miércoles, 14 de octubre de 2015

EN MI PROPIO CAMINO: La Ley del Desapego: ¿Qué nos enseña el Budismo?

EN MI PROPIO CAMINO: La Ley del Desapego: ¿Qué nos enseña el Budismo?:     Un turista americano fue a El Cairo, con el único objetivo de visitar a un famoso sabio. El turista se sorprendió al ver que e...









Todo en la
vida es una ilusión. Y el desapego también lo es. ¿Quién es el que se apega al
cuerpo, a lo que sabemos, a las propiedades, sino el ego, el 'yo'? Pero, ¿puede
el 'yo' cesar y desaparecer para siempre, no volver su actividad nunca más? No
puede, porque mi mente no es mía solamente, forma parte de una grandiosa unidad
infinita. Y mientras a los demás les siga operando el 'yo', también nos opera a
nosotros, aunque sea en una actividad menor.
Eso es lo
mismo que también pasa con la no-violencia, ¿podemos estar libres totalmente de
la violencia, de la actividad violenta? No. Porque la vida es violencia, porque
hemos de comer, hemos de defendernos de los insectos, de los pájaros que se
comen nuestras cosechas, de los animales que nos pueden matar, y finalmente
hemos de defendernos de los demás que también quieren lo mismo que nosotros:
sobrevivir, vivir seguros, a la persecución del placer.
Solamente
cuando la mente está quieta, cuando el 'yo' ha desparecido, que la violencia no
la vemos como tal, sino como otra actividad más. Pero eso son sólo instantes,
ya que pronto vuelve el 'yo' y su padroteo: 'No debí de haber sido agresivo. He
matado a un animal para comer -o alguien lo ha matado por mí, para mí-. Podría
intentar vivir sin comer carne'. ‘Podría vivir sin tantas prisas y ansiedades
que me hacen brutal, cruel, violento'.
Y ese
parloteo es división, desorden, confusión, que es la manera como vivimos. La
división llega con ese deseo de ser mejor. Y hasta que no se comprenda el deseo
de más, de mejor, todo seguirá igual.

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