Te has equivocado,
Prakasan. Yo no he cambiado ningún comentario tuyo ni de nadie.
Olvídate y no le des importancia, pues te puedes obsesionar.
Dices: “Lo único real
es el Ser, la consciencia, la Unidad. Todo es perfecto como está,
con los pesares, desilusiones y momentos de felicidad.”
Eso está muy bien dicho.
Ahora la cuestión está en saber si tú lo vives de ese modo cuando
te viene una calamidad. Porque, las palabras no son la realidad, lo
que se describe no es lo descrito.
Mientras no estemos
libres del “yo”, del “tú”, del “nosotros” y del “ellos”,
podemos decir lo que queramos pero nada tendrá sentido ni
significado verdadero. Por tanto, ¿cómo vamos a liberarnos del
“yo”, del “mi”, del “tú”, de todo el pasado, de todo lo
que hemos pasado durante un millón de años? ¿No habrá que
vaciarse de todo lo que somos: de mi creencia, de mi religión, de mi
idea o teoría política o de otra índole, de mi imagen que me he
construido a lo largo de toda mi vida? Y, si nos vaciamos de todo, es
cuando llega el vacío, la nada, desde donde podemos empezar a hablar
de amor.
Todo el problema es el
"yo". Y cómo vamos más allá de él. Todo lo demás son
palabras y más palabras, que es lo que al "yo" le interesa
y lo refuerza.
"Mejor que millones
de palabras huecas, es una palabra que trae la paz".
Ahí es donde todos
estamos atrapados, en las palabras. Porque, las palabras no son el
hecho. Decimos la paz, pero no hacemos realmente lo que esa palabra
significa. Porque la paz, ¿no es la ausencia de conflicto entre tú
y yo, entre nosotros y ellos, no es la división entre razas y
religiones, entre las distintas fracciones políticas?
O sea que si queremos la
paz, la división tiene que desaparecer y cesar. ¿Es eso posible? Sí
que lo es. Pero uno tiene que estar completamente atento a todo lo
que ocurre tanto dentro como fuera de nosotros. Pues, la tendencia y
lo que domina la mente es el errar, el saltar de aquí para allá, es
dominar y salvaguardarse, es el egoísmo.
Las calamidades que
vienen del cielo, los de la naturaleza, con esas no podemos hacer
nada. Pero, las calamidades que tú provocas en la persona con quien
convives, en tu vecino, en tu amigo, en tu compañero de trabajo,
etc., con esas calamidades si que podemos hacer algo para que no
prosigan haciendo sufrir.
La pregunta es: de este
agravio quién se beneficia? Los de aquí cuando lo toleran es porque
hay alguna ganancia para algunos, ¿no? Por lo tanto, toda la culpa
nunca la tiene el ladrón sino que la comparte con el que ha sido
robado.
Los hombres nos creemos
que lo inventamos todo. Pero, todo ya está inventado por la
naturaleza y la vida que le da. La arrogancia es una postura y
actitud también muy vieja a la que hay que ver y comprender.
Las calamidades que nos
vienen del cielo es un misterio, porque no podemos ir al principio de
ellas para ver su originaria causa. Y si pudiéramos, no podemos
hacer nada porque ya está todo determinado. Es como el padre de uno
niño, que es brutal y cruel, y desgracia de un golpe a su hijo
pequeño. El padre que ha sido violento con su hijo, también es otro
desgraciado por la mala educación que le han dado, por los
accidentes de su vida que lo han abocado a la crueldad y la
insensibilidad. Por tanto, ¿dónde está el principio? No lo podemos
saber, por eso es todo un misterio.
Con respecto a las
calamidades naturales, es el mimo paradigma: el realmente culpable
llega hasta el infinito que nosotros no podemos escrutar. Por tanto,
seguimos con el misterio. ¿Qué hacer entonces? Vivir el presente,
el ahora, con toda la sensibilidad, el cariño, la compasión y el
amor de queseamos capaces. Y todo lo demás nos llegará de una
manera o de otra.
El silencio es el vacío,
la nada, donde sólo se ve sin saber quién ve.
Toda acción crea
energía. Pero según sea la acción, esa energía será dolorosa y
con sufrimiento o será de orden que es la felicidad y la alegría.
Citar a alguien -a un
maestro o gurú, un sabio, etc.- ha de tener sólo el motivo de darlo
a conocer.
Las citas de otro, ya sea
un maestro o gurú, son iguales que las de uno. Porque todo está
ahí, solamente falta verlo y expresarlo.
El peligro del amor, no
es descubrir lo que no es amor, pues eso no es posible. El verdadero
peligro del amor es que engloba tanto lo bueno como lo malo, lo que
nos agrada como lo que no nos agrada. El amor todo lo incluye, de ahí
que sea tan perturbador y tan peligroso.
Vicky, a la verdad no se
la puede conducir porque nadie la conoce. Pues ella llega de instante
a instante. Es como el verdugo que se convierte en víctima, y al
revés, en un instante.
¿Alguien puede entender
a otro? ¿Tú puedes entenderme a mí? ¿Yo puede entenderte a ti?
Sería una arrogancia decir que si.
Ahora bien, eso es en lo
micro, en los detalles. Pero en lo macro, en lo global y básico si
que te puedo comprender: porque todos somos iguales, todos somos
egoístas, no queremos sufrir ni morir ni perder, etc.
He leído el informe que
Amnistía Internacional hace sobre el aumento de la xenofobia en
Europa. Y, eso está muy bien detallado y explicado.
Pero, donde nunca aparece
un informe detallado, como lo habéis hecho con algunos países como
España, Francia, Países Bajos y Suiza, es en los países donde hay
monarquías árabes. ¿Por qué no hacéis un informe sobre Qatar,
Arabia Saudí, Baharéin, Marruecos, Jordania, Dubai, etc., para
decir que allí se vulneran los más elementales derechos humanos?
¿Por qué os enloquecistéis en hacer lo posible para destruir a
Libia y que asesinaran a Gadafi, como así sucedió, y sin embargo
todos los otros dictadores, ladrones y corruptos, inmorales, los
toleráis? Está claro, que es porque los que mandan no os lo
consentirían. Pues, vosotros siempre estáis a favor de lo que diga
el establishment impuesto por Europa y EE.UU.
Por lo que, todo lo que
hacéis es banal y superficial, no tiene sentido verdadero alguno.
Porque en esa acción vuestra, generáis otra injusticia y agravio,
que es: a unos los destruyo, pero a otros los tolero y acepto porque
tengo miedo de perder mi negocio que es Amnistía Internacional.
He leído tu entrevista
de hoy en el diario …, en la que dices: “La mayoría del pueblo
israelí quiere la paz”.
Y, te pregunto: ¿No te
das cuenta de lo absurdo de esa pregunta? ¿Es posible que los que
quieren de verdad la paz voten a un guerrero, insensible y capaz de
bombardear y hacer la guerra que es el asesinato en masa? Vamos a
ponerlo más sencillo: Tú quieres la paz de verdad, ¿no? Pues,
¿cómo vas a contratar, que es lo mismo que votar, a un violento
guerrero capaz de destruir a los seres humanos y todo lo que les
ayuda a soportar la vida: casas, carreteras, hospitales, centros de
televisión, el parlamento, las escuelas, etc.?
Los que quieren la paz de
verdad, no esperan a los políticos para que la traigan, ni a los
líderes religiosos. Ni tampoco esperan que la paz la traigan los
representantes de una idea económica, una teoría sociológica o
cultural, de raza. Porque, la paz es una manera de vivir sin tener
enemigos, ya que estos lo son porque estamos divididos y en conflicto
con ellos.
Así que la escusa de los
políticos para poder vivir en paz, no es creíble, no es un hecho,
sino una ilusión, es la ignorancia que le interesa a todos los
políticos, a los poderosos que mandan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario