"Quien mira afuera,
sueña ... quien mira hacia adentro, despierta".
Si seguimos haciendo la
división entre fuera y dentro, entonces no hay despertar en
absoluto. Tanto lo interno como lo externo son lo mismo, cuando vemos
la realidad y la verdad.
La ciencia, lo material
tiene su lugar, pero no nos resuelve los problemas. Porque la ciencia
es fija, no nos puede llevar más allá del dolor y el sufrimiento.
¿La pregunta es, podemos ir más allá de lo material? ¿Podemos ir
más allá de los dolores físicos, de la enfermedad, de las malas
noticias, de la edad ya sea avanzada o no, ir más allá de la crisis
continua y de siempre, o las recurrentes? ¿Puede uno no ser
condicionado por nada e ir más allá de todo eso, estando libre de
la angustia, la tristeza, la depresión?
Buscar la perfección, es
pasar la vida buscándola hasta que llega la muerte y sigo sin
encontrarla. Porque la perfección no existe, es subjetiva. La
perfección es ver la realidad que es incambiable y vivir con ella,
sea la que sea. Eso no quiere decir, que no haya algo que sí se
pueda cambiar, pero entonces eso es cosa de cada uno. Y el resultado
final ha de ser ver que lo perfecto no existe.
"Un cubo de hielo se
preguntó cómo puedo ser tan frío siempre. El cubo de hielo se
respondió: mi pasado es el agua y mi futuro es también el agua. Por
lo que, es mejor para vivir estar fresco, frío y tranquilo en la
actualidad, dejando todas las preocupaciones de futuro y el pasado".
¿Cómo podemos ajustarlo
esto a la vida de nosotros las personas? El cubo no sufre y las
personas sí. Todo el problema de la vida es porque experimentamos
sufrimiento y dolor. Por lo que, la adaptación a las personas sería:
Si antes de nacer éramos la eternidad y después de morir también
lo seremos, vivamos en el presente y olvidemos el pasado y el futuro.
Una tiene que saber que
todo lo que llega se puede ir. Pero, cuando algo se va, esa ausencia,
ese vacío, ese sitio se tiene que volver a llenar. Solamente, hemos
de gozar de ese momento, que parece arrebatador, para que tenga
sentido todo lo que hacemos y nos sucede.
¿Nos damos cuenta que el
mido es algo natural en nosotros? Porque el miedo es una reacción
para ponernos a salvo ante un fuego, ante el frío que nos puede
helar, ante un animal peligroso o salvaje, etc. Por tanto, ese miedo
es adecuado. Pero, el miedo donde es un estorbo es en el ámbito
psicológico, pues el miedo siempre es el pasado. Cuando uno tiene
una mala experiencia con otro, ya sea con el marido o la esposa, con
un compañero de trabajo, con alguien que convive con nosotros, esa
experiencia que es el pasado se interpone con el presente y nos
dividimos. Pero, lo más maravilloso es que si estamos completamente
atentos a todo lo que ocurre, el pasado no podrá llegar y dividirnos
de lo que estamos viviendo, ya sea una relación, un paseo, viendo un
amanecer o atardecer, escribiendo o cocinando.
Y esto es así porque la
atención total, es el orden. Y ese orden es compasión y es amor.
Para que el pensamiento
de cada uno se disuelva, uno no tiene que estar dividido
internamente. Nosotros creemos que somos diferentes de lo que
pensamos, del pensamiento. Y esta creencia es la causante de la
fragmentación interna. Así que, no hay ninguna diferencia entre el
pensador, yo, y el pensamiento.
Si somos capaces de ver y comprenderlo, entonces usted no discute ni se enfada ni quiere destrozarlo todo. Porque, nos hemos dado cuenta que todo está unido. Que uno es como los demás, pero actuando a un nivel diferente por las circunstancias que la vida le ha dado y le da. Los hindúes tienen una religión diferente de los musulmanes, pero en esencia son igual de supersticiosos, se aferran a sus creencias, ritos y plegarias. Y lo mismo sucede a los cristianos, ya sean católicos o protestantes. Por lo que todos estamos clavados en esta tierra, que es el estar aferrados, el depender de lo que dicen los demás, ya sea un imán, un gurú, o un sacerdote. Por tanto, no creamos que somos especiales, que somos mejores, pues somos todos lo mismo: un pensamiento fragmentado y dividido, que es el que genera los conflictos, el odio, la brutalidad, la crueldad y la violencia.
Si somos capaces de ver y comprenderlo, entonces usted no discute ni se enfada ni quiere destrozarlo todo. Porque, nos hemos dado cuenta que todo está unido. Que uno es como los demás, pero actuando a un nivel diferente por las circunstancias que la vida le ha dado y le da. Los hindúes tienen una religión diferente de los musulmanes, pero en esencia son igual de supersticiosos, se aferran a sus creencias, ritos y plegarias. Y lo mismo sucede a los cristianos, ya sean católicos o protestantes. Por lo que todos estamos clavados en esta tierra, que es el estar aferrados, el depender de lo que dicen los demás, ya sea un imán, un gurú, o un sacerdote. Por tanto, no creamos que somos especiales, que somos mejores, pues somos todos lo mismo: un pensamiento fragmentado y dividido, que es el que genera los conflictos, el odio, la brutalidad, la crueldad y la violencia.
Lo perfecto no existe es
una comparación. Así que mientras exista la referencia para
comparar, eso no será lo perfecto. Si no hay comparación ni
contraste, lo perfecto es. Que, por supuesto no lo podemos nombrar
como perfecto.
Alguien sin miedo
psicológico sería una persona libre. Pues, al no tener miedo no
tendría conflictos ni problemas con las personas. No podría tener
conflictos con el negro ni con el blanco, ni con el americano o
europeo, ni con hombre o mujer. Ya que el miedo es el producto de una
imagen. Imágenes que están depositadas en nuestra memoria, desde
hace un millón de años, que es nuestro condicionamiento. Nosotros
cuando nos llega un reto cualquiera, enseguida buscamos en el archivo
para ver de tranquilizarnos por si ya tenemos referencias que nos
ayuden a encararnos con ese reto. Pero esas referencias están
muertas, no nos sirven, ya que son del pasado. Y es este pasado, al
ser tiempo -pues lo tenemos que escudriñar para que nos diga cómo
solucionar el reto que tenemos delante-, el que nos divide del
presente, del ahora.
En la relación, para que
no hay conflicto, hemos de vivirla en el ahora, si huir ni reprimir,
sino viendo como se desenlaza hasta el final. Y esto fortalece el
cerebro y la mente. Porque uno ve cada problema desde el principio
hasta el final. Y cuando se termina no queda nada por hacer, nada
pendiente para reempezar.
El amor es como la flor
que siempre florece. Y está más allá de lo todo lo que digamos, o
no digamos, de él.
Tú también das
respuestas, Tulku.
El problema no es si damos respuestas o si no las damos, lo importante es que las respuestas sean las adecuadas, las que generan orden, que es compasión y amor.
El problema no es si damos respuestas o si no las damos, lo importante es que las respuestas sean las adecuadas, las que generan orden, que es compasión y amor.
Pero ese desconcierto,
María, es una onda mental, un incidente, que no tiene ninguna
importancia cuando vemos todo el proceso de lo que está sucediendo.
Es como las olas que llegan a la playa y se estallan en la arena y
vuelven en un movimiento que no tiene fin.
El problema es cuando nos
quedamos en un proceso, en una imagen, y no podemos salir de él. Eso
quiere decir que hay una crisis profunda a la que hay que afrontar
con mucha paciencia y verle todo el recorrido. Eso, si es que somos
afortunados y podemos pasar por ello solos, con todo el tiempo
necesario.
Y cuando uno a
desentrañado toda la trama del miedo, la muerte no tiene ninguna
importancia. Porque, ella no está ahora aquí. El día y la hora que
llegue ya veremos qué pasa. Pero hablar de la muerte forma parte de
la especulación. Porque la muerte nadie la conoce, porque nunca
hemos muerto, y los que se han muerto no han vuelto para contarlo.
Sólo sabemos, que la muerte es el fin de todo lo que somos, nuestro
"yo", todos los recuerdos. Por eso, la muerte uno tiene que
estar viviéndola a todas horas, no en el último momento, negando y
dejándose de aferrarse a los muebles, los libros, a las cosas
materiales, a todo lo que uno tiene.
"Lo más difícil
para el ego librarse, es el ego que piensa que está iluminado".
Eso es lo mismo como si alguien dijera que lo sabe todo. Y entonces cree que no necesita aprender.
Eso es lo mismo como si alguien dijera que lo sabe todo. Y entonces cree que no necesita aprender.
Todo lo que se ha dicho
es cierto: la mentira es corrupción. Pero, ¿alguien puede vivir sin
corrupción, sin decir alguna mentira, aunque sea espontánea e
insignificante?
Las palabras son energía
que lleva la energía de quien las pronuncia. Pero, las palabras
nunca serán lo que se describe. Por tanto, un sabio, maestro o
vidente, lo que diga si el que lo recibe no tiene su mente preparada
para que germine en ella, no tendrá ningún sentido verdadero. Serán
como las palabras de los charlatanes y embaucadores.
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