una silla y tampoco pasaba nada, cuando ahora tienen la silla de ruedas y se pueden mover. Que dentro de sesenta años, los nietos dirán: ‘Pero aquellos cómo vivían’.  Si miramos las imágenes de hace cuarenta años nos parecen de otro mundo. Por tanto, todo tiene su sentido. También se les dijo, que a lo mejor dentro de cien años cuando vean que las playas estaban repletas de apartamentos y casas para vivir solamente en verano  –unos dos meses-, habiendo personas que no tenían casa dirán que, ¿eso cómo podía ser?
Pero a ellas no les gustaba lo que se les decía. Una de ellas dijo que eso ya estaba muy sabido y repetido, de una manera despectiva y un tanto grosera. Y uno le respondió que su historia del machismo era también muy repetitiva. Al final ellas dos se quedaron hablando como dos mujeres, rechazando lo que estábamos investigando. Ellas querían la vulgaridad y la superficialidad y nadie que les cuestionará su manera de vivir. Gustaban de hablar al empezar un tanto interesadas por lo que se decía, pero al ver donde íbamos a parar eso no lo podían soportar.

No nos demos cuenta que dependiendo de lo que tengamos dentro, eso va a salir hacia fuera. Si uno tiene resentimientos contra alguien, porque cree que ha sido marginado o infravalorado, todo lo que haga irá encaminado a satisfacer la sed de venganza. Algunas mujeres, viven amargadas porque creen que han sido maltratadas psicológicamente, sin darles la paridad con los hombres. Pero ese problema lo tenemos todos, ya sean mujeres como hombres. Porque hay hombres que también son maltratados psicológicamente por las mujeres. Y no solamente por las mujeres sino también por los hombres. Algunas mujeres, han concentrado ese problema con los hombres. Sin darse cuenta que hacen un problema como lo hacen los nacionalistas. Creyéndose que lo de ellos, su nacionalismo, es adecuado y lo mejor, pero a los otros hay que ponerles la frontera. Hace ya unos años me dijo una mujer que había ido a un bar donde no podían entrar hombres.

Ahora falta saber cuál es el ritmo y quien lo marca. Porque mi ritmo puede que no sea el tuyo. Y tu ritmo no ser el mío. ¿Comprendes la cuestión?

El ego es el problema. Pero el problema real es qué hacemos con él. ¿Peleamos todo el día con él, dividiéndonos y generándonos conflicto? ¿O dejarlo que se agote, llegue hasta el final y se dé cuenta de que no sirve para nada?

La vida es maravillosa y es terrible a la vez. Decir que una de las dos posibilidades es la única, sigue siendo el juego del ego. Pues, el ego quiere certidumbre, la descripción, un fundamento, la seguridad, para agarrarse a ello. El 'no sé' le da miedo, porque lo disuelve. El problema es como vivir en el 'no sé'. El problema es como vivir en el 'no sé'. Porque vivir en el 'no sé' se puede convertir en otro espanto.

¿Tiene algún valor real la fe? Como no se puede investigar la fe, es cuando aparece la superstición. Decir que por arte de palabras, creencias, etc., el vino y el pan se convierten en el cuerpo de una persona que vivió hace dos mil años, eso es superstición. Decir que una mujer tiene un hijo sin tener relaciones sexuales con un hombre, eso es la fe y la superstición. Y matar y asesinar por dios, la religión o cualquier otra idea, es el absurdo de la fe.

Una de las primeras veces que tú y yo intercambiamos comentarios, te dije que todo lo que me decías a mí te lo tienes que aplicar también a ti. Porque el observador es lo observado. Yo soy tú y tú eres yo. Pero parece ser que no lo entiendes como algo que tiene la rotundidad del hambre o del frío intenso.
Pero, la cuestión es:  ¿Tú qué quieres hacer de tu vida? Quieres seguir como tus padres y abuelos, o como los míos, etc., con su superficialidad y vulgaridad? Pues sigue como vas. No hay ningún problema por mi parte. Pero, si no quieres seguir con esa corriente de insensibilidad, has de ser respetuosa, has de ser sincera, has de hacer de tu vida algo que sea digna de ser vivida. Y eso se consigue, siendo menos egoísta de lo que cada uno es.
Yo hago eso a cada instante que pasa. No me importa lo que haya sucedido, una vez pasado eso se acabó. Por tanto, ese es nuestro reto que cada cual puede responder o no.
Vanesa, todo es muy sencillo: se trata de vivir. Pero resulta que para vivir es preciso generar problemas. Pero ya que es preciso generar molestias a otros, tienen que ser las menos posibles. Esa es la diferencia que hay entre unas personas y otras: unos no les importa enredar, divertirse haciendo lo que les dé la gana, sin reparar en lo que eso va a repercutir en los demás. Y otros que quieren ser más humanos, compasivos y con amor.
Y desde ahí es cuando empieza, el  qué hacer para que todo eso sea posible y no se quede en palabras.

Hay algunos que se creen lo que dicen los otros, ya sean gurús, maestros, etc., pero cada uno tiene que verlo por si mismo. De lo contrario, uno es un lorito, un animal vestido.

Los aficionados a la tortura y asesinato de los toros son superficiales. Por eso, los que mandan la promueven, la subvencionan, la defienden diciendo que es la fiesta nacional de España. Así el negocio les parece que es redondo. Pero el cretinismo prosigue generando sufrimiento y dolor. Porque alguien que defiende la tortura y asesinato por placer y diversión, ¿qué sensibilidad puede tener en lo que haga? No es cosa solamente de la derecha carca, la izquierda también gusta de manejar a los ignorantes para que les voten aun a costa de tolerar, etc., la tortura y asesinato de los toros.

"El amor es mucho más importante que la honestidad. La honestidad no sirve a las relaciones cuando se crea contracción y tensión".
Aunque es verdad todo lo que dices, dela misma forma que una determinada actitud puede generar conflicto por noble y buena que nos parezca. Uno también puede hacer lo contrario de eso que se ha dicho. Porque el amor lo abarca todo. Y para poder abarcarlo todo, uno tiene que tener total y absoluta libertad en todas direcciones.  Pues en la vida existe lo imprevisible. Y lo imprevisible, se tiene que abordar con una mente imprevisible. Y, ¿qué es lo imprevisible? Lo que está más allá de toda prevención.

Vanesa, como ya te he dicho algunas veces, todo lo que me dices es lo que tienes que hacer tú. Porque tú y yo somos iguales, y todos los demás también, y por eso decimos que el observador es lo observado. Por otra parte, veo que también me tienes un tanto de celos y envidia. Míratelo, porque eso te desautoriza si es que quieres poner orden y no más confusión de la que hay -cosa que también te lo he dicho otras veces-.

Existe el sufrimiento físico, que no se puede eludir: el frío y el calor, los golpes y los cortes, la vejez y el deterioro, etc. Pero en el ámbito psicológico si que podemos ir más allá del dolor, que es generado por la comparación, el tiempo como hoy, ayer o mañana -presente, pasado y futuro-, la vanidad, los celos y la envidia, el deseo del más y más.

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