viernes, 11 de mayo de 2012

Escritos y publicaciones 11-5-12


El amor es todo lo que decimos que es. Pero también es ir más allá todavía de eso que decimos que es y que decimos que no es. Porque, el amor no es exclusión, no excluye a nadie ni a nada. ¿Alguien que tiene amor puede excluir a un ser humano, a un árbol, a un animal?

Antes que nada hay que decir que psicológicamente todos somos iguales. Por tanto, todos estamos condicionados. Entonces, la pregunta es: ¿Puede una persona, como nosotros que somos normales y corrientes, estar completamente descondicionados? El condicionamiento es en todos los niveles y ámbitos, porque si viéramos claramente un condicionamiento y lo descartáramos, todos los demás también desaparecerían, pero en lo profundo siempre está ahí en el subconsciente o en lo desconocido. ¿Por qué no podemos librarnos por completo de nuestro condicionamiento? Porque el mismo deseo de librarnos del condicionamiento es otro condicionamiento más. Y aunque creemos que avanzamos, estamos en el mismo paradigma del condicionamiento.
Así que primero que nada, veamos lo que está ocurriendo. Y, volvemos a preguntar: ¿Podemos estar libres por completo del ego, del "yo", que dan vida al condicionamiento? Podemos y no podemos, porque nuestras mentes están conectadas unas a otras y se influyen y condicionan. Por eso, unos momentos los tenemos de libertad y al otro momento lo tenemos de servidumbre al ego. Porque, la mente es ingobernable. Solamente ella, el "yo", tiene que darse cuenta que no puede resolver los problemas, darse cuenta que es un estorbo, un obstáculo, y que tiene que cesar y desaparecer. Así que, veamos todo lo que sucede en realidad y no inventemos otra realidad que más nos gusta e interesa, porque ya la conocemos y nos encontramos seguros. Pero, en la seguridad siempre está el "yo, el condicionamiento. 

La mente es capaz de inventar toda clase de situaciones que le dan seguridad, donde siente placer. Pero lo que la mente no puede hacer es inventar un estado sin sufrimiento, de no-dolor. Y el sufrimiento, pensemos lo que pensemos, hablando de él e investigándolo sin parar, no lo vamos a comprender. Solamente estando con el dolor, lo comprenderemos de una manera factual, directa, y veremos si podemos ir más allá de él.

Ese es el problema, Wim, porque los hombres nos hacemos adictos justamente a eso que nos genera dolor. Por tanto, se necesita gran cantidad de energía para poder ir más allá de esa adicción, que aunque nos cause dolor creemos que es lo mejor. Por lo que estamos en un círculo encerrados. 

¿Podemos salir de ese paradigma de creer que vivir con esfuerzo y contradicción, con dolor, es necesario para no vernos como un vegetal, alguien sin brío y sin nervio para derrotar a cualquier oponente?
Sí, solamente haciendo del remedio, que es la solución a la manera deshonesta de vivir, la pauta de nuestra conducta. Es decir, si vemos claramente que algo es deshonesto y corrupto, todo lo que le sigue a esa percepción, es una continuación de ese descartar en cada instante. Pero, eso dicho de palabra o escrito es una cosa, pero vivirlo nos lo tenemos que demostrar cada uno. 

El pensamiento en el ámbito científico, material y técnico, tiene su lugar y es preciso. Pero en el ámbito psicológico, es un estorbo e impedimento. Pero, hemos progresado y avanzado en todo el ámbito material y sin embargo en el psicológico todavía somos como cuando vivíamos hace doscientos mil años. ¿Por qué es esto así? Porque tenemos miedo a lo nuevo, vivir en lo desconocido. 

La muerte y la vida son las dos caras de la moneda con que tenemos que vivir. Cuando llega una la otra desaparece. Pero hay algo que ya hace tiempo que me desconcierta, por no encontrar a nadie que se brindara a comentar e investigar lo siguiente cuando lo he expuesto: si haceleráramos todo el proceso del vivir al máximo, como hacen en algunos documentales de TV, en que pasan las imágenes rápidas y un árbol crece en segundos se marchita y muere, si lo hiciéramos en todo lo que tiene vida, ¿qué predominaría o quedaría? Porque si no hay vida ni hay muerte, ¿qué es lo que hay, qué es lo que queda?

El deseo de poder, es la reclamación del animal que llevamos dentro, dígase el "yo" o el subconsciente. Pero en esa dinámica del poder, y el que obedece y sigue a otro, está la desdicha, el odio y la sumisión, el alimento para el que cree que no es nadie y puede ser alguien siguiendo e imitando a al poderoso.

La mente siempre tratará de intentar solucionar lo que cree que es incorrecto, creando así la fricción. Pero si no hace nada, también se genera fricción entre la parte que quiere hacer algo y la que no quiere hacer nada. Cuando uno ve que cualquier actitud ya sea la de hacer o no hacer nada no sirve de nada, todo el ser se aquieta y llega el orden. Y este orden es la ausencia de división, y es amor.

La nada está dentro de uno, porque siempre queda algo cuando morimos que es la vida de todo el universo. Por tanto, la vida tiene más poder que la muerte. Porque la muerte es de uno, no del universo. La vida y la muerte son dos actos del escenario que es el universo que siempre está ahí. Ahora falta saber, ¿dónde se ubica ese universo?

Cuando decimos que juzgar a otro, que genera una reacción -karma-, es juzgarse a sí mismo, eso también se tiene que aplicar cuando decimos: esto que me llega al pensamiento es un pensamiento malo y lo tengo que eliminar. Porque si juzgamos ese pensamiento, y lo queremos erradicar, generaremos la misma reacción -karma- que nos divide y pone en conflicto. Por lo que, uno tiene que ver y mirar sin juzgar ya sea con desagrado o con agrado.

Y después de conocernos, ¿la solución vendrá a nosotros o nosotros hemos de ir a ella? No digas ni que sí ni que no. Porque no sabemos nada. Solamente hemos de estar atentos, vigilantes a todo lo que sucede tanto dentro como fuera de nosotros. Y, todo lo demás, la inteligencia llegará en su  momento.

No lo digas tan rápido, porque el amor es la acción directa, sin que medie el pensamiento que es tiempo. He visto centenares de flamencos jóvenes, que tenían las piernas recubiertas de sal, que no podía alzar el vuelo y sus progenitores, después de varios días de ir a verlos, dejarlos a su suerte, que era la muerte.
El amor, es sin tiempo. Por lo que ante un reto muy grande e impactante, uno puede hacer algo que nos parece inadecuado, pero ya está hecho. A eso que llamamos un arrebato de ira o rabia, puede acabar en una agresión que creíamos incapaces de hacer. El problema está en juzgar los hechos, pues no se pueden cambiar. Por eso, la dictadura es de la vida, porque se puede volver tirana.

Necesitamos un lugar para resguardarnos, comida y ropa. Eso es lo básico. Pero eso que es básico ha pasado a ser una como especie de lujo. Y ahí se ha complicado todo. No por tener más, sino porque ese avance en lo técnico y material, no ha sido acompañado en lo psicológico y espiritual. Por eso, somos como hace trescientos mil años: codiciosos, miedosos, avariciosos, crueles y violentos. Ahora el reto es de nosotros. Somos nosotros los que tenemos que ver todo esto que sucede a cada cual, sin excepción, y ver qué podemos hacer. No esperemos que nos lo diga nadie. Sólo cada cual lo tiene que descubrir.

Por eso, hay que entender cómo funciona el pensamiento. Si vemos que él necesita la seguridad que le requiere el "yo", entonces tenemos la energía par ver lo falso que es. Y si lo vemos como un peligro que es, es cuando podemos ir más allá de él. Porque el pensamiento no puede desaparecer. Para ello habría que llegar otro paradigma.

Todo eso que dicen las antiguas escritura es toda una teoría, no es un hecho. Y el hecho es que cuando morimos la materia, que es energía, vuelve a su origen que es la naturaleza. Pero, el yo Toni y el tú Subhash, ¿qué pasa con ellos? Y, ¿qué pasa cuando un animal muere, dónde va a parar su pequeño "yo" de animal? No tenemos respuesta, pues la vida es un misterio que tenemos que vivir.

Ese niño que se aferra a los padres que lo maltratan, ¿es amor lo que siente hacia ellos, o tiene miedo a estar desesperado, solo y no sabe vivir ni puede hacerlo sin ellos? El amor, es lo nuevo, lo no tocado por la mente-pensamiento, por tanto todo lo que digamos sobre él, puede y no puede ser, según las circunstancias y las contingencias de cada instante o momento.

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