“¿Hay
algo más allá de la conciencia o el conocimiento?” Ese ha sido el
tema más explotado por las religiones organizadas. Y por eso, han
inventado todas las teorías de lo que sucede más allá del
conocimiento y la conciencia: dios, el cielo y el paraíso, la
reencarnación, los santos. Pero, más allá de la conciencia, si hay
algo es lo nuevo, lo que la mente no ha tocado, lo que está más
allá de los problemas de los hombres. Todo lo demás es una
especulación, un entretenimiento, una distracción.
No
se puede creer en nada, porque creer en algo te ancla, te hace viejo
y repetitivo, nos divide de lo que está sucediendo. ¿No nos damos
cuenta qué la víctima pasa a verdugo, y al revés, a cada instante?
Por eso, creer en algo, ya sea que se diga que es bueno y
santo, no tiene nada que ver con la verdad, la libertad, el amor.
Si
tenemos una imagen, que es el condicionamiento, el "yo", el
mero hecho de querer deshacernos de todo eso no lo va a conseguir.
Porque, entonces se genera el conflicto entre la imagen y la otra
imagen que dice que no le gusta aquella imagen. Y ese paradigma de
conflicto entre dos imágenes es el que al desarrollarse y plasmarse
en la sociedad es el que genera la contienda, la violencia y la
guerra. Por tanto, ese conflicto entre las dos imágenes tiene que
ser comprendido, sabiendo que cualquier movimiento en contra o a
favor de una imagen hará que prosiga el conflicto. Así que en
el momento que me divido, me fragmento internamente, la desdicha del
conflicto proseguirá.
Si
la forma -el cuerpo- es sólo una ilusión, pero se admite que todo
comenzó por la ameba, ¿por qué fue creada la ameba hace muchos
millones de años? Todo es una unidad y la ilusión es querer
dividirse y separarse de esa unidad. Por lo que en esa división
surgen todos los problemas, el desorden, los conflictos.
Hay
algo que todavía no te había dicho: hay infinitas posibilidades de
lo que uno dice se pueda afirmar como verdadero, pero hay también
infinitas posibilidades de negar que algo no es verdadero. Es decir,
que las palabras no nos van a llevar a la verdad. Las palabras son
como una señal indicativa, como las de tráfico, para informar una
dirección. Todo lo demás, como "se podrá ir", "llegaré",
"será un buen camino", "me costará mucho tiempo en
llegar", etc., todo eso queda fuera de las palabras, del
pensamiento.
¿No
nos damos cuenta que todo lo que queremos y hacemos es subsistir? Y
pra ello, tengo que tener un cuerpo. Por eso, todo es ese problema:
que somos los guardianes, los policías, el ejército, que
salvaguarda ese cuerpo que en realidad es todo lo que tengo; y que
además me causa mucho dolor y sufrimiento. Y finalmente, una vez uno
cree que tiene a salvo el cuerpo, surge el problema de que ese miedo
se ha sobredimensionado, por lo que veo a todos como enemigos,
competidores a los que tengo que controlar, enfrentarme y vencer. Y
todo eso, al desarrollarse lo hemos trasladado y plasmado en la
sociedad donde vivimos: todos luchando contra todos, ya sean los
políticos, las religiones, la mujer y el hombre, el pobre y el rico,
el norte contra el sur y al revés, los comunistas y los
capitalistas, los que quieren sexo, droga y rockanrroll y los que les
molesta, los aficionados al fútbol o a los toros y los que lo
consideran una tontería y pasatiempo. Así que, ¿cuál será
nuestra respuesta a esa guerra, ya sea encubierta o no? Puede que
digamos que es la autoestima la responsable, el “yo”, pero en
esencia siempre está esa lucha y conflicto que parece no tener fin.
El
problema está en si el reto que nos llega está dentro de los
parámetros de lo soportable, por la educación y la cultura en la
que hemos nacido y crecido. Si el reto es demasiado perturbador no
hay más solución que vivirlo tal cual llega. Es como estar dentro
de la corriente impetuosa y veloz de un río, no se puede hacer nada
para dominarla, así que hay que ir hasta donde nos lleve.
La
conciencia sabe que hay algo más allá del presente. Pero, no se
puede explicar. O si que se puede explicar. Porque lo que digamos en
cualquier dirección, no será el más allá del presente que la
conciencia sabe que hay.
Hagamos
lo que hagamos, si no permanecemos en el vacío -que es descartar
todo lo conocido de instante a instante-, todo será nuestra propia
imaginación y apariencia buscada consciente o inconscientemente.
Sucede
algo muy curioso: si tú y yo vamos a un sitio en coche y coincidimos
en que está llegando la puesta de sol, tú puedes decir: "Mira
que dicha es ver esa maravilla del atardecer que estamos
presenciando". Pero para mí, puede que no pueda apreciarla
porque tengo un problema que hasta que no lleguemos al final del
trayecto no sabré el resultado de una decisión importante que me
han de comunicar.
Eso
es ver lo falso como falso, lo verdadero como verdadero, y ver en lo
falso también lo verdadero.
¿En
qué te basas, Subhash, para hacer esa afirmación en la que dices
que vamos a entrar en una nueva dimensión en la que no habrá
fronteras y que todo el mundo será como un solo país? Eso nunca se
ha visto. Y sería realmente extraordinario, pero no lo definitivo.
Porque, aún quedaría el pequeño grupo familiar, la raza, las
castas que no solamente hay en India, sino en todas partes. Aquí en
Europa han desaparecido las fronteras entre las naciones, pero les
cuesta deshacerse de ellas definitivamente, volviéndolas a instaurar
si se sienten amenazados. Ahora mismo en Barcelona van a hacer una
reunión del consejo del Banco Central Europeo y han suspendido la
libertad de paso por las fronteras, para que no lleguen posibles
manifestantes contra esa entidad, donde están tomadas por los
policías que detienen a todos los vehículos, pidiendo
documentación, cacheando e inspeccionando todo lo que llevan.
Hay
un problema para los que miramos todo lo que es la realidad y llegar
hacia el principio. Aunque al principio de todo no podemos llegar, ni
al final tampoco. Pues, los que miramos muy profundamente, podemos
mirar de manera macro, como un gran telescopio. O de manera micro,
como en un microscopio. Y entonces, si miramos de manera macro, la
tierra vista desde el espacio parece una roca, una piedra o un grano
de arena. Pero si miramos todo desde un microscopio todo cambia y hay
un mundo invisible que sin ese instrumento no somos capaces de ver.
Por
tanto, en el ámbito macro nada existe. Pero en el ámbito micro todo
se multiplica por millones y salen la célula, los protones y
neutrones, la micra, y así sin fin. Por tanto, vamos a lo que nos
concierne de verdad: si tú te cortas un dedo o el brazo, ¿vas a
decir qué eso es irreal, qué es una ilusión, mientras te desangras
y te retuerces de dolor?
Ahora
la pregunta: ¿Se puede decir que no existe el mundo material y sus
fenómenos físicos y químicos, etc.? El que se atreva a decir que
no, que lo desafíe e intente. Yo le sugiero que no lo haga: si se
corta un dedo que haga algo o le entrará gangrena con todas sus
complicaciones y problemas.
El
método, la repetición, en el ámbito técnico y material tiene
sentido, pero en el ámbito psicológico es un impedimento a la hora
de vivir. Porque, ¿no vivimos todos en la mentira, diciendo que te
amo, pero que en realidad eso no puede ser, y si puede ser será un
destello, una chispa y luego otra vez la contienda aunque sea a nivel
mental? Por tanto, hasta que no asumamos que la realidad es esa,
seguiremos divididos de la realidad. Y esa división hará que todo
prosiga igual como siempre. Pero, si lo asumo, si veo que soy
mezquino, que soy egoísta que lo que diga no tiene ningún valor,
entonces la división cesa. Y si cesa la división entonces todo
cambia, hay una mutación en las relaciones. Pues, nos enfrentamos
cara a cara con el problema, que es el reto, que es la realidad nos
guste o no. Y desde ahí, que es orden, llega lo nuevo, que nadie
sabe lo que es.
Pero
volvemos a la cruda realidad: tenemos un accidente de coche y nos
cortan las piernas. ¿Qué haremos, lo negaremos, diremos que la
sangre que mana de los cortes es una ilusión, negaremos que el coche
y el accidente son reales, diremos que es otra ilusión?
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