Sí, eso es cierto. Pero del que manda nunca se
pude fiar de él.
El deseo, que son pensamientos,
no se puede bloquear, eliminar. Solamente hay que ir más allá de ellos.
¿De un funcionario -un ser
humano- te fías? Pues, si que eres confiado e inocente. Además, ¿quién controla
al controlador -el funcionario-? Todo es tan absurdo, pero nos gusta creer en él.
Siempre el más poderoso y más astuto, va a mandar. El pez grande se come al
pequeño. ¿Eso se puede cambiar? Si uno quiere, se puede: descarta lo que hay:
división, racismo, xenofobia. Y ama al amor y a la compasión.
Lo que está claro es que una
ofensa o agravio, genera todo esta confusión y algarabía. Ahora bien, algunos
necesitan esta algarabía. Por lo que hay que ver cuál es la necesidad y saber
lo que genera. Como las drogas, las adicciones. ¿Pero las adicciones pueden
cesar? No. Por tanto, hay que ser adicto al amor y la compasión.
“Mi Maestro es genial: ¡me quita
cada idea!”.
Pero, ese maestro tan genial,
tiene que quitarse el ideal de quitar el ideal a los demás.
Pero, el amor si es, al ser
inteligencia, va a ir más allá de la droga, de cualquier adicción.
El amor es negar el deseo de
hacer daño, porque has visto que ese deseo va a generar más daño. Si es así, no
hay esfuerzo, sino algo natural como poner una pierna tras otra para poder
caminar.
Todo eso que estás diciendo, es
porque ya tenemos una idea de lo que va a ser el amor. El amor es estar más
allá del bien y del mal. Es la máxima seguridad posible. Es decir, donde no hay
conflicto alguno, ni contrapuestos ni contradicciones.
El problema de identificarse con
alguien, es que genera división. Es la misma división que hay entre el
pensamiento y el pensador, cuando los dos son lo mismo Y esa división cuando es
la base de las respuestas a los retos, es cuando genera todo el conflicto, el
desorden que hay en todas partes. La identificación es dolor. Y la no
identificación es la liberación del dolor.
Eres muy fatalista. ¿Cuándo uno
se divorcia, se le puede decir que no se vuelva a casar? ¿Cuándo alguien no le
sale bien un negocio, todos han de salir mal?
Juan Carlos, puedes explicar o
aclarar lo último que has escrito.
Puedes explicarlo de otra manera,
Sergio. Pues no capto dónde quieres ir a parar.
Ves, Juan Carlos, ya te estás
dividiendo. Porque cuando dices: 'El monje sólo tiene como arma el silencio'.
Te estás dividiendo de la realidad, que es la totalidad, que todo lo incluye:
el ruido y el silencio, la acción o la inacción física, el frío y la calor.
Una pelea de vecinos de callejón
que están aburridos y se inventan historias para distraerse y entretenerse.
Pero, resulta que todos los callejones son iguales.
Esa es tu opinión.
Más división, Juan Carlos: no hay
salida ni entrada al Samsara. Pues, no hay principio ni fin, ni procesos. Sólo
hay dolor y su liberación.
Si te fías de las personas, es
que no te conoces. Y por tanto no conoces a las personas. Las personas todas
fallamos. Lo otro, creer que no nos van a fallar, es una historia que hemos
inventado, pero no es un hecho.
El precio es la vida que nos toca
y lo que nos trae.
Una persona son todas las
personas. Pues, todas actuamos por el mismo paradigma del egoísmo, de la avaricia,
la codicia. Originado por la división interna, el 'yo'.
Las personas somos básicamente
iguales psicológicamente. Uno es nacionalista, el otro también los es; uno
quiere que le amen, los demás también; todos queremos que nos respeten, todos
lo quieren y necesitan. Es la ilusión, el ‘yo’, que dice: soy inglés, soy ruso
o catalán, alemán, español o americano. Cuando solamente somos seres humanos
desvalidos y necesitados de respeto, de afecto, de cariño. Y es por eso que no
nos amamos, que nos queremos destruir. Y esa es la responsabilidad de cada uno.
Hola Tao, vamos a compartir lo
que necesitemos.
"La conciencia no es el
pensamiento".
Aunque lo usa y lo convierte en
orden.
Hasta después de muertos, nos retratamos.
Porque lo que hemos hecho lleva su inercia que nos descubre.
El tiempo psicológico es el
problema porque se genera el pasado y el futuro, el presente, que se interpone
con el ahora.
Nada vence a nada. Vencer o
perder, es el resultado de la división. Todo es una sucesión de la vida.
La evolución espiritual,
psicológica, un impedimento porque es
tiempo. Y el tiempo, el llegar a ser, es una ilusión que no tiene fin. El
despertar es ahora, siempre ahora.
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