domingo, 19 de agosto de 2012

Escritos y publicaciones 19-8-12

Cuidado, el corazón llega donde no puede ir la razón.



¿Vicky, quieres hablar? Pues empieza con lo que tú quieras. Por ejemplo, eso que dijiste ayer de que tú y yo tuvimos una historia.

Pero no sé a que te referías con que tenemos un problema. Me refiero si es que tú lo decías como personal o como un ser humano como todos.

Prosigue, Vicky. Si quieres.

El problema es que la mayoría son demasiado intelectuales. Y les sale demasiado la vanidad. Y hablan y hablan y no dicen nada de lo que interesa.

Te dije: que entre tú y yo no había ninguna diferencia, salvo detalles como el idioma o el lugar donde vivimos.

Pero, no tengo claro si tú querías referirte a otra cosa. Cuando hablamos por teléfono, que estábamos muy acoplados. Y todo desapareció.

Vuelve a explicar más claramente, si puedes, todo eso que pasó entre tú y yo. Si era una apreciación mía o era real, porque tú también lo sentías.

Psicológicamente no existen frenos ni proyectos, sólo existe lo que llega. Como mujer me excitas y te deseo .Lo que venga después nadie sabe lo que pueda ser.

Solamente espero, que en esta relación que tienes conmigo pongas a prueba todo lo que sabes de Jiddu Krishnamurti. De lo contrario sufrirás. Porque, yo no tengo reglas. No sé si tú las tienes. Porque, si hay alguna expectativa, es cuando puede llegar la frustración, la depresión, etc. Yo no quiero nada de ti ni de nadie. Nos ayudamos mutuamente porque sale.

Las palabras no son la realidad, parece que sean una distracción más. Seguro que estás de acuerdo. Todo lo que tú digas o diga yo, no tiene ningún sentido verdadero. Pues las personas estamos demasiado desprotegidas ante la vida y todo lo cambiamos según nos convenga. Porque al final de todo está le dolor y la vida. ¿Tú quieres sufrir, quieres dejarte morir por los demás? Pues ahí es desde donde hemos de partir. Todo lo demás no sirve nada, pues no somos realmente libres para dominar nuestro cuerpo y lo que él nos genera.

Pero es que hay un momento en que no sabemos lo que es la verdad. Y entonces decidimos hacer lo que creemos que es mi verdad. Por eso, no nos podemos fiar de nadie: ni de hijos, ni padres, ni pareja ni amigos ni vecinos. Nadie es de fiar. Y por eso no me fio de tú ni de tus palabras, Y tú, no te fes de mí, porque te defraudaré.

Voy a comer. Luego te constaré. Sólo quiero anticiparte que lo que pienso yo, lo que digo yo, es lo mismo que tú también dices. Porque el observador es lo observado.

¿Quieres empezar tú a decir algo?

Ya estás fallando. Me siento como tú. El observador es lo observado. Estás hablando como una mujer.

Vamos a empezar a investigar, ¿estás de acuerdo? Primero: ¿Por qué quieres relacionarte y hablar conmigo? ¿Es por qué tienes miedo de estar sola? ¿Es por distracción, porque no hay nadie más? ¿Es por caridad porque yo te sigo y puedes pensar que te necesito? ¿Es por excitación y sexo? ¿Es porque te doy algo que los demás no te dan y es como un negocio? ¿Por qué es, Vicky?  Si no quieres no contestes. No lo necesito, porque yo lo sé. Lo haces como lo hago yo: todo es una mezcla en la que ninguna motivación domina a las otras. Es decir, somos dos pobres personas ya mayores que necesitamos hacer algo con los demás. Ahora bien, eso que parece tan ridículo, según  como lo hagamos va a determinar la corrupción o no.

Entonces paramos. ¿O tú quieres hablar de algo, o si necesitas algo de mí? No seas trágica, es el juego de la vida. Y la vida es dura como una roca. Pero tú eres muy dulce y fina. Y te has de cuidar por si alguien te puede hacer daño. Igual como me pasa a mí. ¿Tú dirás?

No soy trágico, soy serio. Estoy como si estuviera conduciendo un coche por una transitada carretera, no puedo distraerme, ni hacer risas, etc. No quiero causar sufrimiento ni dolor a nadie. Eso es todo. Creo que lo comprenderás. Sí, me puedes ver muy serio. Pero esa es mi manera de vivir. No quiero banalidad ni superficialidad, ni entretenimientos ni distracciones. Sólo intentar hacer bien lo que hago. Y eso, requiere toda la atención.

Creo que como lo planteas tú y alguno de tus amigos en el grupo, no es correcto. La solución no es hablar de psicología sin parar. La solución está en la compasión y el amor. Si solo es psicología se acaba creyendo que todo lo que hacemos está bien. Para saber si lo que hacemos está bien, hemos de ver el dinero que tenemos, las propiedades, cómo tratamos a los sirvientes, si somos nacionalistas, si vivimos derrochando, persiguiendo el placer. Es decir, si vivimos como corruptos la psicología puede decir que no, que vivimos correctamente. Ese es el problema de la psicología. Por eso te dije, que es la religión la que tiene la solución definitiva.  De acuerdo. Hasta otra ocasión.



Para escuchar no hay que tener prisa ni negocios personales ni económicos. ¿Dónde está ese hombre? Cuando alguien va detrás de algo, pierde la sensibilidad se hace indolente y no quiere saber nada que no sea lo que le interesa.

El recto pensar no es pensamiento, es la percepción que no podemos dominar. Eso es la libertad, porque no trabajamos para nada ni para nadie.

Aunque el miedo sigue y seguirá en nosotros, como todo lo que no queremos también sigue ahí en nosotros. El reto es qué hacer con todo eso que es nuestro, como la piel y no lo queremos. Hay que ir más allá de todo eso, como hacemos con la calor o el frío: lo soportamos sin hacer un problema, un conflicto con ello. Y si no hay conflicto el miedo no puede ser.

Jiddu Krishnamurti, y lo que dijo, es como una señal indicadora para una dirección. Nada más. Él dijo más o menos lo mismo varias veces.

Bueno, el miedo físico es preciso si no el cuerpo ya no existiría, porque no podría huir del fuego o del frío extremo, ante un peligro, etc. El miedo psicológico surgió al percibir que ese miedo físico podría pasar de igual manera al ámbito psicológico. Yo tengo tres hijos, pero si me quitan uno voy a perder seguridad, etc. Y entonces es cuando nació el miedo psicológico que es una anticipación de lo que todavía no ha sido. Y al desarrollar esa defensa ante el miedo, es cuando decimos: voy a cambiar esta realidad que no me gusta por otra realidad que sí que me gusta y satisface. Y así es como vivimos. El miedo no es el problema, es lo que hacemos con él.

Si, sé de que hablas y lo que quieres decir, Carmen. Si uno se ve con un animal en el campo, pongamos un perro medio silvestre, si tú no huyes ni quieres luchar con él, entonces se crea un estado de no-división de no-conflicto. Es decir, ha aparecido el amor, que es atención total con lo que vemos. Y, ¿qué puede pasar? Lo que pase será lo menos dañino y peligroso para nosotros. Y ahí hemos ido más allá del miedo.

El ego, el 'yo, es el que ha generado todo este caos en que vivimos. Porque el 'yo', es divisivo y fragmentario. Y donde hay división, el amor no puede ser. Y si no hay amor, tampoco hay compasión. O sea que el origen de todo el desorden es la división interna, que al salir y manifestarse afuera, externamente, es cuando se genera este mundo de confusión y conflicto. ¿Lo ves Carmen? Todo el trabajo está en poder ir más allá de la división interna. 

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