En
realidad la no-violencia es eso: mirarla, observarla, dejarla estar
que pase. Pero el error de los que decían que eran no-violentos
-Gandhi, etc.- fue que no explicaban que ellos por el mero hecho de
vivir tenían que hacer algo de violencia, al comer, al litigar, al
imponerse aunque sea con la mirada, los gestos, las voces, las
disputas. Vivir es sufrir. Y sufrir es violencia hacia nosotros, y
la que generamos nosotros en los demás.
La
vida es sufrimiento y dolor, porque yo no quiero hacer ningún daño
a nadie. Y eso no puede ser, ya que no es posible. Y al darme cuenta
que siempre estoy haciendo daño a otro, es cuando siento el dolor.
Por
tanto, volvemos a la violencia. Si voy más allá de este drama de la
existencia, aunque siga haciendo daño no lo veré aunque exista. Un
ejemplo: si tú y yo quedamos a una hora en un lugar para hacer
cualquier cosa -hablar, pasear o comer-, pero yo no voy sin avisarte.
¿Qué sucede? Yo no veré tu posible malestar, frustración, tu
dolor, por no aparecer a la hora en el lugar convenido. Aunque
incluso te hubiera avisado, ya que habías puesto mucha ilusión y
necesitabas salir y hablar con alguien.
Por
eso, aunque apelemos a la conciencia, a la libertad, a que todo está
vacío y nada tiene importancia, el dolor siempre está ahí.
Si
yo te invito a comer en mi casa y te preparo varios platos que son
sabrosos y bien cocinados, pero el último es malo y te estropea la
digestión. ¿Todo queda estropeado, no? Pero esa eventualidad de que
en cualquier momento puede llegar el dolor es lo que nos hace huir
generando todo el desorden y el caos.
Por
tanto, como esa eventualidad de la llegada del dolor no la podemos
controlar ni adivinar, me limito a vivir en el ahora.
Si,
Francisco, entiendo todo lo que has dicho. Pero el problema es que
para que algo funcione hemos de hacer las cosas de manera para que
funcione, ¿de acuerdo? Si tú tienes un coche lo tienes que tener
preparado -que funcione, gasolina, los frenos, el acelerador, etc.-
para que cuando lo quieras arrancar e ir a un sitio eso pueda ser.
Pero
llega tu amigo y te dice: mira no te preocupes tanto por el coche
porque es sólo una máquina, y qué importa la gasolina que le
pongas, qué importa si no lo aparcas correctamente, etc. ¿Nos
estamos comunicando? Entonces, siempre puede haber varias maneras de
ver las cosas. Hay unos que dicen que la libertad, aunque sea
destruirlo todo, vale la pena. Otros dicen que sin respeto, no puede
haber libertad. Entonces, ¿si descartamos la libertad porque va a
generar más desorden y confusión tiene eso sentido?
Cada
uno que haga lo que tenga que hacer, aunque en ello tiene que haber
respeto, etc. Pero si uno insiste en que hagamos algo que va contra
nosotros, porque se arroga la libertad de poder expresarlo, si
queremos lo podemos descartar. Por tanto, cada uno que evalúe las
pérdidas y si las quiere asumir.
Por
eso, vive y deja vivir. Y cuando alguien se entromete demasiado en
algo que no es de su competencia directamente, está no dejando
vivir. Porque esa libertad que él exige para poder seguir diciendo
lo que quiere decir, el otro también la tiene para no hacerle ningún
caso.
La
vida funciona así, si queremos algo hay que defenderlo. De lo
contrario puede desaparecer, y antes de eso llega el desorden, las
cosas hechas no adecuadamente. Hay que saber que la defensa lo puede
complicar todo aún más, pero esa es la opción de la libertad. Y de
como gestionemos esa libertad, dependerá el resultado.
He
leído tu columna-escrito, 'No perder nuestro mañana'. Y, también,
'Investigar en tiempos de crisis'.
Si
decimos que algo es negativo, como si decimos que es positivo, eso
puede no ser cierto. Por tanto, vamos a velo. Cuando las personas
hacemos algo, ¿cuál es el motivo principal, dónde está la raíz
por lo que lo hacemos? Evidentemente, es porque hay una ganancia. Es
decir, el motivo de hacer algo, es una ganancia para nosotros. Pero
eso, que es presentado de manera que parece tan aséptico e
inofensivo, se ha convertido en una carrera depredadora para
satisfacer nuestras ansias de seguridad, ya sea en el ámbito físico
o psicológico. Pero, como la seguridad no existe, todo ese deseo de
conseguir, inventar, descubrir, para alcanzar la seguridad, genera
desorden.
Prueba
de ello, es que los colonos blancos europeos cuando invadieron todo
el mundo que no se conocía ni dominaban, decían que iban a llevar
la civilización, el orden, etc. Pero, la realidad era que el hombre
blanco europeo, vivía en el mismo desorden que los que él
consideraba que eran salvajes, sólo que a otro nivel más
desarrollado. Por tanto, como se puede apreciar, allá donde los
colonos dominaron e impusieron su manera de vivir, todo ha acabado
como su misma sociedad. Que es la que ahora hay en todas partes, con
su división, conflictos, violencia y guerra. Aunque allá donde
llegaban también existía el mismo paradigma de división,
conflicto, violencia y guerra. Pues la vida funciona igual en todas
partes.
Lo
único que han conseguido ha sido expoliar, y arrancar las riquezas
que han podido, para beneficio suyo y de su sistema egoísta, de
falta de compasión. La pregunta es: ¿Si esos descubridores,
colonos, civilizadores, etc., hubieran tenido compasión y amor,
habrían hecho esos viajes tan costosos, peligrosos y agresivos, que
acababan en violencia? Más aún habiendo la pobreza y la miseria, el
hambre, la ausencia de escuelas, etc., donde ellos vivían. Ellos
decían, como ahora, que gracias a esas expediciones y viajes se
avanzaba en la ciencia, navegación, conocimientos, intercambios.
¿Pero ese avance hacia dónde nos lleva? Nos lleva hacia más de lo
mismo, hacia la prolongación y la continuación del mismo paradigma
de división, falta de compasión, conflicto y enfrentamiento. Es
decir, a la misma crueldad y brutalidad, violencia y guerra.
Cambiamos de ropa de vestir, cambiamos de casa y la manera de
decorarla, pero nuestros hechos no cambian, sino que son los mismos
desde hace un millón de años.
Pues
ahora, con los viajes a Marte o donde quieran ir, en el infinito
espacio, sucede lo mismo. ¿Nos imaginamos que pasaría, si hubieran
seres vivos como nosotros en otros planetas?
“Cuál
es el problema de la violencia, el sufrimiento y el dolor? Se trata
de la limitación que pone a la plenitud de la vida, la realización
del potencial de la vida. Es decir, la tristeza”.
Todo
eso está unido: la violencia llega porque estoy sufriendo al tener
miedo de no poder conseguir mi plan que es subsistir, dominar, vencer
e imponerme. Pero, cuando me doy cuenta de quién soy, de que soy
brutal, cruel y violento, me entristezco porque no quiero serlo. Por
eso la existencia tal como la encaramos es sufrimiento y dolor. Pero,
quiero investigar si hay otra manera de vivir sin ese dolor y
sufrimiento, que nos hace feos. Por lo que, quiero saber ese dolor
qué es y también que es esa violencia. Por tanto, me he de acercar
a eso, es decir no tengo que huir. Y cuando no huyo descubro, que esa
violencia no la veo como tal, sino como el mismo proceso de la vida.
Es entonces, cuando cesa la división y llega el orden. Y en el
orden está el amor.
Y
antes que la palabra está el pensamiento, que es división. La raíz
de la violencia.
Eso
es como decir que no te gusta el planeta tierra para vivir. Da igual
pues seguirás en el planeta tierra te guste o no. Así que tendrás
que ver que si te divides del planeta tierra será peor.
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