jueves, 6 de diciembre de 2012

Escritos y publicaciones, 7-12-2012



La verdad es lo que sucede, nos guste o no, lo que venga y lo que tengamos que hacer al respecto. Sin división ni conflicto. Pues éste conflicto no podrá ser.

El hombre tal vez pueda o no pueda liberarse -empecemos por ahí-. Porque el problema es que hay dos fuerzas que chocan -que entran el conflicto, la división-. Por una parte, él no quiere morir, que sería la parte animal de aferrarse al cuerpo y a la vida -que es lo que conoce-. Pero por otra parte, sabe que esa existencia es dolorosa y causa dolor a todo lo que toca: pues ha de comer y salvaguardar su cuerpo. Por tanto, hay el conflicto entre el hombre que actúa solamente para sobrevivir –lo que todos hacemos- y el otro que quiere sobrevivir pero haciendo el menor daño posible. ¿Eso puede ser? Si, que puede ser; descartando su conflicto y división interno. Y para descartarlo, ha de darse cuenta y comprender cómo funciona el pensamiento.

Ver la realidad y aceptarla, es el mayor acto de devoción a la vida.

Allá donde vayamos llevaremos lo que somos. Por lo que el problema siempre es ahora. Y hay que resolverlo ahora. Todo lo demás es una ilusión.

Ver lo que sucede y aceptarlo, es el mayor acto de devoción a la vida, es religión, es la inteligencia operando. Eso es el amor.

Con todos los respetos, para el entrevistador, el entrevistado, el programa, y a parte de lo interesante de las informaciones, me parece todo tan superficial. El problema es uno. Y es sólo uno, cada cual, el que lo tiene que ver y solucionar. Gracias, Olivia.

Nada más siento por el mal que les va ha llegar a los israelíes por todo el mal que causan y han causado a los palestinos.

La mente no se puede controlar, ella es ingobernable. Por lo que si queremos dominarla generamos conflicto en ella. Que es como vivimos, lo que estamos haciendo. Solamente hay que mirar todo lo que sucede dentro y fuera de nosotros, sin huir, sin intervenir, sin deseo en ninguna dirección. Y, entonces, en esa ausencia de división ni conflicto, la mente se aquieta, comprende lo real, la verdadero.

Los europeos que colonizaron todo el mundo, pensaban que allá donde iban encontrarían, o construirían, el paraíso. Pero, esa era la ilusión de una mente superficial. Pues todo -lo malo y lo bueno- lo llevamos dentro de nosotros. Y lo mismo puede suceder, si se descubren otros mundos en otras galaxias.

Gracias, Gurú Siva, por esa música tan extraordinariamente libre.

He leído tu entrevista en el diario... Gracias por tus informaciones y comentarios.
El hecho de que todas las inteligencias del planeta, artificiales o no, evolucionamos juntas, es algo que no se acepta, ya que es difícil de entender, vivir en cada acto de nuestra vida cotidiana. Y es por eso, que aceptamos la divisiones y las castas, los nacionalismos enfrentados unos a otros, la mujer y el hombre y su lucha interminable.
Porque, si fuéramos realmente inteligentes -aunque solamente fuera una persona o un grupo- eso se transmitiría a los demás. Y ya no habría conflictos, crueldad, inmoralidad ni corrupción, ni violencia ni guerras. Por lo que, los que se llaman inteligentes, que dicen que saben, viven en una ilusión. De ahí todo el desorden que generan los dirigentes, los líderes políticos y religiosos, los gurús. Pues aunque digan que saben -y sus seguidores dependan de ellos, creyendo que ellos sí que saben y que les van a solucionar sus problemas- no pueden dar solución a los problemas del hambre, de la injusticia, de corrupción e inmoralidad. Porque no saben deshacerse de la división interna y el conflicto que genera. Y mientras haya división, la inteligencia no puede operar. Sino que todo será una continuidad del paradigma que siempre ha sido: conflicto, enfrentamiento, violencia y guerra.

Sin conocerse el interior de lo que somos, saber todo lo de fuera no tiene ningún sentido. Ya que lo externo es superficial, banal, ilusorio.

El verdadero conocimiento al abarcarlo todo, sabe y no sabe. Pero ese no saber es el que lo hace que sepa todo. Por eso el que sabe, sabe que no sabe todo. Sabe que con las palabras solamente, no podrá saber todo.

El cuerpo es un universo dentro de otro universo que lo engloba todo. Pero la pregunta imposible es: ¿Qué engloba a eso que engloba todo? Como no se puede responder, eso es lo mismo que el cuerpo que tenemos: se puede decir que existe, como decir que es una ilusión. En realidad, la realidad última no podemos asirla ni cohabitar con ella. Sólo existe el estado de beatitud y de gracia que nos da el sentimiento de unidad.

El problema está en que, en el momento en que somos conscientes de ese instante, que decimos atemporal, ya estamos dentro del tiempo, de la temporalidad. Por lo que, eso quiere decir que estamos distraídos, inatentos a lo que observamos o hacemos. Pues, solamente cuando hay atención total, profunda, que uno está más allá del tiempo.

El que se conoce realmente no habla de dios. Porque sabe que dios es el fruto del pensamiento, es una esperanza, un suspiro e ilusión. Lo importante es conocer cómo funciona el pensamiento.

Lo desconocido, Mara, lo nuevo, es lo que la mente no ha tocado ni manoseado. Y eso llega del vacío de la mente de todo lo viejo y conocido. Uno ha de saber conducir un coche, hacer la comida, manejar el ordenador, etc., pero en el ámbito psicológico ha de estar en la actitud mental del no sé. Porque si ya sabemos, lo manejamos, tocamos, generamos la actividad del 'yo', que siempre es lo viejo y conocido.

Si la mente no toca, no mira, no puede crear. Es cuando hay un contacto, cuando mira y escudriña, que la mente pierde la inocencia, pues ya sabe lo que hay. Y entonces empieza todo el proceso de huir si le molesta y de querer cambiarlo; o, si le gusta, el agarrarse a ello, aferrándose. Por lo que está interfiriendo en la realidad, que es como un gran río a la que la corriente no se la puede detener. Y entonces no hay libertad, la energía no fluye en su totalidad. Pues estamos trabajando en el pasado o en el futuro, que son dos cosas muertas.
Entonces, si no miramos ni escudriñamos, si no queremos saber qué será el futuro, si no cotejamos con el pasado, entonces somos libres y es cuando llega lo nuevo e inmaculado.

La verdad, que es lo nuevo, es el amor. Y el amor no puede ser si hay división interna con su conflicto.

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