sábado, 24 de octubre de 2015

Viviendo en otoño: Sumisión

Viviendo en otoño: Sumisión: ¿Vives por ti y para ti? ¿Eres la misma dentro y fuera de una relación? ¿Ta acoplas y amoldas a lo que quiere ese o esa que está a tu lado ...









¿Estamos seguros de lo que quiere  los otros en 
la relación que tienen  con
nosotros? A lo mejor ellos piensan que nos están ayudando.
Hay una mujer de unos treinta y cinco años, que antes del
verano se encontraba deprimida. Quería un perro. Tiene además del marido, tres
hijos pequeños. Compró un perro pequeño por internet y por teléfono, pero el
perro no llegó. Hasta que al principio del verano su marido le trajo un perro
de raza grande, cachorro de unos meses.
Pronto le pasó toda la angustia, la desgana primaveral que
arrastraba, se animó sacando ella sola al perro para que hiciera sus
necesidades. Y por las tardes de verano con sus hijos a pasear tres o cuatro
horas.
Nadie se daba cuenta de lo que ella quería, necesitaba. Pero
ella quería más vida, que el perro le proporcionaba. Pues cuando iba por la
calle con el perro, las personas le preguntaban sobre él, los que también
tenían perro se juntaban con ella e intercambiaban informaciones, se
relacionaban.
Y ella con el perro se siente feliz, a gusto, a pesar de los
muchos problemas que le causa –que también la animan porque tiene que
solucionarlos-.
Ahora el problema es que se ha hecho dependiente de la
relación con el perro y lo usa como un refugio. Y ella huye con el perro.
Huyendo de una manera disimulada tanto cuando puede.
Por eso, insisto, ¿quién sabe lo que quieren los demás? Todos
creemos que somos nosotros los importantes, los que ayudamos, los
imprescindibles. Pero no. Eso es una ilusión. Porque todos somos básicamente
iguales en lo psicológico. Somos ayudantes y receptores de ayuda a la vez. Como
los perros que sacan los cuidadores a pasear. ¿Saca el perro al dueñp, o el
dueño al perro?

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