viernes, 25 de mayo de 2012

Escritos y publicaciones 25-5-12




Por eso, juzgar el pasado es una vanidad, es perder el tiempo. Los que hace mil años vivieron, si vivieran ahora con los mismos retos y avances tecnológicos que tenemos, harían lo mismo que hacemos nosotros: derrocharían, arrasarían y destruirían la naturaleza, echarían bombas porque las tendrían de sobra y su modo de vivir les empujaría de manera que las tendrían que lanzar contra los que consideran que son sus enemigos. Antes lanzaban piedras, lanzas y flechas, ahora balas y proyectiles. Porque, siempre somos los mismos, nos comportamos con el mismo paradigma de la división, del miedo y el conflicto. Y esa división y el conflicto nos aboca a la violencia y la guerra.


Hagamos lo que hagamos, ya sea que trabajemos para otro o no hagamos nada, el problema del "yo" siempre está ahí. Los que no hacen nada tienen que depender de alguien que les dé lo que necesiten para subsistir. Y, entonces esos que les proveen ejercen sobre los que reciben una cierta autoridad, se convierten en autoridad; porque al dar, los que reciben tienen miedo de que dejen de darles por lo que se someten y toleran sus posibles corrupciones y maldades. Por lo que se repite el mismo paradigma de miedo y sumisión que los que asisten a la universidad, los que trabajan o hacen cualquier actividad. En todos los ámbitos y circunstancias de la vida, es el "yo" el que genera los problemas, no las situaciones y los imponderables. Por eso, ¿puede uno ver siempre la maravilla de la vida, sin que nos afecte nada, ya sea la salud, algún problema, la edad, las situaciones personales de vivir en pareja o solo, de vivir en una gran ciudad, un pequeño pueblo o el campo?

He leído tu artículo, 'El mito de la meritocracia china', de ayer 23-5-12, en el diario...
Todo lo que cuentas y digas de cualquier persona, ya sean los chinos, los norteamericanos, los europeos o los de Extremo Oriente, todos somos básicamente iguales psicológicamente. Por lo que todo lo que cuentas, también sucede en todas partes. Ahora bien, a ti te pagan para que hables mal de un determinado país, como a otros les pagan para que hablen mal de los países que tú defiendes. Por lo que eso es como vivir en un juego de niños, creyendo que todos los demás se lo creen. Y así seguiremos como siempre: divididos, enfrentados y en conflicto, violentos y crueles, generando y haciendo la guerra. ¿No puedes cambiar ese paradigma tan desafortunado y tan cruel? Aún estás a tiempo, pues en un sólo instante si eres afortunado y sensible lo puedes hacer.

He leído tu artículo de hoy, '¿El irresistible ascenso de Asia?', en el diario..., de hoy.
Creo que exageras al ver que ahora en Asia son más ricos y por tanto más peligrosos también al tener más dinero para formar los ejércitos. ¿No te das cuenta que siempre es lo mismo, vayas donde vayas? Los poderosos siempre son poderosos. Y los que no lo son, aunque parezca que ahora lo son porque van en coche, viajan, van a los restaurantes, tienen vacaciones, apartamento en la playa o el campo, siguen siendo lo que eran sus antepasados, pero en versión actualizada.
Los países poderosos de Asia, Europa y EEUU, siempre han sido los más poderosos. Y mientras no haya un transvase masivo de personas, seguirán siéndolo. Ahora, China tiene mucho dinero, ha comprado la deuda externa de EE.UU., pero le falta el poder que tienen los que siempre lo han tenido.
Si algunos países asiáticos tienen ejércitos poderosos, los otros no están estancados y compran o inventan la última generación de los armamentos mortíferos y asesinos. Por lo que, todo sigue igual, es todo una ilusión y vanidad de las personas. El verdadero cambio solamente puede llegar haciendo una revolución psicológica en la que el viejo paradigma de enfrentamiento, de conflicto, de división, sea visto como lo que es: una amenaza para la vida, pues es generador de violencia, brutalidad y guerra. No basta en querer ese cambio, sino que uno tiene que ver y comprender cómo funciona el pensamiento, que es el que ha inventado el “yo” y el “tú”, el“nosotros” y el “ellos”. Así cuando decimos “mi” país, cuando decimos “yo” soy mejor que “tú”, estamos dando vida a lo necesario para que llegue el conflicto y la guerra.

Lo peor de las adicciones es que somos capaces de justificar lo que mata y nos mata. Ahí están los que usan la violencia, que exponen su vida, y lo más preciado que es el cuerpo, y la de los demás. La adicción es una alucinación y un delirio que nos lleva al caos y al ridículo. Pero no hay vacuna para las adicciones, cuando llegan es como entrar en un remolino y esperar a que desaparezca. O, ¿podemos salir de dentro de la tormenta cuando la tenemos encima y por todas partes? ¿Puede uno no ser adicto absolutamente a nada? Eso seria como estar liberado, como no tener “yo”.

He leído tu escrito, 'la Izquierda ante la crisis' de hoy.
Y parece que seas un disco rayado, siempre defendiendo los de la derecha más estúpida y patética, que es la que no tiene compasión y mira todas las días la bolsa, las acciones, como ganar más y más sin importarle el sufrimiento de los más desafortunados. Casi todos los derechistas que conozco, tienen un gran grado de inhumanidad y crueldad. Eso sí, van a misa, son beatos de procesión, etc. Ellos no tienen suficiente energía para ver lo que hacen, de manera que ese ver los haga actuar con compasión y amor. Se han vuelto adictos a vivir como los ricos, aunque no lo sean, de manera que todo lo que no sea la riqueza, y todo lo que lleva ella, les molesta y les irrita. Sé que ese paradigma lo tenemos todos los hombres, cada uno tiene sus adicciones. Pero, habrá que hacer algo, ¿no?

¿Qué haremos entonces, seguiremos aceptando todo este entramado que ha generado el "yo"? ¿O, lo descartaremos asumiendo todo lo que nos puede llegar? Pues si descartamos el "yo" todo va a cambiar: nos verán como personas inteligentes. admirables y simpáticas, pero muy peligrosas porque van a ver en nosotros lo que ellos no son y deberían de ser. Así que el reto es inmenso. Pero esa es la vida de cada uno. Y cada uno la tiene que vivir. ¿Dejará de ir a misa para no ver llorar a su madre? ¿Aceptarás la corrupción y la inmoralidad para seguir participando en la fiesta, en el carnaval en que se convierte la vida?

No es lo mismo, Manuel, sacrificar un animal para poder alimentarse y sobrevivir, que criarlo y arrastrarlo hasta una plaza de toros, donde lo torturan y lo asesinan violentamente por placer y diversión, haciendo de todo eso una fiesta carnavalesca y sanguinaria. ¿Puede una persona sensible que ame a la naturaleza y a la vida, que ame y respete a los muebles, a los bienes de la casa, a las plantas del jardín, a los viejos que no pueden orientarse por la calle, tolerar y aceptar, defender y asistir a esas sesiones de tortura y muerte violenta? Los que van a las plazas a ver esos espectáculos son los más chabacanos e incultos superficiales. Si ha habido personas relevantes como pintores, escritores, etc., que han asistido o asisten es para hacerse una cura de chabacanismo y vulgaridad, para hacerse publicidad y que los acepten.

Interesante este relato. Pero los que mandaban ya eran los anglosajones. Y ante eso la monarquía española comprendió que lo más prudente era callar y olvidar. Si hubiera sido al revés, ¿qué habrían hecho los vencedores?

Creo que purgar para ver algo, parece poco espiritual en el sentido psicológico. Pues el ver es en un instante que no necesita nada más que ser, que se produzca. El purgar, el proceso, el método, el esperar el devenir, todo eso es cosa de la mente-pensamiento.

Por eso los que no les interesa la verdad, aunque la quieran destruir, ignorar u ocultarla, no pueden con ella. Aunque eso no tiene ninguna transcendencia, pues la verdad está siempre más allá de todo lo que podamos decir o no decir, pensar o no pensar.

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