miércoles, 16 de mayo de 2012


La libertad es poder serlo internamente, dentro de ti mismo.
Cuando uno no ha solucionado un problema lo rumia mentalmente, lo comenta, etc. Pero, ese problema que ha pasado ya no tiene solución. Entonces, lo que queda es la mala conciencia de actuar de manera que genera lo mismo que causó el problema: la división, el conflicto, la crueldad la violencia y la guerra.

El problema no es lo que hacemos. Sino lo que cada cual quiere hacer. Tú sabes que para ir al cine tienes que comprar la entrada, sentarte en la butaca y estar callado sin molestar a los que están a tu alrededor, ¿verdad? De la misma manera, en todas las demás actividades sucede lo mismo, hay algo que aunque no esté escrito uno lo tiene que descubrir para que la relación sea adecuada. De lo contrario llegan los problemas, los conflictos, la falta de respeto, la crueldad. Por eso, al final de todo que cada uno haga lo que tenga que hacer pero luego, si actuamos indebidamente, no nos podemos quejar de las consecuencias de eso que hemos hecho o hacemos. ¿Lo comprendes y estás de acuerdo, Hermano?

Lo adecuado sería decir: que venga lo que tenga que venir. Porque cuando decimos, "Hágase tu voluntad", estamos implicando a otro, ya sea dios, a un santo, al destino, a una identidad. Y eso nos hace vivir en la ilusión de una ayuda exterior.

Cuatro años son mucho tiempo para poder cambiar radicalmente. Mientras juguemos con el tiempo, todo seguirá igual para nosotros. Lo digo porque el problema primero es el que tú tienes y el que yo tengo, y lo tiene cada cual. Todos a la vez, es una ilusión peligrosa, ya que provoca la autoridad, la dictadura.
Eso de decir: "Amaremos", "Amaré", "Lo haré", es todo un consuelo y una ilusión. El amor es ahora. Si no es ahora el amor no puede ser, sólo es una palabra carente de sentido verdadero.
Gracias por tu oferta, pero no tengo tiempo ni tampoco necesito dinero por ahora. Si quieres puedes comentame y decirme si necesitas algo que aclarar o investigar, o alguna otra cosa que tú necesites.

Pensar que porque alguien es muy cruel, uno no lo es. Es una ilusión. Pues si las circunstancias llegan, ya verás cómo eres. Verás el horror.

Nadie está a salvo. Todo lo que ha pasado puede volver a suceder. La inteligencia no evita los problemas, los comprende. Comprensión es paz.

Comprender es ver que todo encaja psicológicamente y físicamente. ¿Por qué no aceptamos la realidad e inventamos otra que más me gusta?

Ser superficial es un hábito, es una adicción. Y descartar toda adicción es posible si uno quiere. Y, ¿cómo se puede querer descartar?

Cuando siento todo el horror de algo, hay acción total. Eso es descartar: sentir ese dolor más doloroso que todos los dolores. La acción ya.

Sin dolor no se puede hacer nada, pero con dolor tampoco. Solamente tener paz. Pero con amagura la paz no llegará. Puede haber reacción.

La reacción no es inteligencia. Es la herida psicológica que reacciona, donde puede llegar el horror y los actos semidementes de algunos.

Descartar quiere decir que la energía no fluye adecuadamente. Descartar es ir más allá de ese obstáculo para que la energía llegue total.

El último escollo, está dentro de uno. Pues todo no se puede descartar. Entonces uno tiene que descartar el descartar. Y así llega el orden.

El orden no es mi orden ni el de nadie. El orden es lo que llega después de descartar nos guste o no. De manera que el "yo" no puede operar.

Si el "yo" está operando todo seguirá como hace un millón de años. Porque el "yo" nunca quiere perder, o nunca quiere ganar. No es total.

Lo total, lo completo, es el orden. Este orden es compasión por toda la vida y nada excluye. Donde lo negativo es convertido en no-negativo.

El parloteo de la mente es negativo porque debilita y banaliza. Donde se pasa de la necesidad a la adicción que lleva al desorden. Sólo ver.

Solamente podemos ir más allá de las dependencias psicológicas. De algunas físicas no podemos: el comer, el beber, el dormir, etc.

En el ver está el silencio profundo, la atención total. Lo que se haga desde ahí será el orden. No es el orden de la autoridad, del mando.

Los que mandan tienen su sentido a la hora de proveer los servicios de todos -luz, agua, carreteras, hospitales-. La política es el desorden.

La política es el "yo" operando, diciendo que él es el orden, que es el director. Los resultados siempre serán la corrupción, la inmoralidad.

Por muy noble y bien considerado que sea lo que hagamos, si el "yo" está presente todo será esconder la realidad, la mentira y la falsedad.

La dependencia es lo que va en nosotros. Si nos damos cuenta podemos ir más allá. Si no seremos como un animal de carga para toda la vida.

Todo está sometido por el "yo", que tiene miedo de ser libre. Y se hace dependiente encontrándose a gusto y seguro. Ver su miseria no quiere.

Cuando vemos nuestra miseria, o nos hacemos más miserables, o llega la perturbación. Si es muy fuerte, horrorosa, muy dolorosa se descarta.

El amor es la esencia. Y está al principio, en medio y al final.

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