Interlocutor:
Hola Toni como estás, soy...
T.
Segarra: ¿Qué deseas, o qué quieres? Explícalo para saberlo.
Interlocutor:
Deseo comentarte algo que me paso hace un tiempo y todavía no le
encuentro explicación alguna. ¿Estás aquí Toni?
T.
Segarra: Si, si. Estoy aquí.
Interlocutor:
He experimentado la muerte dos veces.
T.
Segarra: ¿Tú cómo lo sabes, si nunca te has muerto? Y no podrás
saber cuándo viene ni lo qué es la muerte.
Interlocutor:
La muerte es tan difícil de vencer que nos da toda una vida de
ventaja.
T.
Segarra: Pero a la muerte no se la puede vencer. Porque cuando algo
tiene que venir y no se puede evitar, no hay nada que hacer.
Solamente vivir adecuadamente y olvidarse de esa muerte.
Por lo demás, todos vivimos por añadidura, como si fuera un regalo. Pues todos los días mueren millones de todas las edades y circunstancias.
Por lo demás, todos vivimos por añadidura, como si fuera un regalo. Pues todos los días mueren millones de todas las edades y circunstancias.
Las
personas insensibles al sufrimiento y al dolor de los demás, ya sean
a las personas como a los animales y las plantas, son nihilistas. No
son nihilistas de su egoísmo, sus propiedades y riquezas, sino a esa
posibilidad de que eso les pueda desaparecer. Es decir, solo la idea
de que pudieran tener que renunciar a todo lo que están aferrados,
les deprime, les pone airados, dispuestos a lo que haga falta con tal
de que todo siga como siempre ellos han querido. Y por eso es que
tienen los ejércitos, los policías, los espías que ellos llaman
'servicios de inteligencia', leyes promovidas para defender lo suyo,
etc.
Por
eso es más difícil que un rico tenga sensibilidad y tranquilidad
espiritual, que un elefante pase por el agujero de una aguja de
coser.
La
foto es buena pero el texto es un vaguedad. Porque a la humanidad no
se la puede cambiar. Pues, para cambiar a la humanidad primero te
tienes que cambiar tú radicalmente. ¿Es eso posible? Todo lo demás
son ilusiones y palabras.
Cuando
más comemos, más fuertes y poderosos somos en energía. Pero, ¿para
qué queremos tanta energía, para ser más eficientes a la hora de
cazar, a la hora de destruir todo lo que hay allá donde vamos, a la
hora de enfrentarnos entre nosotros? No es que estemos apelando para
que seamos débiles y pusilánimes, pero sin un sentido de moralidad
nos hacemos más agresivos y destructivos. Ayer vi unas fotos de unos
jóvenes con motocicletas subiendo y bajando por la montaña, sin
sendero ni carretera alguna, todo a través; he visto sacar tantos
peces del mar en una pequeña red, desde la orilla, que luego no
sabían que hacer con ellos; al igual que los cazadores de patos
salvajes. Y todo eso es porque vamos sobrados de energía
descontrolada y mal usada.
Todo
es muy sencillo, Daniel. El que tiene un inspirador y lo necesita,
¿por qué no lo tiene que usar? El problema está en que ese
inspirador se apodere de ti y te conviertas en una marioneta de él.
Y entonces estamos perdidos. Y, entonces, ¿qué queda? El saber
gestionar esa situación. Es como necesitar una medicina y como la
hay la tomas, pero si nos pasamos la pagamos.
Porque
en realidad todas las cosas, ya sea la esposa, los hijos, el dinero,
los amigos y parientes, lo que sabemos, todo lo que hacemos, lo
usamos como una medicina, que nos da vitalidad. Si nos resta
vitalidad, ¿qué hacemos? Por tanto, todo se trata de gestionar
nuestra vida. Porque si no estamos bien, todo lo que tocamos le
transmitimos nuestro malestar y amargura.
Vanesa,
eso que dices tiene sentido. Pero todo tiene que estar unido. No es
casualidad que Jiddu Krishnamurti, nunca hubiera comida carne, ni fumó ni bebió
alcohol ni tomó drogas. Y lo mismo hace la mayoría de los budistas
y otros que llevan un punto parecido. Eso no quiere decir que alguien
que coma carne, fume, tome alcohol o drogas, está acabado. Pero es
incuestionable que todo lo que comemos, nos afecta. JK, relató que
una persona que cocinaba para él, cuando le servía encurtidos
fuertes, se ponía ardoroso y agresivo, por lo que dejó de comerlos
y que se los sirvieran.
Una
ilusión es pensar que somos diferentes de los demás. Es el problema
de los ignorantes, que somos todos. Unos lo usan para defenderse y
otros para atacar. Pero cuando uno descubre que el que ataca y el que
se defiende son la misma cosa, todo el entramado de la ignorancia
cesa.
He
leído tu entrevista de ayer en el diario...
Gracias
por tus informaciones.
¿Por
qué protestamos en contra de una guerra particular que nos cae
antipática? ¿Por qué no protestamos en contra de todas las
guerras?
Eso
mismo sucede contigo -que no digo que no lo hagas- cuando te encaras
y focalizas toda tu energía con unas determinadas personas que no
sientes afecto ni cariño hacia ellas. Y ellas también son seres
humanos, como tú y como yo, pero con un destino diferente y
desafortunado.
Si
observaras a todos los países, verías que la corrupción, la
inmoralidad, la venta de armas a dictadores sanguinarios está a la
orden del día y nadie les dice nada. No hace falta que sigamos con
más detalles. Sólo añadiré, que cuando el establishment le
consiente a alguien proseguir con lo que lleva entre manos, no hay
nada de extraordinario en todo lo que hace. Es decir, es la misma
vulgaridad y superficialidad pero a un nivel diferente. Y ahí es
donde empiezan los agravios, la divisiones y conflictos.
En
el fondo todo es muy sencillo de observar. Mira lo que pasa en tu
vecindario, en el trabajo, y verás que unos nos caen bien y otros
nos caen mal. E ir más allá de esa injusticia, de esa
discriminación, de ese juego del "yo", es la única
revolución que puede solucionar los problemas, que no son otra cosa
que los conflictos causados por la división y la fragmentación
interna.
“¡Qué
locura mayor podría haber que estar solo, triste o en conflicto con
nuestros compañeros!”
Nos
olvidamos que eso que decimos que parece tan bonito y adecuado, lo
hemos de realizar nosotros en nuestras vidas. Decir que es una locura
tener conflictos con las personas, pero al mismo tiempo maquinar y
desarrollar toda clase de actividades contra el que crees que es tu
enemigo, ya sea tu vecino o alguien que vive lejos, es el absurdo de
las palabras. Más aún si el que las dice tiene el rango espiritual,
al creerse que sabe. Por eso, es una ilusión creerse diferente a los
otros, decir que ellos son malvados, que son nuestros enemigos. Todo
esto es el engaño de la política, que es la guerra de baja
intensidad.
Mientras
no veamos como un hecho que tú y yo somos básicamente iguales
psicológicamente, siempre habrá la comparación y la vanidad de
creer y decir: "Yo tengo más derechos que otro, porque necesito
más para vivir". Y así, empiezo a maquinar y planificar mi
vida, que al juntarme con otros que piensan como yo, se hace un gran
conflicto que siempre quiero ganar. Por lo que el paradigma de la
guerra está servido y operando.
¿La
meditación como algo vivo y dinámico, que comprende toda la vida,
puede tener técnicas, métodos, libros que la describan? ¿O la
meditación está más allá de toda palabra que digamos, de todo lo
que planifiquemos para alcanzarla, para que ella llegue?
En
el ver hay acción total al darse cuenta de la realidad, de lo que
es. El problema está en tener la fortuna y la sensibilidad para
poder ver sin ninguna distorsión, ilusión y todos los impedimentos
que se anteponen.
Ahora
en la actualidad hay cierta comunicación con los animales. Pero lo
que nos tiene que interesar es que los respetemos y amemos. Y para
ello, no podemos inmiscuirnos en su manera de vivir, trayéndolos a
nuestra manera de vivir en las ciudades, en exhibiciones, en la
explotación.
Los
árboles son libres porque no tienen que elegir: si llueve lo
aceptan, si hace sol también. Ya sea con frío o con viento, ellos
en su santidad no se dividen ni huyen ni entran en conflicto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario