viernes, 4 de mayo de 2012

Escritos y publicaciones 4-5-12


¿Hay algo más allá de la conciencia o el conocimiento?” Ese ha sido el tema más explotado por las religiones organizadas. Y por eso, han inventado todas las teorías de lo que sucede más allá del conocimiento y la conciencia: dios, el cielo y el paraíso, la reencarnación, los santos. Pero, más allá de la conciencia, si hay algo es lo nuevo, lo que la mente no ha tocado, lo que está más allá de los problemas de los hombres. Todo lo demás es una especulación, un entretenimiento, una distracción.

No se puede creer en nada, porque creer en algo te ancla, te hace viejo y repetitivo, nos divide de lo que está sucediendo. ¿No nos damos cuenta qué la víctima pasa a verdugo, y al revés, a cada instante? Por eso, creer en algo, ya sea  que se diga que es bueno y santo, no tiene nada que ver con la verdad, la libertad, el amor.

Si tenemos una imagen, que es el condicionamiento, el "yo", el mero hecho de querer deshacernos de todo eso no lo va a conseguir. Porque, entonces se genera el conflicto entre la imagen y la otra imagen que dice que no le gusta aquella imagen. Y ese paradigma de conflicto entre dos imágenes es el que al desarrollarse y plasmarse en la sociedad es el que genera la contienda, la violencia y la guerra. Por tanto, ese conflicto entre las dos imágenes tiene que ser comprendido, sabiendo que cualquier movimiento en contra o a favor de una imagen hará que prosiga el conflicto.  Así que en el momento que me divido, me fragmento internamente, la desdicha del conflicto proseguirá.

Si la forma -el cuerpo- es sólo una ilusión, pero se admite que todo comenzó por la ameba, ¿por qué fue creada la ameba hace muchos millones de años? Todo es una unidad y la ilusión es querer dividirse y separarse de esa unidad. Por lo que en esa división surgen todos los problemas, el desorden, los conflictos.

Hay algo que todavía no te había dicho: hay infinitas posibilidades de lo que uno dice se pueda afirmar como verdadero, pero hay también infinitas posibilidades de negar que algo no es verdadero. Es decir, que las palabras no nos van a llevar a la verdad. Las palabras son como una señal indicativa, como las de tráfico, para informar una dirección. Todo lo demás, como "se podrá ir", "llegaré", "será un buen camino", "me costará mucho tiempo en llegar", etc., todo eso queda fuera de las palabras, del pensamiento. 
 
¿No nos damos cuenta que todo lo que queremos y hacemos es subsistir? Y pra ello, tengo que tener un cuerpo. Por eso, todo es ese problema: que somos los guardianes, los policías, el ejército, que salvaguarda ese cuerpo que en realidad es todo lo que tengo; y que además me causa mucho dolor y sufrimiento. Y finalmente, una vez uno cree que tiene a salvo el cuerpo, surge el problema de que ese miedo se ha sobredimensionado, por lo que veo a todos como enemigos, competidores a los que tengo que controlar, enfrentarme y vencer. Y todo eso, al desarrollarse lo hemos trasladado y plasmado en la sociedad donde vivimos: todos luchando contra todos, ya sean los políticos, las religiones, la mujer y el hombre, el pobre y el rico, el norte contra el sur y al revés, los comunistas y los capitalistas, los que quieren sexo, droga y rockanrroll y los que les molesta, los aficionados al fútbol o a los toros y los que lo consideran una tontería y pasatiempo. Así que, ¿cuál será nuestra respuesta a esa guerra, ya sea encubierta o no? Puede que digamos que es la autoestima la responsable, el “yo”, pero en esencia siempre está esa lucha y conflicto que parece no tener fin.

El problema está en si el reto que nos llega está dentro de los parámetros de lo soportable, por la educación y la cultura en la que hemos nacido y crecido. Si el reto es demasiado perturbador no hay más solución que vivirlo tal cual llega. Es como estar dentro de la corriente impetuosa y veloz de un río, no se puede hacer nada para dominarla, así que hay que ir hasta donde nos lleve. 
 
La conciencia sabe que hay algo más allá del presente. Pero, no se puede explicar. O si que se puede explicar. Porque lo que digamos en cualquier dirección, no será el más allá del presente que la conciencia sabe que hay.

Hagamos lo que hagamos, si no permanecemos en el vacío -que es descartar todo lo conocido de instante a instante-, todo será nuestra propia imaginación y apariencia buscada consciente o inconscientemente.

Sucede algo muy curioso: si tú y yo vamos a un sitio en coche y coincidimos en que está llegando la puesta de sol, tú puedes decir: "Mira que dicha es ver esa maravilla del atardecer que estamos presenciando". Pero para mí, puede que no pueda apreciarla porque tengo un problema que hasta que no lleguemos al final del trayecto no sabré el resultado de una decisión importante que me han de comunicar.
Eso es ver lo falso como falso, lo verdadero como verdadero, y ver en lo falso también lo verdadero.

¿En qué te basas, Subhash, para hacer esa afirmación en la que dices que vamos a entrar en una nueva dimensión en la que no habrá fronteras y que todo el mundo será como un solo país? Eso nunca se ha visto. Y sería realmente extraordinario, pero no lo definitivo. Porque, aún quedaría el pequeño grupo familiar, la raza, las castas que no solamente hay en India, sino en todas partes. Aquí en Europa han desaparecido las fronteras entre las naciones, pero les cuesta deshacerse de ellas definitivamente, volviéndolas a instaurar si se sienten amenazados. Ahora mismo en Barcelona van a hacer una reunión del consejo del Banco Central Europeo y han suspendido la libertad de paso por las fronteras, para que no lleguen posibles manifestantes contra esa entidad, donde están tomadas por los policías que detienen a todos los vehículos, pidiendo documentación, cacheando e inspeccionando todo lo que llevan.

Hay un problema para los que miramos todo lo que es la realidad y llegar hacia el principio. Aunque al principio de todo no podemos llegar, ni al final tampoco. Pues, los que miramos muy profundamente, podemos mirar de manera macro, como un gran telescopio. O de manera micro, como en un microscopio. Y entonces, si miramos de manera macro, la tierra vista desde el espacio parece una roca, una piedra o un grano de arena. Pero si miramos todo desde un microscopio todo cambia y hay un mundo invisible que sin ese instrumento no somos capaces de ver.
Por tanto, en el ámbito macro nada existe. Pero en el ámbito micro todo se multiplica por millones y salen la célula, los protones y neutrones, la micra, y así sin fin. Por tanto, vamos a lo que nos concierne de verdad: si tú te cortas un dedo o el brazo, ¿vas a decir qué eso es irreal, qué es una ilusión, mientras te desangras y te retuerces de dolor?
Ahora la pregunta: ¿Se puede decir que no existe el mundo material y sus fenómenos físicos y químicos, etc.? El que se atreva a decir que no, que lo desafíe e intente. Yo le sugiero que no lo haga: si se corta un dedo que haga algo o le entrará gangrena con todas sus complicaciones y problemas.

El método, la repetición, en el ámbito técnico y material tiene sentido, pero en el ámbito psicológico es un impedimento a la hora de vivir. Porque, ¿no vivimos todos en la mentira, diciendo que te amo, pero que en realidad eso no puede ser, y si puede ser será un destello, una chispa y luego otra vez la contienda aunque sea a nivel mental? Por tanto, hasta que no asumamos que la realidad es esa, seguiremos divididos de la realidad. Y esa división hará que todo prosiga igual como siempre. Pero, si lo asumo, si veo que soy mezquino, que soy egoísta que lo que diga no tiene ningún valor, entonces la división cesa. Y si cesa la división entonces todo cambia, hay una mutación en las relaciones. Pues, nos enfrentamos cara a cara con el problema, que es el reto, que es la realidad nos guste o no. Y desde ahí, que es orden, llega lo nuevo, que nadie sabe lo que es.

Pero volvemos a la cruda realidad: tenemos un accidente de coche y nos cortan las piernas. ¿Qué haremos, lo negaremos, diremos que la sangre que mana de los cortes es una ilusión, negaremos que el coche y el accidente son reales, diremos que es otra ilusión?

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