Por
eso, juzgar el pasado es una vanidad, es perder el tiempo. Los que
hace mil años vivieron, si vivieran ahora con los mismos retos y
avances tecnológicos que tenemos, harían lo mismo que hacemos
nosotros: derrocharían, arrasarían y destruirían la naturaleza,
echarían bombas porque las tendrían de sobra y su modo de vivir les
empujaría de manera que las tendrían que lanzar contra los que
consideran que son sus enemigos. Antes lanzaban piedras, lanzas y
flechas, ahora balas y proyectiles. Porque, siempre somos los mismos,
nos comportamos con el mismo paradigma de la división, del miedo y
el conflicto. Y esa división y el conflicto nos aboca a la violencia
y la guerra.
Hagamos
lo que hagamos, ya sea que trabajemos para otro o no hagamos nada, el
problema del "yo" siempre está ahí. Los que no hacen nada
tienen que depender de alguien que les dé lo que necesiten para
subsistir. Y, entonces esos que les proveen ejercen sobre los que
reciben una cierta autoridad, se convierten en autoridad; porque al
dar, los que reciben tienen miedo de que dejen de darles por lo que
se someten y toleran sus posibles corrupciones y maldades. Por lo que
se repite el mismo paradigma de miedo y sumisión que los que asisten
a la universidad, los que trabajan o hacen cualquier actividad. En
todos los ámbitos y circunstancias de la vida, es el "yo"
el que genera los problemas, no las situaciones y los imponderables.
Por eso, ¿puede uno ver siempre la maravilla de la vida, sin que nos
afecte nada, ya sea la salud, algún problema, la edad, las
situaciones personales de vivir en pareja o solo, de vivir en una
gran ciudad, un pequeño pueblo o el campo?
He
leído tu artículo, 'El mito de la meritocracia china', de ayer
23-5-12, en el diario...
Todo
lo que cuentas y digas de cualquier persona, ya sean los chinos, los
norteamericanos, los europeos o los de Extremo Oriente, todos somos
básicamente iguales psicológicamente. Por lo que todo lo que
cuentas, también sucede en todas partes. Ahora bien, a ti te pagan
para que hables mal de un determinado país, como a otros les pagan
para que hablen mal de los países que tú defiendes. Por lo que eso
es como vivir en un juego de niños, creyendo que todos los demás se
lo creen. Y así seguiremos como siempre: divididos, enfrentados y en
conflicto, violentos y crueles, generando y haciendo la guerra. ¿No
puedes cambiar ese paradigma tan desafortunado y tan cruel? Aún
estás a tiempo, pues en un sólo instante si eres afortunado y
sensible lo puedes hacer.
He
leído tu artículo de hoy, '¿El irresistible ascenso de Asia?', en
el diario..., de hoy.
Creo
que exageras al ver que ahora en Asia son más ricos y por tanto más
peligrosos también al tener más dinero para formar los ejércitos.
¿No te das cuenta que siempre es lo mismo, vayas donde vayas? Los
poderosos siempre son poderosos. Y los que no lo son, aunque parezca
que ahora lo son porque van en coche, viajan, van a los restaurantes,
tienen vacaciones, apartamento en la playa o el campo, siguen siendo
lo que eran sus antepasados, pero en versión actualizada.
Los
países poderosos de Asia, Europa y EEUU, siempre han sido los más
poderosos. Y mientras no haya un transvase masivo de personas,
seguirán siéndolo. Ahora, China tiene mucho dinero, ha comprado la
deuda externa de EE.UU., pero le falta el poder que tienen los que
siempre lo han tenido.
Si
algunos países asiáticos tienen ejércitos poderosos, los otros no
están estancados y compran o inventan la última generación de los
armamentos mortíferos y asesinos. Por lo que, todo sigue igual, es
todo una ilusión y vanidad de las personas. El verdadero cambio
solamente puede llegar haciendo una revolución psicológica en la
que el viejo paradigma de enfrentamiento, de conflicto, de división,
sea visto como lo que es: una amenaza para la vida, pues es generador
de violencia, brutalidad y guerra. No basta en querer ese cambio,
sino que uno tiene que ver y comprender cómo funciona el
pensamiento, que es el que ha inventado el “yo” y el “tú”,
el“nosotros” y el “ellos”. Así cuando decimos “mi” país,
cuando decimos “yo” soy mejor que “tú”, estamos dando vida a
lo necesario para que llegue el conflicto y la guerra.
Lo
peor de las adicciones es que somos capaces de justificar lo que mata
y nos mata. Ahí están los que usan la violencia, que exponen su
vida, y lo más preciado que es el cuerpo, y la de los demás. La
adicción es una alucinación y un delirio que nos lleva al caos y al
ridículo. Pero no hay vacuna para las adicciones, cuando llegan es
como entrar en un remolino y esperar a que desaparezca. O, ¿podemos
salir de dentro de la tormenta cuando la tenemos encima y por todas
partes? ¿Puede uno no ser adicto absolutamente a nada? Eso seria
como estar liberado, como no tener “yo”.
He
leído tu escrito, 'la Izquierda ante la crisis' de hoy.
Y
parece que seas un disco rayado, siempre defendiendo los de la
derecha más estúpida y patética, que es la que no tiene compasión
y mira todas las días la bolsa, las acciones, como ganar más y más
sin importarle el sufrimiento de los más desafortunados. Casi todos
los derechistas que conozco, tienen un gran grado de inhumanidad y
crueldad. Eso sí, van a misa, son beatos de procesión, etc. Ellos
no tienen suficiente energía para ver lo que hacen, de manera que
ese ver los haga actuar con compasión y amor. Se han vuelto adictos
a vivir como los ricos, aunque no lo sean, de manera que todo lo que
no sea la riqueza, y todo lo que lleva ella, les molesta y les
irrita. Sé que ese paradigma lo tenemos todos los hombres, cada uno
tiene sus adicciones. Pero, habrá que hacer algo, ¿no?
¿Qué
haremos entonces, seguiremos aceptando todo este entramado que ha
generado el "yo"? ¿O, lo descartaremos asumiendo todo lo
que nos puede llegar? Pues si descartamos el "yo" todo va a
cambiar: nos verán como personas inteligentes. admirables y
simpáticas, pero muy peligrosas porque van a ver en nosotros lo que
ellos no son y deberían de ser. Así que el reto es inmenso. Pero
esa es la vida de cada uno. Y cada uno la tiene que vivir. ¿Dejará
de ir a misa para no ver llorar a su madre? ¿Aceptarás la
corrupción y la inmoralidad para seguir participando en la fiesta,
en el carnaval en que se convierte la vida?
No
es lo mismo, Manuel, sacrificar un animal para poder alimentarse y
sobrevivir, que criarlo y arrastrarlo hasta una plaza de toros, donde
lo torturan y lo asesinan violentamente por placer y diversión,
haciendo de todo eso una fiesta carnavalesca y sanguinaria. ¿Puede
una persona sensible que ame a la naturaleza y a la vida, que ame y
respete a los muebles, a los bienes de la casa, a las plantas del
jardín, a los viejos que no pueden orientarse por la calle, tolerar
y aceptar, defender y asistir a esas sesiones de tortura y muerte
violenta? Los que van a las plazas a ver esos espectáculos son los
más chabacanos e incultos superficiales. Si ha habido personas
relevantes como pintores, escritores, etc., que han asistido o
asisten es para hacerse una cura de chabacanismo y vulgaridad, para
hacerse publicidad y que los acepten.
Interesante
este relato. Pero los que mandaban ya eran los anglosajones. Y ante
eso la monarquía española comprendió que lo más prudente era
callar y olvidar. Si hubiera sido al revés, ¿qué habrían hecho
los vencedores?
Creo
que purgar para ver algo, parece poco espiritual en el sentido
psicológico. Pues el ver es en un instante que no necesita nada más
que ser, que se produzca. El purgar, el proceso, el método, el
esperar el devenir, todo eso es cosa de la mente-pensamiento.
Por
eso los que no les interesa la verdad, aunque la quieran destruir,
ignorar u ocultarla, no pueden con ella. Aunque eso no tiene ninguna
transcendencia, pues la verdad está siempre más allá de todo lo
que podamos decir o no decir, pensar o no pensar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario