Cuando decimos lo que otro hace
de negativo nos no comprendemos que nosotros haríamos lo mismo en esas mismas
circunstancias, Porque todos participamos del mismo condicionamiento, que es el
paradigma del "mi": "mi" felicidad, "mi"
necesidad, "mi" sufrimiento. Por tanto, cuando hablamos de lo que ha
hecho y hace el primer mundo desarrollado, tras colonizarlo todo con su
brutalidad y crueldad, con sus matanzas y rapiña, es lo mismo que cualquier
persona en sus mismas circunstancias haría. Por eso, es tan peligroso juzgar el
pasado. Porque todos decimos a nuestro favor que estamos necesitados, que nos
tenemos que defender, etc., y ese paradigma mental, logístico, es el que
desencadena todo el desorden y el caos en el que vivimos.
Por eso, el problema es
psicológico, comprender cuáles son los circuitos por los que llegamos a esa
pretendida necesidad, a esa necesidad de defenderse, a esa necesidad de más y
más sin freno y sin fin. Y todo esto no es aceptar el sistema psicológico o rechazarlo.
Sino verlo todo tal cual es, que es como comprenderlo, y e ir más allá de él, o
lo que es lo mismo descartarlo radicalmente.
Por tanto, si veo claramente, sin
nada que intervenga con lo que veo, hay comprensión y entendimiento. Ahora
viene aquello de: ¿por qué no vemos claramente? ¿Es por la ansiedad y las
prisas, por los problemas que nos agobian: competir en todo, el esfuerzo
agotador, o la indolencia del vivir buscando el placer? El acto de ver, para
que sea, ha de estar libre del condicionamiento del pasado. Por eso, el ahora
es el orden. Aunque este orden puede convertirse en un caos. Pero después del
caos llega el orden. Pues la vida es así: destrucción, amor y construcción.
Lo que tenemos, Daniela, es el
cuerpo y toda la naturaleza que nos rodea, y eso es un hecho. Lo otro, todo lo
que digamos sobre que llegaremos a ser liberados cuando no estemos en el
cuerpo, la iluminación definitiva, eso es un no-hecho. Eso es lo mismo que
dicen los católicos sobre el cielo, o los musulmanes del paraíso, que llegará
después de la muerte si hemos sido buenos y obedientes a los dogmas, creencias
y supersticiones.
Y esa conciencia misma de que
sólo somos lo que somos, cuerpos sufrientes con mentes condicionadas, sin mirar
al futuro ni al pasado, es lo que nos libera y nos deja en orden. Y todo lo
demás que tenga que llegar, llegará de una manera o de otra.
Lo que llamamos dios es tan
difícil de comprender, porque dios es todo: lo que hay y se ve, lo que no hay
ni se ve, lo malo y lo bueno, la puta y la que dice que no lo es, el ladrón y
el que lo es menos, el que miente y el que dice que no quiere mentir. Dios es
tan perturbador como la droga más potente que exista.
Solamente te puedo decir, que si
uno no se atiene a los hechos, vive en la ignorancia. ¿Por qué nos gustan los
no-hechos, para huir de la realidad, para entretenernos y estar divertidos?
Somos lo que somos. Lo que será nadie lo sabe. Y el que dice que lo sabe es un
deshonesto, mundano, dominado por el "yo". Incluyendo todo eso que he
dicho. Lo que quiere decir: que cada cual haga lo que tenga que hacer. ¿No sé
si te sirve esto?
Cuando nos dan consejos, eso es
una parte de lo que se puede hacer. Pero hay más. Pues siempre hay más, con la
ayuda de la suerte. Gracias.
Un hombre rico es un ignorante
que se cree que acumulando dinero va a vencer a la vida. Y el resultado es la
degradación en todos los ámbitos. Pues a la vida nadie la puede derrotar.
¿Nos damos cuenta qué cuando
acusamos a otros de nacionalistas, denigrándolos y atacándolos por ser
nacionalistas, no nos damos cuenta que también lo somos nosotros? Es como el
gran ladrón, que nadie se atreve a cuestionarlo y él se cree que no lo es. Pero
al ladrón pequeño y de poca monta, si lo pillan la paga, es denunciado y va a
la cárcel.
Todos los nacionalismos son
negativos, porque son el “yo” operando al máximo rendimiento; y es éste
“yo” el que se encarga de justificar, de blanquear todas las barbaridades
que generan y provocan. Los nacionalismos son un problema psicológico, un
problema de romanticismo, de emoción y sentimientos. Aunque todo eso no tiene
ninguna importancia cuando se experimenta a nivel personal, se vuelve un gran
peligro cuando millones de personas sienten y se emocionan por lo mismo. Son
como las religiones organizadas, como las ideas y teorías triunfadoras, que
destruyen a las personas, convirtiéndolas en seguidores ciegos y fanáticos
capaces de hacer lo que nunca podrían habérseles ocurrido ni imaginado: la
crueldad, la brutalidad, la violencia y la guerra.
Cuando empezamos algo que nos
embriaga, y por eso nos da placer, dejarlo
y descartarlo se convierte en un problema; y parece imposible liberarse
de eso que nos proporciona amistad, influencia, relaciones estrechas y toda
clase de beneficios con los que también hacen lo mismo. Se genera una
hermandad, una complicidad que es lo que les da fuerza y peligrosidad, al
convertirse en un grupo de presión, de defensa y ataque.
Así que, eso no solamente lo hace
el que considero mi enemigo, sino que lo hago y lo vivo en cada momento de mi
vida. Pues, el problema del nacionalismo es igual que todos los problemas que
tenemos, porque todos son generados y provocados por el “yo” desbocado, con
todas las pasiones actuando sin límites. Así que si queremos descartar esos
conflictos, que generan división y la exclusión de uno o de millones, hemos de
ir a la raíz del “yo”, verlo tal cual es. Y si es afortunado y sensible
descartarlo radicalmente. De lo contrario participará de la tontería de las
banderas, los símbolos, la tradición y las costumbres folclóricas, del ejército
salvaguarda de esa idea y teoría nacionalista.
Y, ¿por qué no entendemos? Parece
que estemos jugando con las palabras, lo que acaba en otro entretenimiento. El
ver no es entender, está más allá del entendimiento. Pues el entendimiento es
una reacción intelectual. Cuando vemos un animal salvaje que viene hacia
nosotros no pensamos, sino que hay acción instantánea donde el intelecto no
puede operar. Por tanto, todo se trata de pasión que no es fanatismo ni
arrebato, sino del interés que tengamos por todo lo que hacemos, por toda la
vida.
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